Capítulo 6

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Narrador.

Habían pasado algunos meses y el vientre de Nahia ya estaba muy grande. El Alfa estaba muy feliz, cuidaba a su hembra y la complacía en todo lo que podía. Su amor por ella crecía cada vez más y el de Nahia por él también. Inevitablemente se enamoró de él, estaba enamorada y lo amaba, aunque ella fingiera que no. La hacía sentir bien hacer sufrir a la criatura que la lastimó.

Aunque hiciese eso ya lo amaba, lo amaba al igual que al bebé que esperaba. Enterarse de que estaba embarazada fue horrible y doloroso. Las mujeres de la aldea de la manada se lo dijeron, pero su amor maternal salió más a relucir que su odio.

Lo amaba, no importaba quien era su padre, era suyo y tan sólo sentir cómo crecía en su interior la volvía loca de amor.

Quería saber que era su bebé, pero no sabía cómo descubrirlo. Aunque algo en su interior le decía que era varón.

Ella también sentía que el bebé necesitaba y amaba mucho a su compañero, si él estaba allí entonces su bebé estaba tranquilo, cómo en ese momento, que su padre lo estaba mimando.

El Alfa pasaba su lengua por el vientre de ella en señal de besos.

- Siempre me haces cosquillas.

Dijo Nahia riendo un poco, él la observó muy tierno, ronroneando y refregando su cabeza con la piel de ella, la acarició.

Después de tanto tiempo entre mimos, el Alfa se fue y Nahia se quedó sola en la cueva, recostada en el nido, comenzó a acariciar su vientre pensando en que nombre le pondría a su bebé, era raro buscar un nombre para el hijo de una bestia, pero era algo que ya no le importaba... pensó en los nombres de su familia; Odón, su padre, Izan, su hermano mayor, Aitor, su segundo hermano, Blas, su tercer hermano y Ciro su cuarto hermano, pero sería doloroso llamar a su bebé con los nombres de las personas que ya no verá jamás.

Seguía pensando hasta que escuchó la misma voz de la mujer con la que soñó, en susurro, pero a la misma vez tan fuerte, le dijo: "Ryder"

- ¿Ryder? ¿Por qué le pondría el nombre de ese hombre a mi bebé?

Se preguntó y era algo ilógico, no le disgustaba la idea, pero no entendía, así que decidió pensarlo... aquel hombre era muy gallardo y tenía unos ojos demasiado hermosos, la bestia tenía una apariencia grotesca y animal, pero sus ojos eran muy humanos, de un color azul brillante hermoso, era lo único de su apariencia con aspecto humano. Eran iguales a los de Ryder.

Y allí lo entendió todo, aquel hombre hermoso, en realidad era su compañero, la criatura, la bestia, el padre de su bebé. Era... él.

Se levantó del nido y caminó por el lugar de un lado a otro mientras mordía sus uñas.

Su bebé estaba cansado y pedía descanso, así que volvió al caliente nido.

- Cariño. Te llamarás Ryder.

Dijo acariciando su vientre, sonrió, de verdad la hacía feliz saber el nombre de su compañero.

- Te amo mi pequeño bebé.

Dijo muy amorosa. Un poco impaciente se obligó a dormir.

Se despertó y miró el lugar dándose cuenta que durmió casi toda la tarde, pero no era algo que ella controlara, pues su bebé la hacía dormir mucho y extrañamente sólo cuando no estaba su compañero.

Se estaba sentando en el nido cuando su compañero llegó, él se acercó y la saludó pasando la lengua por su mejilla, y luego de la misma forma saludó a su cría.

Él se sentó a su lado abrazándola y ella lo miró.

- El bebé se llamará Ryder.

Le dijo sonriendo tierna y él hizo una expresión de sorpresa. Comenzó a mover su cuerpo inquieto y feliz.

El Primigenio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora