Soo-hyuk y Nam-ra venian corriendo hacia ellos. ─¡Entren, rápido!
Los zombies venían para devorarlos pero entraron nuevamente a la sala.
─Y yo decía que era indecisa.─murmuró Suni tratando de ignorar el dolor de estómago.
─¡Cierren las ventanas! ─Demandó Joon-young.
Hyo-ryung se lamentó. ─Ahora... no podemos subir a la azotea. Estamos atrapados de nuevo, ¿no?
Soo-hyuk asintió. ─Hay zombies afuera, así que tenemos que planear algo.
─Estoy harta. ─comentó Nam-ra. Suni se sentó a su lado con el mismo sentimiento.
─No aguanto más. ¿Por qué nos tenía que pasar está locura?
La de suéter rosa ignoró el comentario de la castaña. ─Oye Nam-ra..., ¿te mordieron? Tienes una marca allí.
Suni bajó su vista al brazo de la azabache. ─¿Te.. te mordieron?
La coreana quedó en una especie de shock. Su cuerpo no reaccionaba. Gyeong-su se acercó con cuidado y jaló a Suni a su lado.
Cheong-san agarró un tubo donde se colocan las notas y partituras. Se acercó a Nam-ra. Soo-hyuk Interfirió colocandose en frente para defenderla.
─¡Cheong-san! ─llamó su atención.─¿Qué vas a hacer?
Cheong-san pidió. ─Quítate. La mordieron.
─Ya te dije que no la vas a tocar.─demandó Soo-hyuk.
Gyeong-su los observaba en que lado colocarse. Entendía perfectamente a Cheong-san, quería proteger a todos pero Soo-hyuk amaba a Nam-ra, él haría lo mismo por Suni.
─Diles. ─ordenó hacia Nam-ra. ─Diles que no te mordió un zombie. ─Nam-ra no respondió. ─¿No dirás nada? No fue un zombie, fue Gwi-nam.
─¿Cómo? ─cuestionó Cheong-san.
─Gwi-nam la mordió. ─repitió nuevamente.
Suni se cruzó de brazos. ─¿Ese idiota sigue vivo?
─¿Por qué siempre terminamos hablando de ese imbécil? ─Gyeong-su pusó los ojos en blanco.
─¿Estás hablando de Yoon Gwi-nam? ─imploró Cheong-san sin creérselo. Soo-hyuk asintió. ─Responde, ¿en verdad te mordió él? ¡Qué respondas!
─Es la verdad. ─objetó Soo-hyuk.
Cheong-san se quedó pensando unos segundos. ─A Gwi-nam también lo mordieron.