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Aquella mañana estaba diferente, el ambiente se sentía distinto y quizás varios motivos estaban detrás del aura sombría de aquel día, en el Imperio, cuándo la provincia de Manisa era asignada a uno de los príncipes era casi seguro que el sería el sucesor en la línea de ascensión al trono otomano, el príncipe Mustafá hijo de la sultana Mahidevran ya había sido nombrado gobernador de dicha provincia pero removido del cargo, su hermano menor Mehmet, que en paz descanse, sería quien tomaría el puesto después de él, muchos dicen y murmuran que esa fue su perdición, un príncipe tan noble y puro de corazón, el mundo no era digno de él; las paredes guardan muchos secretos y algunos de ellos solo deberían quedarse allí entre las paredes, mientras otros salir a relucir como diamantes y reflejar las verdaderas caretas de algunos en el palacio.
—— Su atención... — dijo Sümbül Ağa — Su excelencia, la Sultana Hürrem está aquí — terminó por anunciar mientras la muchachas en el pasadizo del harén terminaban de acomodarse en dos filas y hacían reverencia ante la imponente mujer.
Se cuenta la historia de una mujer, la más hermosa de las hermosas que llegaría al Palacio de Topkapi, como una esclava, una mujer que lo había perdido todo pero ahora, ahora tenía eso y más, el poder, la riqueza y el amor completo del Sultán Soliman, pero lo que casi nadie suele contar es acerca de que tuvo que hacer aquella mujer para llegar a donde estaba, a quien tuvo que sacar de su camino y a quien recompensar por estar de su lado,las acciones es que una toma al llegar al harén ¿Debían o no ser cuestionadas? Nadie lo sabía a ciencia cierta, pero quizás si todo lo que una sultana hacia después del poder y la lucha por mantener en la cima, era recriminado, la mayoría de ellas ya estaría tres metros bajo tierra.
La mujer de rojos cabellos y tersa piel se acercó a la italiana, Carina, la muchacha que más le recordaba a ella cuando piso por primera vez ese palacio — Ven aquí Nurjan, acompáñame a mis aposentos — la invitó cortésmente.
La nombrada levantó temerosa la mirada y respondió — Mi sultana, es un honor, pero tengo tareas asignadas y no puedo dejarlas.
Hürrem rodó los ojos y mirando a su lado dijo — Fakria, haz que le asignen las tareas a otras criadas, hoy Nurjan va a acompañarme como mi invitada.
Así sucedió y Carina terminó aceptando y empezó a caminar detrás de la Sultana hacia sus aposentos, trataba de seguirle el paso pero la imponente mujer parecía presurosa.
—Sultana, estos no son sus aposentos... Ella asintió y la invitó a pasar.
—Eres muy observadora, y de hecho no, estos no son mis aposentos, detrás de esta puerta hay algo para ti, cuando estés lista te dirigirás mis aposentos — y sin más que decir hizo una seña con sus manos para que abrieran la puerta y ella se retiró.
