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♡ Hormonas alborotadas ♡



Suspiros, caricias, besos y susurros.

Cada momento alado de Bakugō sería atesorado en tus recuerdos junto con las innombrables sensaciones que te provocaba en tu interior, tan sublime, suave y dulce. ¿Incluso podrías culpar al reloj de mentir ? No dura lo mismo una hora con él que una hora tú sola.  El tiempo se les escapaba de las manos.

La suave brisa de afuera entraba por los  espacios pequeños de la ventana, llegándoles directamente a sus extremidades desnudas provocando un pequeño cosquilleo mientras ambos calentaban sus cuerpos con la delgada tela que cubría su desnudes. Como un perfecto comodín, la luna se había posicionado dándoles toda la luz, pudiendo distinguir con facilidad las expresiones en sus rostros.

Katsuki Bakugō, a pesar de ser famoso por sus malos tratos a otros alumnos o sus incontables gritos que inundaban todo el aula y pasillos, se convertía en una persona totalmente diferente una vez que lo conocías más afondo. La delicadeza que manejaba en cada uno de sus toques, su sereno rostro, sus ojos expresando lujuria con la mirada, por un carajo... sus labios te llevaban directo a la perdición. ¿Cómo pudiste caer tan bajo y terminar  tan perdidamente enamorada de un egocéntrico? ¿Realmente puedes dar todo por aquel hombre que creías con fe de que su belleza fue creada por los mismos dioses?

Viéndolo detalladamente Katsuki Bakugō no es tan desagradable, claro que tiene sus manías, pero, estabas segurísima de que si no tuviera esa actitud de mierda todas las chicas caerían tan bajo como tú lo hiciste con él. Posiblemente tú no estuvieses ahora con él.

—¿Pasa algo malo, nena? — murmuro Katsuki, extrañamente su aliento era cálido para ti. Ahora si morirías en cualquier momento, otra vez esa mirada penetrante estaba puesta en ti y peor aún, estaba cerca de tu rostro. —Oi, ________________ , ¿me estas escuchando?—

Querías contestar pero simplemente no podías, tu voz no salía ni hacía nada para que por lo menos un titubeo tuyo le contestara su duda. Una de las manos de Bakugō se posiciono en tu mejilla, tus pómulos estaban ardiendo de lo nerviosa que te encontrabas por su presencia, pues, no era novedad, acababas de tener la famosa "primera vez" de las que todos hablan y bromean. Quien iba a decir que este día tan común y corriente para ti terminaría en esto. 

Siempre hay que esperar lo inesperado ¿o me equivoco?.

Besó tu mejilla y tu sien izquierda antes de rodear tus hombros y la parte baja de tu espalda con sus fornidos brazos, atrayéndote a un reconfortante abrazo y unión de cuerpos. Lo único que salió de ti fue un suspiro dudoso. 

— Vamos, escúpelo,  ________________, di lo que estas pensando. — 

— Cuando iniciamos todo esto...pensaba en ti a todas horas, te juro que pensé que solo eran las malditas hormonas de mierda que tenemos que lidiar pero ya no es así lo que siento y pienso.— susurraste, esparciendo  delicadas caricias en su abdomen mientras jugueteabas con tus dedos en este mismo lugar. — Cada día de la semana pienso qu-

— oye....—

— Sí? — sonreíste. 

Podría incluso culparse por suspirar tan abiertamente cada vez que veía tu rostro con tanto detalle. Mientras que tú, deseabas que este Katsuki nunca cambiase. ¿Sería pecado buscar por mar y tierra un quirck que congelara el tiempo y pausara los años para disfrutar más su amor juvenil?

— Debemos de terminar los deberes — respondió cortante y avergonzado. Lo entendías, no tenía tanta tolerancia al afecto intimo porque  era nuevo para ambos. —Terminamos los deberes desde hace rato, merecemos una recompensa para eso ¿no? — le giñaste un ojo.

No pudiste contener tu risa tras ese atrevimiento que dejo a Bakugō sin expresión alguna. Te detuviste para molestarlo un poco más; estas oportunidades no las tendrás tan frecuentemente.

 — Tú mismo dijiste, "me ibas a partir en dos", si camino me rompo. —

No podrían decir a ciencia cierta que fue lo que impulsó a ambos; sí los constantes atrevimientos de tu parte fue lo que lo prendieron, el ambiente tan íntimo que seguían transmitiendo el uno al otro, o si era la rivalidad que habías provocado por ahora tratar de mandar tú.

Juntaron sus labios inmediatamente, haciendo sus lenguas luchar por ver quien mandaba en esta ronda sin preocupaciones de que alguien abriese la puerta. A pesar de las reglas de la madre de Bakugō y su principal regla de no tener las puertas cerradas, habían aprovechado que en esta ocasión su madre no estaba.  

Ambos sonrieron en medio del beso, vaya coincidencia que habían recordado aquello al mismo tiempo, probablemente cuando Masaru llegara a casa antes que Mitsuki y se diera cuenta del inusual silencio que rodeaba en toda su casa subiría a la habitación de su hijo para ver si todo estaba en orden. 

Sin intenciones de hacer más cosas, Katsuki tanteo sobre las sabanas, buscando a ciegas su celular y contando las horas para cuando llegara alguno de sus padres no los agarraran tan desprevenidos. 3 hora para la llegada de Masaru.

Sin descuido alguno, aventó su teléfono tan rápido como lo había agarrando para tomarte de la cadera desprevenidamente y acostarte debajo de él. Apretaba la cintura de su novia en busca de rosar aún más sus cuerpos antes de que su noche se viese arruinada por la bruja.

De esta manera las horas volvieron a minimizarse sintiéndose como minutos. Se necesitaban tan desesperadamente que solo sintieron el tiempo como un mero parpadeo, cuando estuviesen lejos se sentirían siglos de no verse, tendrían que aprovechar ahora que tenían poco tiempo juntos. La preocupación se convirtió en una tención que desaparecía a medida que las caderas de Katsuki empujaban con vigor contra tu cuerpo. Su organismo no podría descansar si no podían ser solucionados hasta volver a unirse como lo estaban haciendo.

Con un beso lento mientras la luna estaba a su máximo esplendor fueron finalizadas al momento de entrelazar su piernas y sus manos recorrían lentamente el cuerpo del otro. 

Podían sentir sus labios hinchados de tantas rondas de besos. La desesperación al separarse por escasos momentos y luego besarse como la primera vez era un alivio para todas esas extrañas sensaciones nuevas que reclamaban sus cuerpos.

¿Sería buena la excusa de que se golpeo contra la puerta al momento de abrirla y por eso sus labios estaban tan hinchados y rojos?

Las hormonas habían provocado esto, ellas tenían la culpa de todo. Entre caricias y suspiros no se detendrían por ningún motivo. Los labios de Katsuki te susurraban cosas demasiado atrevidas como para contarlas pero te gustaba y se lo hacían notar con la sonrisa cómplice que le dedicabas.

Te aferraste a la espalda de Bakugō al momento de sentir la fricción de sus labios al punto dulce en tu cuello.

Unos golpeteos en la puerta los interrumpieron.

— BAKUGOU KATSUKI, ABRE ESTA PUERTA DE INMEDIATO Y DEJA A ESA JOVENCITA. SI NO LO HACES TENDREMOS OTRA VEZ ESA CHARLA JUNTO CON TU NOVIA.—


Todo se fue al carajo.

[ Katsuki Bakugō One-Shot ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora