- Prólogo.

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Sin vida. Sin rumbo. Era lo que caracterizaba el andar del demonio Kim Taehyung quien una vez más había decidido rondar la tierra en busca de la perfección. Ya casi estaba completo.

Tenía unos ojos azules robados de aquel famoso actor con quien hizo un trato hace ya algunas decadas, su piel era tan blanca como la de aquel personaje del cuento de hadas llamado Blanca Nieves, sus cabellos eran dorados también robados. Su rostro por supuesto que era robado. Todo en él era robado y perfecto.

Solo había algo que faltaba para poder completar su perfección, sus manos. Con pesar Taehyung bajo la mirada aquellas cubiertas por la tela negra de unos guantes. Aún no encontraba las manos perfectas para su cuerpo y eso le hacía enojar y a su vez ponerse triste porque significaba que no había nadie en el mundo con tal perfección.

—Esto es una perdida de tiempo. —dijo con desgano mientras la punta de su pie pateaba una roca hasta hacerla golpear una pared y que esta regresara dando en su frente. 

Apenas se podía ver algo en esa noche. No había luna y eran pocas las estrellas que daban brillo al cielo. Era como si todos se hubieran puesto en su contra.

—Mierda, mierda, mierda. —comenzó a gruñir notando las venas de sus brazos sobresalir y viendo como su piel dejaba ese tono palido.

Debía calmarse. Nunca dejarse llevar por los impulsos o aquella horrenda imagen se mostraria ante todos. Cerrando sus ojos y tomando aire para luego expulsarlo sintio como el control volvia a su cuerpo.

En ese momento una melodía comenzó a hacerse presente en los alrededores de aquel lugar llamando su atención. Era la melodía de un piano lo que significaba que alguien había cerca. Esta vez camino hacía aquella pared hasta acercarse a las ventanas que se encontraban cerradas pero con las cortinas corridas. Era un salón de música, eran muchos los instrumentos que se encontraban en aquellas cuatro paredes pero el más llamativo era el piano de cola negro situado en el centro y junto al piano estaba él.

Un chico se encontraba sentando al pie del piano, sus ojos cerrados y una mueca en sus labios los cuales se encontraban siendo torturados por unos dientes blancos al ser mordidos. Aquel rostro expresaba tristeza y quedo claro cuando las lágrimas se hicieron presentes corriendo por las mejillas ajenas. Pero no era eso lo que llamaba la atención de Kim Taehyung.

Perfectos y largos dedos blancos, con cuidadas e impecables uñas que se movían sobre aquellas teclas presionadolas. Para Taehyung parecía como si aquellas manos danzaran a lo largo del teclado, cautivandolo así con su elegancia.

Esas eran las manos perfectas.

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Hola Hola.
Una vez más me encuentro escribiendo desde mi trabajo para poder traerles ya el prólogo de está historia.

Puede no me crean pero con solo escribir este corto apartado ya ando con deseos de llorar.
Es que está historia es hermosa pero a la vez demasiado triste y mi corazón de pollo no aguanta.

Hace unos días una amiga me pregunto porqué no hago historias bonitas, con finales felices y todo eso. Mi respuesta fue que no me gusta ser engañada, me gusta vivir la realidad de los libros aún si es dolorosa por eso quiero que mis historias siempre tengan una trama lo más real posible.
Habrán libros con finales felices, otros con finales tristes pero siempre siendo realistas.

En fin solo quería contarles esto y espero sigan apoyando la historia.

Bye Bye.

The Hands of the Monster | ᵗᵃᵉᵏᵒᵒᵏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora