TRES

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Park Minhyn era un hombre celoso, muy celoso y no pudo resistir correr a a separar el agarre de manos que su adorado ángel tenía con aquel chico que tando desagrado causaba en él.

Es que Minhyn odiaba a Jungsoo.

También tenemos al señor Min Yoonsu, que igual odiaba al chiquillo de nombre Jungsoo, es que no soportaba ver como babeaba por el pequeño Jimin, era en definitiva inaceptable, Jungsoo no tenía porque estar cerca de quien sería su yerno.

Porque si, Min se aferraba a la idea de Jimin como esposo de hijo.

Por ello esos dos hombres celosos corrieron cuando vieron a ambos jóvenes tomados de las manos directo a separarlos, uno movido por celos de padre y el otro por celos de suegro.

—¿Por qué están juntos? —preguntó Park.

—Aleja tus sucias manos de mi pequeño yerno — Jungsoo se acarició la mano, le habia quedado toda roja.

Jimin solo sonrió —Par de celosos, papá ya no soy un niño y señor Min, ni siquiera conozco a su hijo.

—Eso lo solucionaremos ahora mismo —eso sorprendió a Jimin, desde que era un niño el señor Min dijo que sería la pareja perfecta de su pequeño hijo.

Min Yoongi, toda su vida habia escuchado ese nombre por boca de los Min, pero nunca había conocido al susodicho— y tampoco lo deseaba conocer— ya que vivía con sus abuelos en Seúl, y no en la hacienda, ni una vez había ido de visita, según los Min porque tenía una alegría al sol, y el calor afectaba en damasia su piel.

—Su hijo esta aquí — Jungsoo escuchaba atentamente todo lo que decía el señor Min, y lo celos comenzaron a recorrer cada parte de su ser.

Min sonrió —Vamos, deben conocerse y comenzar a preparar la boda.

El pelinegro estaba en shock por la forma en la que estaba siendo arrastrado por el señor Min.

—Detente ahí Min —Minhyn sostuvo el otro brazo de su hijo y Min lo observó de manera fija.

—¿Por qué me detienes?, no ves que nuestros hijos se tienen que conocer para enamorarse.

—En primera, no he dado mi consentimiento para que mi hijo sea tu yerno, en segunda... No hay segunda asi que suelta a mi hijo — Yoonsu negó y Minhyn se afirmó al brazo de Jimin, ambos comenzaron a halar del pelinegro.

Jungsoo observaba cómo ambos hombres estiraban el pequeño cuerpo de Jimin, en el fondo de su ser estaba deseando que las palabras del señor Min fueran una mentira, el sabia que, aunque Jimin lo negara.

Su corazón guardaba sentimientos hacia el hijo de Min, ¿Por qué, si el Min menor y Jimin no se conocían?

Bueno, eso se debía a que los señores Min convencieron a Jimin de enviarle cartas a su hijo, los señores Min eran de los que preferían el amor a la antigua con cartas y flores, igual que los señores Park, por eso cuando los Min propusieron que sus hijos se escribieran para conocerce, los Park aceptaron.

Ambos empezaron a escribirse una vez por semana, todos los domingos sin falta Jimin resibia una carta y enviaba una, y así se fue enamorando de las bellas palabras de Min Yoongi, pero un día derrepente las cartas dejaron de llegar y eso partió el pequeño corazón del pelinegro a sus cortos quince años.

Jungsoo aprovecho la situación y enamoro a Jimin a su manera, pero todo tiene un final y Jimin termino con todo lo que empezaron quedando como grandes amigos, pero Jungsoo aún seguía enamorado del pelinegro.

O más bien obsesionado, como todos en el pueblo, ya que Jimin tenía una gran cualidad, era un doncel, se enteraron de eso cuando cumplió quince.

Al principio si fue amor, pero después Jungsoo tranformso eso en obsesión, una desagradable obsesión, por eso el señor Park y su jefe el señor Min, se esmeraban en sapararlo de Jimin.

Viendo como la señora Inna se acercaba hacia su esposo y los Park, decidió alejarse.

