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Bakugou Katsuki era el tipo de estudiante con una gran reputación. Ser conocido como una futura leyenda que otros presencian frente a frente no es cosa del día a día. Definitivamente no se le reconoce como un chico manso que se deje llevar por lo que otros le indiquen o deje que las opiniones de extras lo importunen, ni tampoco es de los que muestran sus sentimientos a menudo.

Pero llego ella a su vida y todo se fue a la mierda.

Haciendo rabietas y pucheros frente al cenizo como una niña menor de siete años llorándole a su madre para obtener sus atenciones.

Este tipo de casos le habría mostrado incomodidad, probablemente, mostraría su disgusto alzándole la voz directamente a esa persona diciéndole sus verdades sin pena de ser criticado después de aquello. Llamarlo patético con diferentes sinónimos de la palabra, degradandoles su orgullo. Pero le toco estar del otro lado de la moneda, habría echo eso mismo, el único obstáculo, tú.

No pudo, no con su princesa. Su novia.

– Katsu, ¿Me amas tanto como yo a ti? Porque si me amas tanto como yo a ti tendríamos cosas a juego – Te quejaste mientras mirabas pasar a la parejita de acaramelados de secundaria exhibiendo el conjunto de suéteres anchos con dibujitos a conjunto. Ropa demasiada empalagosa para él.

Bakugou suspiro antes de frotarse la sien con cierta irritación, mirando atentamente cada fracción en la cara de la chica quien estaba bajo uno de sus brazos, acurrucándose sobre su pecho cada que ella quisiera. No es que no quiera que todos supieran su relación con su chica, se los podía echar en cara a cualquier extra, pero es de admitir que eres muy empalagosa con él que era fácil intuir que estaban juntos. Los suéteres que usaban esos jóvenes prácticamente vibraban a las palabras de " Mi chica " "Su chica" y era porque lo estaba leyendo.

Preferiría mas afecto que cualquier cosa y las cartas que él hacia para ella era más que suficiente en cuanto a lo material, pues los detalles más pequeños significaban mucho.

– A la mierda, no usaré eso. Hay que ir a otro lado que se me secan los ojos con solo verlos. – Trató de cambiar de tema, no quería discutir con ______________, sus ojos rojizos evitaban los tuyos porque sabía perfectamente que le armarías un debate y no era necesario arruinar otra cita. Por otra parte, no quería ver tu triste mirada, pues este siempre te mimaba en tus caprichos, lo que quisieras lo tenias.

– Katsuki.... – te quejaste, su mirada vago por un segundo antes de permanecer serio.

Tiraste de la manga de su uniforme escolar que por el escaso tiempo para ir a verte no se molesto en cambiarse, siendo un detalle mínimo que impedía verte en cada minuto. Las luces en las lamparas de papel colgadas en cada tienda iluminaba su rostro, provocando un aura un tanto romántico, así como en las series de anime de género romántico que veías junto a él en secreto dentro de su habitación. Katsuki es un chico de palabra, si van a ver Netflix en su habitación es que lo van a ver, es normal que te acabes desilusionando después de que pone la película y solo se siente alado tuyo.

Paseaste juguetonamente tus dedos sobre su piel, sonriéndole con complicidad a tu novio mientras te miraba sin comprender lo que querías pero por el contacto físico que hacías, ya se daba un idea.

Sus cuerpos se acercaron y pudiste escuchar el palpitar de su corazón pero la expresión de su rostro no cambiaba.

– Habla ya, fea. –

– Me haces feliz Bakugo Katsuki – sonreíste mientras te alzabas unos centímetros a su rostro para robarle un pico.

Se tomo un segundo para aclarar sus sospechas, tus palabras inesperadas hacían que sus sentimientos se alborotaran y eso no le parecía, pues debía actuar de manera madura. Comenzaba a analizar tus palabras mientras, sentía tus besos en su cuello interrumpiendo sus quejas mentales. Te pego a él justo cuando sintió sus mejillas calentarse para que no miraras que ya estaban notoriamente teñidas de rosa.

– ¿Qué quieres ? – Resopló Bakugo con molestia, ignorando la sensación que se mantenía viva a las acciones pasadas de su chica. Los dedos de _____________ aún lo acariciaban y entrelazaba sus manos cada que podía.

– Estoy buscando que me calientes, por más que tiemblo no veo señales de que lo notes. – Te quejaste, incorporándose en un cálido abrazo con la esperanza de que el hombre ojirubí te complaciera de alguna manera para priorizar que no te enfermaras. Ya sea encendiéndolo de alguna manera para que su cuerpo te calentara, estabas dispuesta a atragantarte en frente de los restaurantes sin haberles pedido comida.

– No es necesario que me pidas que te caliente, puedes hacer conmigo lo que quieras de todas maneras, idiota. –suspiro mientras te apegabas a él como una pulga molesta pero hermosa. Su mano libre la coloco en la parte superior de tu cabeza y su dedo pulgar te acariciaba de izquierda a derecha, relajándote y sintiéndote protegida.

– ¿Hasta ahora lo que yo quiera? En secundaria ni siquiera me mirabas y ahora estas coladito por mi, me pregunto que podré hacer ahora con tu permiso. – Ascendiste un poco una de tus manos, subiendo un poco la camisa del ojirubi sin percatarte de las reacciones de este pues veías a simple vista como su piel se erizaba. Te separaste de él en un momento más intimo cuando veías que su mano imitaba tus movimientos en tus caderas.

– Tengo hambre, invítame algunos de tus platillos favoritos para cenar – Sin voltear a mirarlo te dirigiste a los establecimientos  al otro lado de la calle.

Sin duda eras cruel pero justa, él te había echo lo mismo muchísimas veces más, pues solían jugar muchos juegos de ese tipo y nunca llegaban a concluirlo pero sentías que estaban más cerca de hacerlo.

- Nena, no soportarías mis platillos favoritos, pide algo más. -

- Yo quise comerte pero no me dejaste, así que no hay más opciones, mejor regresémonos a mi casa, esta cerca de aquí y quien sabe que podría calentarte. -

- En ese caso quedémonos aquí, yo invitaré. -

Otra doble excusa que el rubio no captaba, por más inteligente que este fuera odiabas este segundo Katsuki sin intenciones más allá de lo habitual, no era porque no quisiera, solo debías decirle exactamente que lo que querías era tener sexo con él.

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[ Katsuki Bakugō One-Shot ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora