☦︎ CAPITULO II ☦︎

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— ¡Ah! — gritó desesperada Cecilia, a su lado se encontraba Carina con las venas cortadas y chorreando de sangre
— ¡Ayúdenla! ¡Valeria, haz algo!

Las muchachas alrededor entraron en pánico, todas gritaban y corrían por ayuda. Dicho alboroto alerto a las encargadas del harén, quienes presurosas se acercaron a ver qué era lo que sucedía.

Un curioso y pelirrojo príncipe que merodeaba por los pasillos del harén también se percató del barullo que las muchachas habían armado, a pasa rápido se acercó a la puerta donde una multitud yacía impactada ¿Qué alboroto tanto a las criadas? Se preguntó el príncipe Selim.


— ¡Es Carina! ¡Se ha cortado las venas! — al oír dicha declaración el pelirrojo no dudo en adentrarse a la habitación a auxiliar de manera inmediata a aquella mujer, de la que presumían intento quitarse la vida. —Apártense — musitó

Si el amor a primera vista fuese tan sencillo de encontrar, todo el mundo ya tendría al amor de su vida a lado suyo, lo que Selim sintió al ver a la muchacha, Carina, como le llamaron las demás; fue inexplicable, las mariposas no eran nada comparadas con la sensación que en su estómago se formaba, su cabello castaño y su pálida piel lo hicieron caer directo bajo su poder. Él era suyo y ella era suya, como el Sol y la Luna se pertenecían el uno al otro. Sin pensarlo una vez más rasgo un trapo de una de las sabanas de aquellos aposentos, para luego sostener delicadamente la frágil muñeca de la muchacha y cubrirla con aquel paño, asegurándose de que hiciese presión y parase en parte la hemorragia que brotaba de ella.

— ¡Llamen a la médica, de
inmediato! — ordenó mientras terminaba de anudar el paño, cuando sintió la mirada perturbada de la jovencita sobre él. Sus hermosos ojos pardos lo hechizaron allí mismo, sin necesidad de que una palabra saliese de la hermosa boca de aquella mujer, él ya la amaba, una mirada basto para que ambos supiesen que su destino estaba cruzado y el final de su hilo rojo ya lo habían encontrado el uno con el otro.

— ¿Qué pasa con la médica? Morirá si no la atienden — con rabia por la poca eficiencia de los espectadores, el príncipe tomo en sus brazos a la bella jovencita y se dirigió al área del hospital del palacio —Apártense inútiles — dijo mientras corría con ella en brazos.

— No debió hacerlo, debió dejarme morir allí mismo — reclamo muy aturdida Carina, quien solo percibía formas poco nítidas a su alrededor.

Selim le dedico una mirada curiosa y no le respondió hasta llegar donde la médica aún preparaba su implementos — Si usted fuera así de eficiente como lo está siendo ahora con alguna emergencia real, ya hubiese matado a la mitad del palacio — declaro molesto el hijo del Sultán.

«𝕸𝖊𝖑𝖊𝖐»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora