Hanahaki

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Howard veía a Tony recostado en la cama de aquel hospital, el olor a sanitizante y al alcohol calaba un poco en su nariz. Su pequeño hijo estaba recostado en la cama con un tubo en su boca para recibir oxígeno, las máquinas a su alrededor marcaban sus signos y pitaban cada cuanto, además de que varias intravenosas y bolsas de suero se sujetaban de su antebrazo. Alejó un par de mechones castaños del rostro de Tony y acarició su mejilla.

Se arrepentía por no haber actuado antes.

Se arrepentía por no haber alejado a su pequeño a tiempo.

...

Tony estaba muy feliz y se podía notar que lo estaba al ver la gran sonrisa que iluminaba su rostro. Aguardaba en la puerta de entrada del instituto a que Tiberius llegará, estaba feliz, porque finalmente lo volvería a ver después de las vacaciones de verano. Las cosas entre ellos habían avanzado, se había atrevido a decirle que le gustaba, que estaba enamorado de él. Pensó que tal vez podría recibir una respuesta de su parte durante el campamento al que asistían cada año durante una parte de las vacaciones de verano, pero se sorprendió cuando dijeron que había surgido algo repentinamente y que por ello no había podido asistir.

Tony se había enamorado de él desde hacía ya varios años, sabía que Tiberius podía ser coqueto con muchas chicas, pero sabía que él siempre lo iba a escoger ante todo. Sentía que su amor era correspondido. Pero cuando vio a Tiberius llegar este lo evadió y durante todo el día lo hizo, durante el almuerzo no logró encontrarlo, durante los pocos ratos libres tampoco, en la salida logra alcanzarlo antes de que se fuera.

Le preguntó acerca de qué le pasaba, y sobre qué respuesta tenía. Se había intentado convencer todo el día de que lo ignoraba porque no podía afrontar lo que había entre ellos, pero nunca espero que este le dijera que no sentía nada por él, que solo lo consideraba un amigo. Aquello hizo que el corazón de Tony doliera, pero que pese a eso no logró alejarse de Tiberius.

Continuaron siendo amigos y Tony luchaba por que sus sentimientos no interfirieran más en su amistad. Siguieron estudiando juntos en el instituto, siguieron yendo a los campamentos de verano, se reunían y se divertían juntos. Tony había comenzado a padecer una pequeña tos que hacía que expulsara algunos pétalos de flores.

Durante todo ese tiempo Tony esperó que nuevos sentimientos surgieran en Tiberius, pero no resultó ser así.

Cuando este le dijo había comenzado a salir con una hermosa mujer, la tos que antes había sido mínima se intensificó un poco y ya no eran pocos o pequeños pétalos, sino eran bastantes y su tamaño era un poco más grande. Pero pese a eso, siguió estando a su lado.

Cuando Howard y Jarvis se percataron de cómo el estado de Tony iba decayendo le sugirieron que se tomará un tiempo. Que se distrajera y se fuera durante un tiempo de ahí para sanar su corazón y aminorar sus sentimientos. Pero Tony era necio y obstinado y en ese momento sentía que Tiberius aún podía entrar en razón.

Tiberius le dijo que iba a casarse.

Quería que fuera su padrino de bodas.

Tony aceptó, esperando a que ese día sucediera un milagro y Tiberius recapacitara, pero no fue así. Vio como la persona que amaba besaba a otra, se casaba con otra, le juraba amor eterno y le prometía una vida.

Se marchó a la mitad de la velada, no se sentía para nada bien. No podía dejar de toser, los pétalos salían de su boca. Howard y Jarvis lo escoltaron a la mansión para intentar calmar su mal, pero comenzaron a pasar los días y Tony simplemente no mejoraba, sino que al contrario. Su estado continuaba deteriorándose, su piel morena comenzaba a tornarse pálida, bajo sus ojos habían grandes bolsas negras, sus ojos antes llenos de brillo e ilusión se encontraban vacíos y oscurecidos.

La habitación de Tony estaba llena de flores y estas comenzaban a emerger de su cuerpo. Raíces y enredaderas comenzaban a cruzarse por su cuerpo y los botones de flores comenzaban a surgir. Fue en ese punto donde a pesar de que el castaño no deseaba que lo llevaran a un hospital, lo hicieron. Lo ingresaron en urgencias y los doctores comenzaron a trabajar con él, no pasó mucho desde que lo ingresaron para que el doctor se acercara a ellos y les dijera que debían someter al castaño a cirugía para extraer las flores de la raíz.

Sabían lo que significaba, y que si no lo hacían era más que probable que su pequeño no sobreviviera el día, eso les había dicho el doctor.

Pasaron largas horas sin saber nada al respecto de qué era lo que ocurría dentro de ese quirófano, las enfermeras no les decían nada y los doctores continuaban dentro de aquella área. Cuando finalmente los vieron salir se apresuraron a acercarse, soltaron el aliento que habían estado conteniendo y lograron sentir calma, su Tony estaba a salvo, ahora se encontraba bien.

Cuando lo vieron en la habitación sus corazones dolieron, del cuerpo de su pequeño salían varios cables y algunas intravenosas con suero.

Finalmente abrió los ojos, pero estos ya no estaban llenos de alegría, brillo e ilusión como alguna vez lo habían estado, ahora estaban vacíos y oscuros.

— Todo estará bien cariño, te prometo que lograras volver a ser feliz — dijo Howard mientras abrazaba a Tony.

Porque así era, ellos se encargarían de hacer que Tony volviera a sonreír y que fuera feliz, porque sabían que Tony se lo merecía.

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