𝟕 ⋆ Culpa rubet vultus meus

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CAPÍTULO SIETE CULPA RUBET VULTUS MEUS

❝La honestidad jamás ha sido nuestro fuerte, ¿cierto, Iz?❞—Carl Grimes

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❝La honestidad jamás ha sido nuestro fuerte, ¿cierto, Iz?❞
Carl Grimes.

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A la mañana siguiente, Izzy dejó que el agua fría le corriese libremente por el rostro tan pronto como entró al baño. Las gotas se le deslizaron desde la frente hasta las clavículas, cruzando por encima de los hematomas nacientes en su piel producto del forcejeo por la pistola con Carl.

Vale, pensó mientras se inclinaba sobre el espejo y tanteaba las marcas púrpuras con cuidado. Suéter de cuello alto será.

Izzy se frotó los ojos antes de ponerse a buscar las píldoras que el doctor el Emmet le había recetado cuando comenzaron todos los efectos colaterales de haber perdido a su hermano. No ayudaban del todo —suponía que nada lo haría, además que devolverlo entre los vivos, y ni siquiera eso había sido suficiente—, pero algo era algo. Entretanto, se entretuvo ideando todas las maneras que haría pagar a Carl por aquella enorme línea que había cruzado en Alexandría, como por ejemplo...

—Lindos pijamas.

Izzy pegó un saltito, captando la figura de su papá entrando a su habitación a través del espejo del baño. Parecía haberse acabado de levantar de la cama, a juzgar por los pijamas a cuadros rojos y verdes que vestía y lo hacían lucir como un elfo en vísperas de navidad. La pelinegra se echó una mirada a su propio atuendo: una camiseta con agujeros de un tour de Eminem del 2009.

—Eran de...

—Alex, lo sé —comentó, con una pequeña sonrisa de reminiscencia que cargaba algo de reconfortante—. Yo lo llevé a ese concierto. También tuve que echármelo al hombro cuando se desmayó, pero, vaya, esa es otra historia por su puta cuent... espera, ¿qué demonios tienes en el cuello?

Los ojos de Izzy se ensancharon y se subió el cuello de la camiseta en un movimiento brusco, cambiando repentinamente el aire de comodidad que se había generado en la habitación. Negan alzó una ceja mientras aguardaba una explicación.

—Me caí.

—¿Sobre tu cuello? ¿Y de milagro no estás muerta? —cuestionó su padre con incredulidad, a lo que Izzy asintió con bastante seguridad. Negan se pinchó el puente de la nariz—. Corazón, también tuve dieciséis, y conozco todas las explicaciones apresuradas que le tuve que dar a tu abuela de por qué tenía marcas púrpuras en el cuello–

—¡No! No es lo que piensas–

—¿Fue el chico de Rick? ¿Fue él? —inquirió, su voz adquiriendo un volumen indignado. No hacia a ella, sino que a Carl.

REQUIEM ⋆ Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora