3: Animal

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Catae

Pocas cosas en el mundo lograban quitarme el sueño, incluso al haber experimentado una amplia variedad de situaciones de las cuales algunas le quitarían el sueño a cualquiera. Sin embargo, el insomnio no era parte de mi lista de efectos colaterales, sino que dormir demasiado lo era. Dormía demasiado al enfrentar corazones rotos, cambios radicales en mi vida e incluso perdidas. Ah, podía dormir casi donde sea y realmente me costaba despertarme.

Pero había sufrido de insomnio, toda la noche ¿la razón?, el chico encerrado en el otro cuarto.

No podía creer a lo que había llegado, era en serio increíble. Porque no solo había secuestrado a la persona que más facilidad tenía para acelerar mi corazón, sino que esa misma persona pertenecía a uno de los grupos más famosos del mundo en la actualidad -por no decir que el grupo más famoso- y no era cualquier miembro, aunque todos estaban casi en el mismo rango, sino que era apenas un poco más conocido, admirado, deseado y sobre todo odiado.

Porque la fama tambien atrae dolor y odio, y el odio a veces no tiene límites.

Pero no era eso lo que me sorprendía, por muy descabellada que resultara la situación en sí, sino que lo que me mantenía despierta eran aquellos sentimientos y emociones que había experimentado en las últimas horas, en tan poco tiempo.

Él me gustaba, realmente lo hacía y aunque fuera precipitado el admitirlo, no sentía que aquello iba a ser diferente con el tiempo.

De igual forma, estaba consiente de que podría a la vez estar rozando los límites de la obsesión ¿Por qué?, porque no solo disfrutaba de conocer sus reacciones ante emociones de euforia, felicidad, alegría o cualquiera de esos sentimientos agradables que nos enamoran de otra persona. No, no había atisbos de diversiones y desconocía por completo aquella sonrisa que me había cautivado y acelerado el corazón por tanto tiempo a la distancia. Incluso consideré que cabía la posibilidad de que jamás me permitiera experimentar aquella sensación en vivo y directo porque sus ojos brillaban con furia y odio.

Y me encantaba, maldición.

Tal vez porque al fin me reconocían, porque al fin me miraban, porque al fin le causaba algo -aunque fuera diferente- algo que compensaba las oleadas de emociones que él me había causado permanentemente sin siquiera conocerme. 

Una parte de mí pensaba que era justo, y eso era retorcido.

Me encontraba tan confundida al respecto, batallando entre los pensamientos morales y lo inmoralmente egoísta.

Estaba tan jodida.

Las personas solían decirme que lo que sentía no era real, sino una fantasía en la que vivía encerrada. Me molestaba y nunca lo entendí. ¿Cuál era la diferencia entre ellos y yo? ¿Cuál era la diferencia entre enamorarte de un idol y un compañero de trabajo, de escuela o un vecino con quien nunca intercambiabas palabras o los momentos eran escasos? Yo lo había visto crecer, conocía su sonrisa, su voz, la forma que tenía de caminar. Había visto a sus ojos brillar de emoción y empañarse de dolor. Lo había escuchado reír y llorar; disfrutar de alguna actividad y odiarla. Llevaba años junto a él a través de pantallas ¿Era acaso esa la diferencia? "Es todo actuado" podría ser, podía tranquilamente ser todo una actuación. Eso no cambiaba nada. Era al fin y al cabo una parte de él, una parte que amaba. ¿Lo idealicé? Por supuesto, pero todos idealizamos a las personas cuando nos enamoramos, especialmente cuando no es correspondido.

Eso no le quita lo real.

Tampoco era estúpida y estaba completamente abierta a conocerlo, y era lo que iba a hacer, incluso si él me rompía el corazón por completo, necesitaba experimentarlo porque era injusto, lo había sido por un largo rato.

Hate Me [JK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora