𝐀𝐋𝐋 𝐎𝐅 𝐔𝐒 𝐀𝐑𝐄 𝐃𝐄𝐀𝐃 || Lᴇᴇ Sᴜʜʏᴇᴏᴋ

08

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—He vuelto con vida.— sonreí.

Ver la cara de idiotas que tenían todos fue lo más divertido.

Casi me tiré un peo.

Pero me contuve.

—¿Mi-Suk? ¿N-no te mordieron?— preguntó Choengsan retrocediendo.

—¿Quién te ha dicho eso?— pregunté con inocencia. —¿Mi hermano?— reí.

—A tu hermano lo mordieron, ¿a ti no?

—Vaya, Cheongsan, no tenía ni idea. Es más, creo que tú mismo lo tiraste al vacío.— lo señalé. —Por cierto, ¿dónde está Gwi Nam?

—L-lo he tirado por la ventana.— respondió ahora Suhyeok aún atónito por mi presencia.

—¿¡QUÉ?!— con unas grandes zancadas me asomé a la ventana.

—Por esa no.

—Oh.— me aparté. —Bueno Choengsan, mi hermano quiere quitarte un ojo así que andate con cuidado. A mi me gustaría arrancarte el corazón pero no lo haré por legalidad.— sonreí. —¿Por qué estabais tan nerviosos cuando he llegado?

—Han mordido a Nam-Ra.— respondió On-Jo.

—¿Quién?

—Gwi Nam.— respondió Suhyeok.

Me volteé a verlo con la boca abierta.

—¿Pasa algo?— preguntó.

—Llamame loca, pero si Gwi Nam ha mordido a Nam-Ra, está más muerta que yo.— respondí.

—¿A qué te refieres con más muerta que tú?— preguntó Cheongsan.

—Gwi Nam no puede ser un zombie, yo mismo hablé con él.— añadió Suhyeok.

—Bien visto, Suhyeok, pero... ¿No has pensado en mutaciones?— pregunté. —Ah, es verdad; tu no eres el listillo de clase.

—¡Es verdad! Puede ser una mutación y ser medio zombie.— dijo On-Jo. —De hecho, Nam-Ra puede ser uno de ellos. Si fuera a convertirse en zombie ya sería uno. Han pasado más de cinco minutos.

—Aun así no me fío.— dijo Hyeo-Ryeong.

—Esta bien; haremos una cosa. Me ataré la muñeca con ella y si es un zombie me morderá a mi.— dijo Suhyeok.

—¿Qué?— pregunté con recelo.

—No, mejor me marcho.— dijo ella.

Al final terminaron sentándose juntos con las manos atadas a la par.

—¿Entonces no te han mordido los zombies?— me preguntó Cheongsan.

—No te he dicho que lo hayan hecho, o que no lo hayan hecho.— lo miré.

El chico abrió los ojos, miró mi cuello; la sangre ya no era reciente, ahora estaba seca.

—¿T-te han...?

—Bingo.— susurré.

El chico se levantó con brusquedad captando la atención de todos.

—¿Qué pasa, Cheongsan? ¿Tienes miedo?— me acerqué a él.

—¿Qué os pasa?— preguntó Suhyeok.

—E-es uno de ellos.— me señaló.

—No puede ser; si lo fuera te hubiera mordido de inmediato.— me defendió Suhyeok.