ONCE

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Yoongi

Al verme unos meses atrás, en una oficina cargado de papeles y viviendo el día a día, sin duda me veo miserable, muy miserable, quien lo diría no, justo hoy después de casi tres meses aún sigo en la hacienda de mis padres sonriendo como nunca desde que nací, disfrutando de una nueva aventura cada día con la persona más hermosa del planeta.

Cuando dicen que la vida es un sube y baja de emociones, es real, con Jimin el último tiempo desde que formalizamos nuestra relación hemos tenido días buenos y malos, sin embargo todo problema, que cabe decir solo han sido tres, una vez por mis celos, otra por mis celos, cosas mínimas que solucionamos con conversaciones y comprensión.

En este último tiempo solo he ido dos veces a la ciudad y no he durado más de dos días resolviendo asuntos de la empresa.

Y justo por un viaje de esos discutí con Jimin, él me dijo que tenía que ponerle atención a mi trabajo en lugar de estar metido fastidiandole, eso me molesto, me hizo sentir como un estorbo en su vida, después de esa pelea decidí darle su tiempo y no miento cuando digo que morir era mejor que estar lejos de mi chico.

Por suerte para mi, Jimin se apareció en casa con delicioso pastel de leche y se disculpo por hacerme sentir un estorbo, luego de eso jugamos un rato en la piscina.

Por muy irreal que parezca, no hemos tenido sexo después de esa noche. ¿Por qué?

Bueno eso se debe a que el tiempo con Jimin se pasa volando, el solo ver su esa sonrisa hermosa y esos ojos miel me pierdo del mundo, mi única realidad esta a su lado, solo a su lado.

—Cariño, crees que papá deje de llorar —Jimin me sonrió mientras guardaba sus últimas cosas en una maleta.

—Lo dudo, es más te aseguro que mañana querrá golpearme y encerrarte aquí —El tiempo en la hacienda a pesar de ser agradable, había llegado a su fin.

—Estoy emocionado, el lunes comienzan las clases —Jimin volvió a sonreír.

Se la pasaba sonriendo mucho el los últimos días, faltaban solo dos días para comenzar en la universidad de artes de Seúl, quería conocer amigos y yo quería que se sintiera cómodo en mi hogar, nuestro hogar.

Que bonito se escucha eso.

—Estoy seguro de que conseguirás destacar —él me observó.

—No quiero destacar Yoon, quiero aprender mucho.

—Ni tu crees eso —Le dije.

—Bueno tal vez un poco —Hizo con sus dedos una seña.

—Un poco mucho, tal vez.

Jimin tomó lo primero que encontró en la cama y me lo lanzó, para mi suerte eran unos bóxer rojos, para su mala suerte eran mis favoritos, apreté la prenda en mi mano y olfatee su aroma.

—Eres un pervertido total, Yoon —Gruño.

—No dices eso cuando cogemos —Susurre aun con los boxer en mi mano.

—Disculpa. ¿Qué dijiste? —Puso sus manos en la cintura y me miró de manera acusatoria.

—Nada, que debemos apresurarnos, eso.

El Chico Del Autobús//YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora