II

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JungKook metió los pulgares en los bolsillos de sus pantalones vaqueros negros y miró como Min YoonGi chisporroteaba. El hombre era divertido y una parte distante de él se entristeció, porque quizás tendría que eliminarlo, pero YoonGi era un testigo, daños colaterales. Tenía que hacerse.

—No es muy agradable burlarse de la gente, Sr. Jeon. Fui honesto sobre mi empleo. Sea educado siéndolo igualmente conmigo.

—¡Oh! Estoy siendo honesto contigo, YoonGi. Soy un asesino. — JungKook no se sorprendido cuando los ojos marrones oscuro del pequeño hombre se pusieron como platos. Lo esperaba. Lo que no esperaba, era la forma cuidadosa en la que YoonGi lo miró de arriba abajo, como si buscara algo, quizás un arma.

—¿Estás aquí para matarme? — Bueno, eso era ir directo al grano

—Es posible.­­— La frente de YoonGi se arrugó cuando frunció el ceño.

—¿Debido a que he visto tu cara?

—Sí — respondió JungKook, a pesar de que lo sorprendió con su rápida conclusión. Sin embargo, no permitió que su sorpresa se le notara en su rostro. Sólo miró a JungKook en silencio mientras el hombre juntaba sus manos frente a él.

—¿Te llevarás a mi gata? — JungKook casi deja caer su mandíbula mientras miraba a YoonGi pasmado.

—¿Estoy aquí para matarte y quieres saber si me llevaré a tu gata?

— Precious se enoja mucho si la dejo sola mucho tiempo. Ella puede hacer un lío. —Se apresuró YoonGi a través de la habitación hacia la esquina, agachándose recogió al mayor gato mestizo de pelo largo que JungKook hubiera visto nunca. ¿Esa era Precious? Parecía que podía comerse todo un trozo de carne de vacuno por sí misma y aún tener hambre.

Es una chica muy buena — continuó YoonGi mientras llevaba al enorme gato hacia JungKook.

— Tengo la comida para ella y todo eso. Podría hacer las maletas para que te la lleves junto con su cama, mantas y juguetes. No tomaría mucho tiempo, te lo prometo.

—YoonGi, estoy aquí para matarte — dijo JungKook lentamente en el caso de que el hombre, no lo hubiera entendido — No estoy aquí para hacerme amigo de tu gata.

—Pero...

—¡YoonGi! — JungKook no podía creer que estuviera teniendo esta conversación con un objetivo potencial. Los chicos en la agencia se estarían partiendo el culo de la risa, si pudieran verlo ahora mismo.

—Está bien, entiendo. — JungKook frunció el ceño cuando la voz de YoonGi titubeó un poco.

— Me imagino que tienes que viajar mucho por tu trabajo y realmente no tienes tiempo para un gato. ¿Si hago las maletas con sus cosas, la dejarías en el piso de abajo el de la señora Kim? Podrías dejarla delante de la puerta de la señora Kim. Precious tiene un trasportín a pesar de que no le gusta utilizarlo.

—YoonGi, no voy a hacer nada por tu gata.

—Pero, podrían transcurrir varios días antes de que alguien descubra mi cuerpo. — YoonGi agarró a la gata contra su pecho hasta que ella dejó escapar un maullido de protesta.

— Precious podría morirse de hambre. — JungKook puso los ojos en blanco.

— Bien, si eso te hará sentirte mejor, me aseguraré de que Precious sea cuidada. — Cualquier cosa para hacer que el hombre dejara ir a su maldita gata.

—¿Me lo prometes?

«Los asesinos no hacemos promesas».

—Sí.

El Maullido del GatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora