NARRA KEITH
—¡LAUREN!
No, no, no.
Por favor, no me hagas esto.
Corrí escaleras abajo, con el cerebro apagado y toda la sangre corriendo por mis venas, mientras la imagen de Lauren cayendo hacia el suelo, con los ojos muy abiertos y la mano extendida hacia mí, se repetía una y otra vez en mi cabeza.
Antes de darme la vuelta y correr había visto sangre, en su cabeza...
Garrik llegó detrás de mí, y no dudó un segundo en seguirme a través de la puerta de entrada, como si ya lo supiese todo.
Algo dentro de mí se rompió cuando lo vi. No podía ser cierto.
En medio de una entrada arenosa y fría, estaba tendida Lauren. Su pierna se encontraba en una posición sumamente extraña, pero lo que más me asustó no fue eso, sino la mancha de sangre que salía de su cabeza y parecía extenderse lentamente en la hierba.
—¡Oh, dios mío! —Escuché a Garrik.
Pero yo ya me había arrodillado al lado del cuerpo de Lauren. No quise moverla mucho, ¿y si...? Tomé su mano, estaba caliente, pero sus ojos se habían cerrado.
—¡Tenemos que llamar a la ambulancia! —gritó Garrik, tirándose a mi lado—. Maldición, ¿dónde está mi teléfono?
Lauren, no.
No me hagas esto, por favor...
Con el miedo más grande que había sentido nunca, llevé los dedos a su muñeca. Gracias a mi instrucción como soldado pude manejar el momento. Porque todo dentro de mí gritaba que chillara, que entrara en pánico, que la moviera y la abrazase, que...
—Tiene pulso —dije por fin—. Es débil, pero sigue viva.
Los ojos de Garrik buscaron los míos. Tenía el teléfono móvil en su mano, pero los dos sabíamos que una ambulancia no llegaría suficientemente rápido. No después de golpearse la cabeza.
—Solo podemos hacer una cosa.
Los estuvimos de acuerdo.
No era lo ideal.
Era lo último que deseábamos, pero si no... Lauren moriría.
Ella atravesaría el portal con nosotros.
Fui a tomarla entre mis brazos, con el corazón latiéndome demasiado fuerte. Por favor, mi amor... No te vayas.
Todo había sido tan, tan rápido. Y mi culpa. Porque estaba suficientemente cerca como para atraparla.... y suficientemente lejos como para no llegar a tiempo.
No tendría que haberla dejado subirse a la barandilla. Tendría que haber visto el peligro. Tendría que...
—¿Estás seguro de que funcionará? —Me interrumpió Garrik antes de que la levantara del suelo.
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El sexy chico invisible que duerme en mi cama © | REESCRIBIENDO
Fantasy¿Qué pasaría si descubrieras que hay un chico al que sólo tú puedes ver? Eso es lo que le ocurre a Lauren en esta historia, quien tiene que aprender a tratar con Keith y todo lo que ver a un chico invisible involucra. Obra registrada en Safe Creativ...