Inna corrió en dirección donde su esposo y su amigo estaban estirando al pobre Jimin como muñeca de trapo.

—Ya sueltenelo, que me lo están estirando —Inna le dejo un manotazo en la frente a ambos hombres y atrajo a Jimin a sus brazos.

—No me golpees, es importante que Jimin conozca a Yoongi — dijo el señor Min

Refunfuñando —No he dado mi permiso — Minhyn fue destigo de lo que su pequeño sufrió cuando dejó de resibir cartas del Min menor, todos fueron testigos de ese hecho.

Pero los Min casarian a su hijo con Jimin si o sí, no existía mejor persona que Jimin para hacer a su hijo sentar cabeza y dejar su vida de mujeriego. Aunque sonase egoísta, ellos observaron lo mucho que Yoongi se emocionaba con cada carta de Jimin y aunque lo negara, sabían perfectamente que el corazón de su hijo albergaba lindos sentimientos.

—Yoongi sigue durmiendo, gracias a que alguien se entretuvo jugando Candy Crush y olvidó ir a recogerlo al centro — Yoonsu sonrió tímido.

No era su culpa, el juego era adictivo.

—Ya te dije que no fue mi intensión mujer.

—No digas más, tengo cosas que hacer, pasaré el día en salón de belleza con Jimin y SeunJi —dijo mientras comenzaba a caminar con Jimin rumbo a su auto —. Ustedes encarguen se de la cena en la que nuestros hijos se conocerán.

Ambos hombres observaron como Inna se alejaba en compania de Jimin, ya había llamado a SeunJi y pasarían por ella para salir directo al centro de Busan, les esperaba un día demasiado largo.

Yoongi, había decidido viajar a Busan el día anterior en un arranque de estupidez, alegando que tenía que conocer el lugar donde nació, Inna le aviso a su esposo pero Yoonsu tenía memoria a largo plazo y olvidó ir por su hijo, por ello había llegado bastante cansado y diciendo un sin fin de estupideces.

Mamá me enamore.

Fue lo primero que Yoongi soltó cuando la vio.

Pasaron a recoger a SeunJi y se internaron en la carretera, Jimin sintió el viaje demasiado corto, estaba tan confundido, nostálgico y sobre todo triste, Min Yoongi fue parte importante en su vida cuando apenas era un niño, el chico siempre supo que decirle y cómo hacerlo sentir seguro, Yoongi fue el primero en saber que le gustaba la actuación, Yoongi fue el primero al que le dijo que le gustaban los niños y no las niñas.

Esa amistad que se creó a sus cortos diez años, y se transformo en amor a sus quince, por eso le dolió dejar de resivir las cartas del mayor, Jimin sabía que Yoongi era mucho mayor que el, sabía que le llevaba cinco años, pero la edad era lo menos importante.

Min Yoongi fue su primer amor.

Y que sus cartas dejaran de llegar le dolió demasiado, después de eso la sola mención del chico lo hacía sentir incómodo, pero se había hecho la idea de no verlo jamás, justo fue eso lo que le permitió olvidar aquel infantil amor, pero ahora todo lo transportaba a aquellos momentos hace cinco años, donde soñaba con un hombre al que no conocía.

El día se le fue volando, acompañó a su madre y a la señora Min al salón donde los arreglaron a los tres, fueron también al centro comercial donde la señora Min lo hizo probarse muchos atuendos para al final comprar uno del gusto de su madre y de ella, se tomó algunas fotos con personas que le reconocían en la calle.

El tiempo se le pasó volando, y sin darse cuenta ya estaban en la puerta de su hogar despidiendo a Inna.

—Recuerden llegar en punto —Inna acomodo uno de los rebeldes mechones negros de Jimin —. Solo faltan un par de horas para que mi Yoongi y tú se conozcan, estoy segura que con solo verse olvidaron el pasado y comenzarán de cero.

Inna se despidió con un beso en su mejilla y subió a su auto. Mientras Jimin esperaba no sentirse débil ante aquel desconido tan conocido.























Min-Parkark

El Chico Del Autobús//YM Donde viven las historias. Descúbrelo ahora