Ryder (El Primigenio) es un lobo maldito, transformado a partir de la mordida de un lobo prehistórico.
Él, su manada y especie afrontan un castigo de la madre luna.
Nahia es la única mujer que ha sobrevivido al castigo.
Él, una bestia. Ella, es sól...
Habían pasado unos años, el bebé creció y se convirtió en un niño grande y travieso, además de ser siempre muy hermoso.
Era gruñón y serio, pero con sus padres era totalmente diferente, amaba a sus padres con todo su corazón, y ellos lo amaban a él, con su madre se comunicaba muy bien, ambos hablaban, pero de alguna forma, entendía los sonidos de su padre, entendía lo que quería decir con un ronroneo, gruñido o aullido.
De algo estaba seguro el Alfa, Ryder sería el próximo Alfa, tenía todo lo que él, inteligencia, fuerza y astucia. Ahora ambos protegían y espiaban a Nahia, quien trataba de jugar escapando, pero no corría ni diez pasos cuando ya era capturada por su pareja e hijo.
Nahia y el pequeño Ryder se encontraban sentados en el nido mientras el Alfa se despedía de ellos... Después de un rato los dejó, él se fue, y sus dos amores se quedaron en su cueva.
Pasó el día bastante normal... Y ya era de noche, casi la hora de dormir y el Alfa aún no regresaba.
- Ven cuchito, a bañarse.
Dijo Nahia levantándose para después tomar a su hijo en brazos.
- No mami, hace mucho frío.
- Te bañaré aquí adentro bebé.
- ¡No quiero!
Nahia ignoró a su hijo, y lo dejó en el caparazón de una tortuga, esta contenía agua tibia mientras cumplía la función de una bañera/tina... Pasaba un pedazo de tela por el cuerpo de su hijo cuando él la llamó.
- Mami.
- Dime mi bebé.
- Quiero teta.
- Ahora no mi amor, te estoy bañando, y te dije que tenías que aprender a comer.
- No quiero mami, sólo quiero leche.
- Tienes que aprender a comer carne, para que seas muy fuerte cómo tu padre, y a comer frutas para que seas igual de bonito que yo.
- Que asco.
- No es asqueroso... Empiezo a creer que tendré que darte los castigos que tu padre no quiere.
Habló seria, pero su hijo comenzó a llorar.
- Mami.
- Aprenderás a comer.
Habló firme, su hijo bajó la cabeza y se dejó bañar.
Después de un rato Nahia terminó de bañarlo, lo llevó al nido y con una piel secó su cuerpo, después le puso la ropa, que consistía en una sola pieza hecha con piel de un ciervo.
- Mami.
Dijo el pequeño refregando sus ojos con sus puños, Nahia sabía lo que quería, lo tomó y se sentó en el nido dejándolo a él en sus piernas.
- Es la última vez bebé.
Dijo ella para luego sacar uno de sus pechos y dárselo a su ambriento hijo.
El pequeño tomó el pezón de su madre y comenzó a comer.
Después de un rato se durmió, Nahia se levantó y caminó un poco, sacó su pezón de la boca de su hijo y después acostó al pequeño de tres años en su cuna de paja hecha por ella.
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