Capítulo 22

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- Si quiero... y estoy lista para pasar una eternidad contigo... Eros... pero ¿Tú lo estás? ¿Quieres pasar la eternidad junto a mi? - Cuestioné apoyando mi mano en su mejilla.

- Eso no tienes que dudarlo... - Me sonríe y se acerca a mi rostro - Mi amor... -

- Mi amado Dios... -

Ambos sonreímos y unimos nuestros labios una vez más, sonreímos en aquel beso y lo disfrutamos bastante, aunque se nos fue un poco de las manos y allí... en el jardín volvimos a unirnos en carne y alma, demostrándonos el amor que teníamos el uno por el otro.

Solo había una cosa más por hacer... y era decirle a la suegra sobre nuestra relación...

***

***

- No estoy segura que le agrade... soy una humana... - Mencioné nerviosa.

- Lo eres, pero eso no te quita valor... al menos no para mi - Besa mi frente - Estarás bien... -

Resoplé sin poder contener mis nervios, además de presentarme ante la Diosa Afrodita, también estarán los demás Dioses... ya que Eros me había traído al Monte Olimpo para finalmente anunciar nuestra relación y pedir la bendición de Afrodita para... bueno... casarnos ¡Cosa que aún no me lo creo!

¡Por Zeus!

Hablando de él... Eros también quiere pedirle que me haga inmortal... Muchas peticiones para un solo día, no creo que sea bien visto... creo que sea mejor regresar.

Miré atrás pero solo había cielo, ya que el Monte Olimpo estaba en el mismo... No me podía regresar...

¿Si me tiro o... me caigo "accidentalmente"?

No... Eros me atraparía y me regresaría aquí. ¡Lo que pasa cuando tu pareja es el único que tiene alas!

- Vamos... - Eros me estira levemente cuando ua estuvimos frente a la inmensa entrada del palacio.

- No creo, me regreso - Dije dándome media vuelta para irme y tal vez tirarme desde aquí.

¿Si Céfiro me atrapa? ¡Hay que intentar!

- Ris... -

El tono de voz de Eros y el como dijo el apodo que solo él usa... me hizo estremecer y detenerme. Odio el efecto que tiene en mi con solo pronunciar mi nombre... ¡Pero a la vez me gusta!

- Ay, ya sé, ya sé... - Bufé y regresé a su lado - Que conste, lo hago por ti pero si pasa algo te culparé. La que avisa no traiciona -

Eros ríe pero sujeta mi mano, volví a suspirar para calmarme y justo en ese momento las puertas se abren y nosotros tuvimos que entrar.

¡Por mi abuela! ¡Aquí están todos y cada uno de los Dioses! ¡Esto es mucha más presión de lo que imaginé!

- No puedo - Murmuré entre dientes mientras caminaba y sonreía con nervios.

- Si puedes -

- Que no... puedo - Lo fulminé un segundo.

- Mira, ya llegamos, si te sales ahora será peor -

Y tiene razón... ¡¿Por qué acepté?!

Casi me atraganto con mi propia saliva cuando Zeus se levanta de su trono el cual estaba junto a la Diosa Hera.

- Al fin nos conocemos, todos aquí hemos oído mucho de ti Thearos... - Pronuncia finalmente Zeus.

Tragué grueso pero miré a un lado de reojo y noté a la Diosa Atenea que sonreía bastante. Verla... me trajo cierta tranquilidad, además... no tan lejos estaba Anteros y... ¡¿Psique?!

¡¿Pero qué... ?!

No, no, Zeus está hablando... concéntrate en el Todo Poderoso y... no prestes atención en que estás haciendo expresiones raras.

- Entonces... Digan el motivo por el cual han venido -

Miré a Eros cuando él presionó mi mano y sonrió antes de dar un paso al frente.

- Hemos venido para que vuelva a Thearis inmortal como nosotros... No podría tolerar perderla mientras yo sigo igual... - Me mira y yo me sonrojé y me atreví a dar el paso para estar junto a él y agarrar su brazo, ambos entrelazamos nuestros dedos.

- Ya veo, entiendo completamente... ¿Esa es la única petición? -

Eros iba a volver a hablar pero yo me adelanté pudiendo finalmente pronunciar palabra.

- En realidad... también he de pedirle algo a la Diosa Afrodita... - Ella, quien estaba entre las primeras filas me mira y yo bajé la cabeza un momento en una reverencia - Quisiera pedirle... su bendición para casarme con su hijo, le aseguro que estaré para él y lo amaré incondicionalmente durante todo el tiempo que estemos juntos... -

La mayoría de Dioses que pude verles el rostro sonreían convencidos por mis palabras, hasta Zeus y Hera sonreían. Todos esperaban el veredicto final de la Diosa Afrodita y yo estaba realmente nerviosa.

Miré a Eros quien se veía bien, pero sus alas se sacudieron un poco. Estuve lo suficiente junto a él como para saber que eso le ocurre cuando está nervioso.

Mi Amado Dios 'EROS'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora