UNO

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Jimin estaba tan cansado después de un largo día de trabajo y las personas aglomeradas que esperaban el último autobús lo desesperaban en gran manera.

Todos estaban ahí esperando como leones buscando ser los primeros en subir y poder llegar cómodos a sus hogares, el autobús era una zona de caza, habían desde estudiantes, hasta trabajadores, todos tan cansados y desesperados.

La pantalla de su celular marcaba las seis en punto mientras el sonido ya conocido por las personas de la parada se hacía presente.

El pelinegro sujeto con fuerza las tiras de su mochila, era de su conocimiento que para este punto el autobús solo llegaba con cinco asientos vacíos, y nadie quería viajar de pie hasta su casa.

Jimin tenía que viajar alrededor de una hora para llegar a las afueras de Busan, el vivía en alrededor de un hacienda, sus padres eran trabajadores de los dueños de la propiedad, pero él al igual que todos los presentes decidieron probar suerte fuera de esos terrenos.

Y solo había un autobús que tenía como destino esas áreas tan separadas del centro de Busan, ese era el motivo por el cual las personas peleaban por conseguir un asiento,nadie deseaba viajar dos horas de pie.

Los rayos del sol ya habían desaparecido dejando espacio a las hermosas estrellas, las personas se comenzaron a acumular a su lado.

Un ráfaga de aire llegó a su rostro moviendo su cabello, las puertas del autobús verde se abrieron justo frente a él, sin dudarlo un solo segundo subió rápido, no le importo empujar una chica en su camino.

Existen prioridades, y viajar sentado era una de ellas.

Tomo asiento junto a una anciana y suspiro con tranquilidad, la anciana le sonrió de manera amable y se dedicó a observar por la ventana, Jimin por su parte se coloco los auriculares y se dedicó a escuchar música, en los últimos días  había descubierto un nuevo género, aunque no entendiese nada de los que los artistas dijeran debido a la diferencia de idiomas, disfrutaba lo que escuchaba a través de los auriculares.

Sus ojos se fueron cerrando con el dulce sonido de las melodías y las voces de los artistas, en ese momento se sentía libre perdido en el mundo de los sueños mientras que a su lado, viendolo desde arriba unos ojos azules tenían toda su atención el el hermoso pelinegro.

Lo había visto desde que subió  al autobús y no pudo evitar ponerse de pie y cederle su lugar de manera silenciosa

Pudo observar sus facciones delicadas y sobretodo el cansancio en su mirada, que fue lo que le impulso a ponerse de pie. La agradable ancianita tocó el botón rojo a su lado, ella no iba a las afueras de Busan, así que sonriéndole al rubio se puso de pie.

—Despierta lo antes de llegar a tu parada —sonrío con dulzura

—Asi será —de forma rápida el rubio tomo el lugar de la señora y la cabeza del pelinegro cayó sobre su hombro.

Los latidos de su corazón se aceleraron y un tenue sonrojo cubrió sus mejillas, lo cual fue raro ya que él nunca se sonrojaba, causaba sonrojos, pero no los tenía él mismo, jamás había sentido tal sensación, una necesidad de poseer ese pequeño cuerpo embargo cada parte de su ser, en. Difiinitva tenía que conocer más al pequeño pelinegro.

Sin esperar más tocó el hombro del contrario, realizando pequeños movimientos para despertarlo.

Los ojos de Jimin se fueron abriendo lento y unos azules pozos le dieron la bienvenida, de forma rápida captó la posición en la que estaba recostado sobre el hombro del chico a su lado y se asusto, recordaba a una ancianita no a un chico.

—Disculpe —dijo y dirigió su mirada al frente.

—No te preocupes precioso —la voz del desconocido era ronca y atrayente —. No me molesta en absoluto servir como tú almohada.

El Chico Del Autobús//YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora