Homo/Transphobia (Stony)

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El gobierno del monarca Stark era uno de los más prósperos y amados por el pueblo, pues la forma en cómo dirigía al país era correcta. Se preocupaba por el bienestar de su pueblo y de todos. Howard Stark era venerado y adorado por su pueblo y por la nación entera. Muchos deseaban que el heredero, el hijo del monarca siguiera los grandes y buenos pasos de su padre. Le deseaban salud y fortuna, al igual que deseaban que consiguiera a una buena mujer que lo ayudara a resistir en los momentos difíciles, que le brindara apoyo cuando las decisiones parecieran imposibles y que le diera dicha y felicidad, al igual que diera fuertes y grandes herederos para el legado Stark perdurará.

Eso era lo que el pueblo, Howard y María deseaban por Anthony, pero este no estaba interesado en lo más mínimo en gobernar. Tampoco en buscar una esposa, por qué el castaño ya se encontraba perdidamente enamorado de un chico, de uno de sus más cercanos sirvientes. Steve Rogers, uno de los soldados que integraban su escolta.

No había podido evitarlo, simplemente lo había hecho. Había caído rendido ante los claros y hermosos zafiros que tenía el caballero, al igual que había visto como su rubia y dorada cabellera lo hacían relucir cuando montaba a caballo, también cuando vio por primera vez gracias a un pequeño accidente el fornido cuerpo de su caballero.

Al inició creyó estar equivocado con su sentimientos, porque no era lo correcto. No eran los que debía sentir, pero cada vez que estaba frente a él su corazón latía con fuerza, cada vez que se sostenía de él cuando no deseaba montar se aferraba con fuerza a su cuerpo y disfrutaba tenerlo cerca. Creyó que podía intentar esfumar aquellos sentimientos, deshacerse de ellos, pero no importaba lo que hiciera, simplemente no podía hacerlos desaparecer.

Mucho menos después de que una noche, después de haber bebido demasiado con su amigo Victor, Steve debía encargarse de que llegara a casa a salvo y se asegurará de que logrará descansar en paz. Si tan solo no hubiese bebido demasiado tal vez no lo hubiese besado. Después de que lo había hecho, las cosas se tornarón incómodas. Tony no era capaz de ver a Steve y Steve tampoco podía ver a Tony. Por que el recuerdo volvía, aquella sensación que ambos tuvieron al sentir sus labios juntarse había sido sinigual.

Fue en aquel viaje que había tenido que hacer Tony, debía arreglar unos pequeños asuntos en nombre de su padre. Esa noche una tormenta los tomó desprevenidos y obligó a que Tony junto con su fiel caballero Rogers se tuvieran que hospedar en una pequeña habitación que habían conseguido en un pequeño hoztal. Solo estaban ellos dos, aquel silenció incómodo de por medio en un inicio.

— Saldré a ver si la tormenta se ha calmado un poco y...

— El dueño dijo que era probable que la tormenta se calmara hasta mañana, además creo que desde la ventana puedes ver que la tormenta en definitiva no se ha calmado en lo más mínimo sino solo se ha intensificado. Si sales, te congelará —dijo y Rogers apretó sus puños.

La situación era incómoda y tensa. Ambos podían sentirlo.

— Lo lamento — dijo Tony, el rubio se sorprendió al escucharlo y volteó a verlo.

— N-no tiene de qué disculparse de nada, su majestad. Todo es mi culpa, yo...

— Te lo he dicho muchas veces Steve, no me gusta que me llames por mi título. Creí que habíamos dejado atrás las formalidades — le había sido difícil que el rubio lo llamara por su nombre, pero después de que lo había besado las palabras que habían intercambiado eran pocos y había vuelto a llamarlo por su título —, es mi culpa, si tan solo no te hubiese besado, no estaríamos en esta incómoda situación. Fue mi error, no debí hacer lo que hice. Por favor olvidemos todo y volvamos a cómo eran las cosas antes ¿Sí? — dijo Tony, que mantenía su rostro escondido entre sus manos.

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