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─¿No me escucharon? ─gritó Na-yeon. ─¡Cierra la ventana de una vez!
─¡Podríamos cerrar la ventana hasta que entraran bien los dos! ─empezó Gyeong-su acercándose.
─¡Siempre hay que tenerla cerrada!
─¿Qué solo piensas en ti? ─cuestionó molesto. ─¡Tu mejor amiga todavía no habia entrado!
─¡Ay, no te soporto, estupido subsi! ─murmuró Na-yeon.
Suni se acercó a la discusión colocándose adelante de Gyeong-su.
─¿Cómo lo llamaste? ─preguntó empujandola en una silla. ─¡Vamos, repitelo!
Gyeong-su sonrío aunque lo disimuló rodando los ojos.
─¡Ya basta, chicas! ─pidió Cheong-san agarrando a Suni del brazo.
─¿Ibas a golpearme, Suni? ─reclamó levantándose molesta.
─Si, te dije que lo repitas, pelirroja. ─imploró acercándose más.
La señorita Park interrumpió. ─Ya calmense las dos. Díganme que esta pasando aquí.
─¡Suni me golpeó! ─se quejó sobando su brazo.
─¡Por qué lo llamaste estupido subsi, Na-yeon! ─le recriminó la castaña. ─Eso ya es pasarse.
─¿Acaso mentí?
Cheong-san la miró molesto. ─¿Cómo pudiste llamarlo así?
─¿Por qué le dijiste eso? ─preguntó la señorita Park. ─ ¡Una explicación!
─El recibe asistencia social. ─contestó Soo-hyuk. ─Fue "subsi" para abreviar.
La profesora Park suspiró. ─Na-yeon, no vuelvas a ofender a nadie, Y tú, Suni, son mejores amigas. No deberíamos pelear entre nosotros en estos momentos.
─¿Dónde están los otros profesores? ─preguntó Ji-min cambiando de tema.─¿Ya llamó a la policía?
─Estoy segura de que alguien ya lo hizo. Yo ya no puedo porque perdí mi teléfono. ─contestó Park.
─Ya llamamos pero nadie vino. ─comentó Cheong-san. ─La policía no hizo caso y tampoco los rescatistas.
─Seguro llegarán, tengan paciencia. ─pidió intentando tranquilizar a sus alumnos.
