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─Dae-su

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─Dae-su. ─habló Suni. ─Creo que te volviste loco.

─No bromees. ─le reprendió Cheong-san al coreano.

─¿Por qué? ─cuestionó Dae-su. ─Las chicas pueden esperar allá, mientras nosotros orinamos por la ventana.

─¿Cómo defecamos por ahí? ─inquirió Gyeong-su con tono obvio.

─En ese caso..., puedes bajarte los pantalones y colgarte de la ventana. ─Se subió al borde. ─¿Ves? Hacia abajo. Como si estuvieran al borde de un acantilado.

─¿Qué quieres que digamos? ─demandó Woo-jin.

Suni miró la ventana asqueada. ¿En serio Dae-su pensaba hacer eso?

─Deja de hacer el ridículo. ─regañó Hyo-ryung.

Dae-su ignoró su comentario. ─Se necesita ayuda para no caernos.

─¿Cómo piensas limpiarte? ─inquirió Joon-young.

─Otro lo hará. ─respondió el coreano.

Suni rodó los ojos. ─¡No seas asqueroso, Dae-su!

Joon-young la miró. ─Esta realmente demente.

─Tenemos que esperar. ─dijo Ji-min.─Vendrán a ayudarnos los rescatistas...

─Pero les tomaria tiempo llegar.─comentó On-jo.─Y es posible que la calle esté igual. No se cuanto tiempo esperaremos pero mi papá dice que si estamos aislados, hay que improvisar un baño.

Suni miró atentamente la mesa. ¿Podría llegar a otros países?

─¿En donde improvisaremos un baño?─demandó Ji-min.

On-jo señaló la sala de video. ─Por ahí.

[...]

─La presidenta y los demás buscarán algo para cubrir la ventana. ─ordenó On-jo. ─Cheong-san, Gyeong-su y Joon-young buscaran algo para absorber la orina y heces para usarlo como inodoro.

Suni se levantó de la silla y se colocó al lado de la coreana.

─El resto de ustedes, buscará una puerta.

Woo-jin la miró confundido. ─¿Una puerta?

─Para tapar. ─le respondió On-jo.

Todos empezaron a ayudar para poder crear un baño improvisado, incluso Dae-su que estaba indignado porque nadie apoyó su idea.

─No, coloquemos esto encima de la cesta. ─demandó Gyeong-su de mala gana.

Joon-young lo miró sin entender su humor en este momento pero hizó lo que le ordenó.

─Gyeong-su, ahora no es momento de estar celoso. ─murmuró en susurró hacia su mejor amigo.

Gyeong-su abrió la boca indignado. ─¿Yo qué? ¡Pff, nunca estaría celoso!

Cheong-san rodó los ojos. ¿En serio nunca aceptaría que estaba enamorado de Suni?

Joon-young agarró la almohada de cuello. ─El trasero de Dae-su es enorme. Voy a abrirlo.

Suni se subió arriba de la mesa y pegó los CD que le daban.

─Pasame más cinta, Nam-ra. ─ordenó la castaña.

Los chicos colocaron los casilleros para que se tape el "inodoro".

─¿Ya habrán terminado? ─cuestionó Dae-su mirando por la ventana.

─Ni idea. ─contestó Woo-jin.

[...]

Suni se acercó detrás de Joon-young.

─¿Qué haces con esa botella? ─cuestionó divertida observandolo.

El coreano saltó en su lugar asustado. ¿Cuándo había llegado?

─¿También tienes que ir al baño? ─preguntó nervioso.

Suni asintió con una sonrisa pero esta se fue borrando. Un fuerte dolor de estómago se presentó en su barriga.

¿Era porque lo único que había comido desde ayer fue unos hielos?. Ni siquiera había comido.

─Oye. ─le llamó el de lentes. ─¿Estás bien?

La coreana asintió, ignorando el fuerte ardor de garganta que poseía.

Dae-su salió con una caja de pañuelos tendiendosela a Joon-young pero este negó.

─Pasa tu primero. ─le señaló la puerta.

Suni sonrió. ─Gracias.

Dae-su le intentó dar la caja pero esta pasó ignorandolo.

Aunque, unos momentos después, Suni salió tapándose la nariz.

─¡Dae-su! ─se quejó y miró a Joon-young. ─Te recomiendo no entrar, Joon.

Se fue en paso rápido hacia la ventana.

Joon-young pasó y salió rápidamente.─¡Que peste!

─Dejen de exagerar. No huele tan mal.─reprendió Dae-su molesto.

Nam-ra habló. ─Ya no queda nadie. No hay luces encendidas en las tiendas ni en los apartamentos. Todos huyeron o ya murieron.

─¿Qué quieres decir con eso? ─imploró Gyeong-su con miedo.

─Nadie vendrá a salvarnos. ─le respondió Suni con un eje de preocupación.

Joon-young la miró. ─Oye... no seas tan negativa.

─¿Conoces a mi mamá? Habría destrozado el colegio buscándome, pero aún no llegó. ─comentó Nam-ra.

─¿Y eso de que nos sirve? ─escupió Ji-min.

─No sirve de nada, solo demostraba algo.─contestó la presidenta.

Ji-min le reprendió. ─Todos sabemos que nadie va a venir. Tendremos que solucionarlo nosotros solos.

─Lo mejor seria esperar. No tiene sentido que dejemos un lugar seguro. ─comentó On-jo.

─¿Y si nos abandonaron? ─cuestionó Suni. ─Capaz piensan que todos somos zombies.

─No pasó tanto tiempo. ─contestó On-jo.

─Entonces, ¿Cuánto deberíamos esperar? ─apoyó Nam-ra a Suni. ─¿Quieres esperar hasta morir?

On-jo negó. ─Tampoco eso. Solo digo que esperemos todo lo que podamos. De cualquier manera, no podemos salir.

─Tal vez es porque ya es de noche...─sugirió Gyeong-su.

─Seguro alguien vendrá mañana.─interrumpió Soo-hyuk. ─Hay muchos helicópteros volando. Será mejor que esperemos hasta mañana.

Suni se levantó y fue hacia el baño intentando contener la respiración.

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¡Los siguientes capítulos van a hacer un poco más largos!

𝖨 H̶A̶T̶E̶ ˡᵒᵛᵉ 𝖸𝖮𝖴 | 𝖾𝗌𝗍𝖺𝗆𝗈𝗌 𝗆𝗎𝖾𝗋𝗍𝗈𝗌. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora