DOS

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Era sábado y Jimin estaba tan cansado que no quería despertar, pero tenía que hacerlo si no quería llegar tarde a sus clases, con veinte años, el joven pelinegro se esforzaba todos los días para poder seguir construllendo una escalera y alcanzar sus sueños.

Gracias a todos sus esfuerzos ahora contaba con un empleo que le gustaba, era feliz haciendo lo que amaba y ganada dinero por ello, desde niño el pelinegro se vio interesado en el mundo de la actuación, pero debido a su lajania con el mundo no podía asistir a clases frecuentes.

A la edad de dieciséis años decidió que ya era hora de dejar el nido y comenzar a buscar un empleo para así poder pagarse esas tan atrayentes clases, saliendo de su zona de confort todos los días viajaba al centro de Busan en busca de empleo, hasta que un día la suerte le sonrió y encontró trabajo en un pequeño canal local, la paga era buena, y solo tenía que presentarse frente a una cámara y divertirse con un grupo de chicos de su edad, así fue como se volvió conductor de TV, si bien el programa tenía una buena audiencia, siendo así conocido en gran parte de Busan.

Eso solo estaba cerca de lo que desde un inicio Jimin ambisionaba, aunque se sintiera cómodo con sus compañeros y con su trabajo, ya era hora de dejar el canal y emprender su viaje.

Había ahorrado lo suficiente para mudarse a Seúl y estudiar actuación en la universidad de artes, estaba emociando, ya que sería su último año en su pequeño pueblo al lado de sus padres y amigos.

También estaba feliz ya que según su maestra de actuación, las recomendaciones que su escuela le proporcionó le servirían de mucho para ser aceptado en dicha universidad.

Jimin estudiaba actuación los domingos en una academia y sábados con una amiga de su madre. La señora Min Inna, que a pesar de ser casi dueña de todo el pueblo, desarrolló una gran amistad con sus padres.

Su padre era el encargado de toda la hacienda Min, y su madre la cocinera, pero a pesar de tener una vida cómoda, sus padres le enseñaron a luchar por sus sueños con sus méritos propios, y justo así es que lo estaba haciendo.

—Hijo despierta o llegarás tarde a tus clases —suaves golpes en su brazo lo hicieron abrir sus ojos mostrando ese miel que tanto amaba su madre.

—Mis clases empiezan a las nueve, mamá —el pelinegro volvió a taparse hasta las cabeza pero la sabana fue removida por completo —. ¡Mamá!

—Falta media hora para que sean las nueve.

Jimin dio un brinco y salió corriendo al baño, en serio el joven pensaba que aún era temprano, y estaba en lo correcto pero su madre sabía que sí le decía que aún le quedaba poco más de una hora el pelinegro se enredaria nuevamente en las sábanas.

Así que con toda la tranquilidad del mundo, SeunJi camino hacia la cocina donde comenzó a preparar el desayuno de su hijo, ella admiraba a su hijo y se sentía orgullosa, aunque ellos le dijeron que pagarían los gastos de sus clases, Jimin se negó y decidió salir al mundo y comenzar a explorar, aún recuerda la vez que su hijo llegó emocionado por su empleo, también cuando recibió su primer pago y lo primero que compró fue un hermoso vestido para su madre y un reloj para su padre.

Ambos estaban orgullosos de su pequeño retoño.

Los sonidos se escucharon y salió de la cocina para hechar un vistazo a su hijo, Jimin estaba bajando por las escaleras vestiendo un overol acompañado de un polera blanca, se vida demasiado tierno e inocente, pero SeunJi sabía que su pequeño retoño no era nada inocente.

—Ven a desayunar.

—Voy tarde.

—Aún te queda un hora así que no discutas y ven a desayunar —Jimin solto un suspiro y se encaminado a lado de su madre

—Eres malévola... ¿Papá ya se fue? — la castaña asintió y le sirvio a su hijo

—Algo que compartir Park Jimin —Jimin negó —. Ayer no me contaste de tu día, llegaste y te encerraste en tu habitación.

El pelinegro seguía callado y su madre decidió usar otro medios para hacerlo hablar.

—Hiciste uso de tu regalo de cumpleaños.

Jimin trago pesado —¿Quién te dijo? —llevo un trozo de huevo a su boca.

—Supongamos no eres muy discreto que digamos —el rubor cubrió por completo sus mejillas —. Agradece que tu padre estaba en su tercer sueño.

—Solo no se lo digas.

—Entonces dime que fue lo que sucedió para que usaras tus consoladores.

—¡Mamá!, Dios santo como me preguntas eso, es mi vida privada.

La fémina le resto importancia.

—Solo quiero detalles, sabes que nada interesante pasa en este pueblito, tu eres mi conexión con la. Ciudad —Jimin observo de forma acusatoria a su madre, es que Park SeunJi era una completa chismosa.

O como ella solía decirse, una persona informativa.

—Solo te diré que me encontré con un pervertido en el autobús y me dijo cosas muy fuera de tono —Jimin dio por terminada la conversación, pero su madre era una persona muy difícil.

SeunJi observó a su hijo —Bien que te gustó, no lo niegues.

—¡Por Dios mamá! —el pelinegro se levantó de la mesa y tomó sus cosas.

No quería escuchar más nada de lo que su mamá diría.

—Me voy —salió de su hogar rápido.

Pero su madre le grito —Exijo mis jugosos detalles —y si, SeunJi era una persona muy informativa.

Jimin salió y respiro el aire mañanero, tan fresco y relajante, si duda esa sería una de las cosas que más extrañaría de su hogar. Caminaba dando pequeños saltos, sus mofletes iban rojitos con el simple recuerdo de lo que vivió el día anterior.

No podía creer que su madre había escuchado los sonidos de placer que salían de su garahanta, y lo peor es que su madre ahora estaría burlándose de él ya que cuando resivio su regalo de cumpleaños quiso tirarlo pero su madre le dijo que algún día lo nesecitaria.

Dios esa mujer.

Sus ojos fueron tapados por unas grandes manos imposibilitando le ver, de inmediato llevó sus pequeñas manitas hacia las que estaban sobre sus ojitos, él conocía a la persona que estaba a su espalda.

—Jungsoo, ya se que eres tú —sus ojos fueron liberados y frente a él estaba un chico alto y de tez morena.

Un beso fue depositado en su frente —Hola pequeño Jimin —Jungsoo era su amigo de toda la vida.

Ambos se conocían desde niños.

—Vas a la hacienda.

—Umh, tengo clases con la señora Inna —Jungsoo tomo la pequeña mano y comenzaron a caminar juntos.

Ambos se querían demasiado, siendo la. Primera vez del otro en muchas cosas, primer beso, primera vez, ambos compartían una conexión especial.

—¿Cuándo te vas?

Jimin suspiro —En un par de meses — su mano apreto la contraria.

A diferencia de Jimin, Jungsoo tomó el camino más fácil, decidió quedarse y trabajar en la hacienda Min, estaba tan acostumbrado al pueblo que no quería dejarlo y por ello terminó aceptando trabajar ahí.

El silencio encerró a ambos jóvenes, pero era un silencio cómodo, solo ellos disfrutando del viento y la serenidad del lugar, llegaron a la entrada de la gran hacienda aún tomados de las manos, pero estas fueron separadas de manera brutal por dos hombres.


































Hola.

Que tal les parece el capítulo, creen que Kang Jungsoo será importante en la trama.

Esepren actualizaciones diarias, tratare de hacer espacio entre mi trabajo y el fic.

Min-Parkark

El Chico Del Autobús//YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora