❝Soy una Salvadora. Por sobretodo, soy la hija de mi padre. Nosotros no nos doblegamos aunque nos quiebren en mil pedazos, y el único perdón que otorgamos es una bala en el corazón. Harías bien en recordarlo, porque el segundo que ponga un pie fuera...
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(ayer publiqué el penúltimo no se lo salten por la doble actualización muak) ▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Izzy veía los árboles pasar rápido a través de la ventana del camión, convirtiéndose en nada más que un lienzo borroso de verde musgo. Regina había tomado la acertada decisión de poner un CD de Negan y se reproducía Nothing Else Matters entre mucha interferencia. Izzy la hubiese apagado con gusto.
—No quiero volver —murmuró por lo que parecía ser la décima vez en el viaje
—No es tu decisión —respondió Regina bruscamente. Tenía ambas manos firmes sobre el volante y los músculos de los brazos tensos.
Izzy bufó y apoyó la cabeza en la ventana.
—¿Cómo van las cosas allá?
—Mal. Gavin está muerto —lo dijo con tanta naturalidad que la noticia no se sintió real—, Dwight se fue. Las cosas con Simon están tensas y no tenemos municiones. Tu papá está loco buscándote.
La pelinegra guardó silencio.
Le hubiese gustado poder tomar una siesta.
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Dos segundos. Eso fue todo el tiempo que Izzy tuvo de tranquilidad una vez que llegaron finalmente al Santuario.
Apenas el camión cruzó la entrada, Izzy divisó a un grupo de Salvadores reuniéndose en un círculo. Comprendió que se trataba de una pelea al instante. Se bajó del camión cuando estaba aún en marcha, dando un salto y haciéndose un espacio en el círculo porque, santo Dios, una pelea entre los miembros era lo último que les hacía falta en ese instante. Entonces frenó en seco, porque al centro del círculo estaba su propio padre y Simón.
Sintió que su corazón se saltaba un latido. En ese momento, ambos la vieron. Abandonaron la postura de pelea y la mirada de asesinos. La querían lo suficiente como para no permitirle ver lo que ocurriría.
—Iz... —comenzó su padre.
—Sácala de aquí —ordenó Simón.
Un Salvador hizo el amago de atrapar a Izzy del brazo, pero ella se lo sacudió de encima.
—No... ¿qué mierda les sucede? —el agotamiento y el luto envolvía cada una de sus facciones. Sus ojos seguían hinchados y enrojecidos desde la muerte de Carl—. La gente esta muriendo allá afuera, nuestra gente esta muriendo por esta causa, ¿y ustedes se dan el lujo de tener peleas así? ¿Cómo la violencia va a ser su primera solución?
