Bien dicen que la vida es un largo camino de enseñanza.
En donde unos aprenden valores, números y letras, otros simplemente son abandonados a su suerte.
Algunos nacen con su destino forjado.
Él era uno de esos.
Rodeado de peligros y excesos, Louis no creció bajo los estándares ideales de infancia.
Desde muy corta edad se vio obligado a reemplazar los juguetes por armas. A dejar los libros de lado para enfocarse en el arduo entrenamiento al que estaba sometido.
Por las noches creaba falsas escenas en su cabeza. Imaginaba ser un niño normal, el cual tenía amigos y una familia que por las noches cenaba y platicaba sobre su día.
Pero por encima de todo eso, deseaba tener a su madre junto a él, que curará sus rodillas rasmilladas, le cocinará con amor, lo defendiera de todo aquel que intentará lastimarlo y que lo salvará de ese futuro trazado que estaba sobre sus hombros.
A menudo pensaba en ella. Se supone que una madre da todo por sus hijos ¿no? O al menos eso creía, sin embargo, ella no luchó por él, pues fue más grande su tristeza que su instinto maternal.
No la juzgaba, él no era quien para hacerlo, pero sí reconocía que sus acciones tuvieron un fuerte impacto en su crecimiento.
No la culpaba a ella, no, pero si se reprochaba a él. Creció bajo el espectro del abandono, sentía que no era merecedor de recibir cariño. Y ya que ni su propia madre fue capaz de amarlo y quedarse ¿por qué lo harían los demás?
Forjó una personalidad dura, impenetrable, donde no dejaba llegar a nadie más allá de lo prudencialmente aceptable.
Aprendió a controlar su mente, sus emociones e incluso logró someter la voluntad de muchas personas a su merced.
Un dominante en todo sentido de la palabra.
Podía leer a las personas como si de un diario se tratara. Aprendió a interpretar cada gesto, respiración y movimiento y aunque suene una locura, pronto descubrió que esa habilidad era mejor que cualquier arma.
-Todo - dijo uno de los tipos extendiendo las fichas hacia el centro de la mesa.
Estaba en un bar clandestino, donde un grupo de personas se reunía a jugar póker o bueno, lo intentaban. Casi todos estaban borrachos.
Louis hizo un gesto con su cuello, tratando de fingir una falsa angustia.
Dos de los tres pobres imbéciles sentados alrededor de él se retiraron del juego, evidentemente no tenían nada.
Solo quedaba el tarado que lo apostó todo.
Louis lo observó, su rostro estaba relajado, sus gruesas cejas se arqueaban triunfalmente en un gesto casi imperceptible.
-Todo- con elegancia, el castaño respondió a la jugada posicionando sus fichas a la par del hombre.
-Den vueltas sus cartas, señores- ordenó el moreno a cargo de las cartas, quien compartió una mirada cómplice con el ojiazul y se posicionó tras uno de los hombres.
Un mesero llegó hacia la mesa sirviendo whisky a los presentes para posteriormente pararse detrás del segundo hombre.
-Color - el idiota mostro sus cartas, todas del mismo palo. Recibió las felicitaciones de sus secuaces pues lo creían ganador- Eso es todo señores- con sus manos juntó las fichas atrayéndolas hacía él, más la mano fuerte de Louis lo detuvo.
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Take it Off {L.S} | BDSM
Fiksi PenggemarDonde Harry es un aburrido abogado inconforme con su vida y obsesionado con un hombre que solo vio una vez. O Donde Louis, un prestigioso abogado que lleva una doble vida debe decidir que es más importante, el poder y prestigio o unos hermosos ojos...