Capítulo 4

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Almas gemelas

Wei Ying admira desde la ventana de su habitación la hermosa luna que brilla en el cielo plagado de estrellas, no sabía cuánto tiempo ha estado contemplando la luna con sus ojos grises pero no quería dejar de ver, suelta un fuerte suspiro.

—Deja de suspirar como sí fueras una doncella enamorada —dice Jiang Cheng desde su cama mientras hace un dibujo— ¿Qué tanto ves la luna?

—Estoy admirando la belleza de la Reina del cielo —responde Wei Ying sin despegar la mirada de luna.

Jiang Cheng rueda los ojos, no piensa discutir de nuevo con su amigo por cuentos para niños, escucha un ruido en la puerta y mira a sus tíos entrar en silenció, su tía se pone un dedo en los labios indicando silenció mientras se acerca a su hijos.

—¡Es hora de dormir pequeño demonio! —dice Cangse Sanren agarrando repentinamente a su hijo para alzarlo hacía el aire haciendo que esté grité del susto.

—¡Mamá no me vuelvas asustar! —se queja el ojigris, estaba tan sumergido admirando la luna que no escucho en que momento sus padres entraron a su habitación.

—Pues para la otra no te escapes, ¿Escuchaste?  —dice Sanren a su hijo, lo pega a su cuerpo para darle múltiples besos en su rostro, Wei Changze sonríe al ver tan hermosa escena entre madre e hijo.

—¡Mamá, me haces cosquillas! —se queja Wei Ying entre risas y trata de aparta el rostro de su madre con sus manitos.

—Esta bien —dice Sanren con un suspiro dejando por fin en paz a Wei Ying y es que desde que casi pierde a su hijo ha estado más cariñosa de lo que ya es; al principio cuando su pequeño sobrino llego a su habitación gritando que Wei Ying escapó se río creyendo que era una broma pero luego llego Jiang YangLi con lágrimas en sus ojos diciendo que de verdad se fue, los colores se fueron de su rostro y sino fuera por Changze se hubiera vuelto loca.

Sanren acomoda en su cama a Wei Ying y lo acobija bien para que no tenga frío, cuando estaba a punto de alejarse, Wei Ying protesta.

—¡Cuéntanos un cuento! —exclama feliz Wei Ying, le encantan escuchar la historias que cuenta su madre.

—¿Ahora? —pregunta Sanren con una ceja alzada.

—¡Sí! —responde animado el ojigris.

—Por favor tía, solo por esta noche —pide Jiang Cheng que estaba siendo acobijado por Wei Changze.

La mujer no pudo reclinar la oferta y se sienta en a lado de su hijo.

—Esta bien, acomoden se —dice la ojirosado y Changze se acerca con Jiang en brazos, se acomodan en la cama para que todos quepan.

—¿Qué quieren que les cuenten? —pregunta la madre aunque ya sabía que respondería su hijo?

—¡La historia de la creación y dónde aparece HanGuang-Jun! —dice Wei Ying con una sonrisa mientras alza los brazos al aire.

—¿Otra vez? —pregunta Wei Changze que ha estado en silencio todo este tiempo.

—¡Si! —dice con brillos en sus ojos grises.

—Noooo —responde en represalia Jiang Cheng, no quería escuchar por milésima vez esa historia en su corta vida y mira a su tía con ojos de cachorrito pidiendo que no sea contada.

—Pero sí ya te la he contado millones de veces —responde Sanren apiadandose de su sobrino— ¿Por qué no otra? —pregunta con una sonrisa, apuesta a que su hijo ya se la sabe de memoria.

—Pero me gusta —dice triste Wei Ying y baja la mirada.

—Esta noche no —niega suavemente la mujer.

Una Luz En La OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora