Capítulo 10. La primera vez.

67 4 0
                                    

Me di cuenta de que estaba saliendo de control, por lo que simplemente meneé la cabeza y me separé de Tro. Me empecé a sentir mal, como todo un bajón de adrenalina en mi cuerpo, toda esa energía y alegría se había extinguido, ahora sólo me sentía mal y culpable por lo que acaba de suceder.
Mi primer beso había salido sin una pizca de amor, sin una pizca de deseo. Y además, mi primer beso no había sido con Dylan, como yo había querido que sucediera.
Corrí al baño, llorando y con unas tremendas náuseas. Creía que mi corazón se desbocaría y abandonaría mi pecho, creía que el mareo y estas ganas inmensas por devolver el estómago acabarían conmigo. Entonces, escuché la puerta abrirse.
Nicole entró, tan despampanante como siempre y con su lápiz labial rojo corrido. Estaba ebria, pero no más que yo, y se veía feliz. Tal vez se había metido alguna droga como éxtasis o algo por el estilo.
-Te ves demacrada -comentó, con una sonrisa burlona.
Agarré mi cabeza entre mis manos, un dolor punzante emergía de algún lugar.
-Me siento pésimo -comenté, sin saber aún cómo sacar tanta pesadez de mi cuerpo.
-Sí, en serio se nota.
-No quería besarlo, yo... -el remordimiento empezó, junto con los sollozos-no sé qué me pasó, en serio perdí el control de todo. La música me estaba consumiendo y me sentía bien.
Ella empezó a reír.
-Típico de Tro -dijo, como si esto le resultara divertido.
-¿Típico qué?
-Tienes suerte de ser niña buena, sino ahora estarías gimiendo en su cama como una puta.
Su lenguaje me alarmó, y simplemente la observé, desconcertada.
-Eres peor de lo que pensaba. Pero no te preocupes, no eres ni la primera, ni la última. Yo empecé como tú.
-¿Cómo? -pregunté, y ella me miró como si la respuesta fuera realmente obvia.
-Llorando en un baño pensando en que estaba haciendo mal... y con tu físico, eres exactamente como yo fui. Además a mí también me metieron una pequeña dosis de droga.
-¿Me drogaron?
-Sí, pero debido a tu consciencia no duró demasiado el efecto. O eso, o realmente tuvo compasión y te puso una dosis pequeña. Suele ser amable con las nuevas.
Estaba sospesando la idea: en una noche eran demasiadas cosas.
Mis lágrimas comenzaron a empapar mi suéter y seguía sintiéndome peor que una estúpida: este no era mi lugar.
Drogas, un beso que no había deseado y alcoholizada, tirada en el suelo de un mugriento baño sucio.
-Quiero irme -le dije, chillando de miedo.
-No te puedo llevar así.
Mi garganta me raspaba, y de nuevo las náuseas volvieron, pero regresé todo el vómito.
-Vamos -me dijo, indicándome uno de los compartimientos del baño.
No supe por qué, pero la obedecí.
Ella se inclinó sobre la taza del baño, introdujo sus dedos a su boca y en menos de lo esperado comenzó a vomitar todo el alcohol que había consumido, grandes arcadas envolvieron su esquelético cuerpo y yo simplemente la observé.
-Mucho mejor -se dijo a sí misma, después advirtió mi presencia, y se dirigió a mí- Ahora te toca a ti.
-¿Vomitar?
-Sentirás alivio, lo prometo.
Entonces, la obedecí. Me puse de cuclillas enfrente del inodoro, introduje mis dedos en mi boca y vomité. Ella tenía razón: se sentía mucho alivio después de eso.

Continuará.

Perdón por tardar mucho, a qui les dejo un capitulo nuevo los quiero:)

sombras de blasfemiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora