𝟏𝟓 ⋆ Peccata Mundi

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CAPÍTULO QUINCE PECCATA MUNDI

CAPÍTULO QUINCE ➤ PECCATA MUNDI

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DICIEMBRE 2016
ALEXANDRÍA

La luna brillaba alta en los cielos de Washington. Junto a la oscuridad, eran los únicos testigos de los susurros apresurados y movimientos ágiles de Rosita Espinosa y Sasha Williams por las calles de Alexandría. Para el resto de los ojos, pasaban desapercibidas entre las sombras.

—Esta es la última ocasión para arrepentirte —advirtió la morena cuando el muro se impuso frente a ellas.

Rosita comenzó a escalar a su lado, sin siquiera el asomo de una duda cruzándole el rostro. —Yo no me arrepiento.

—Puedo hacer esto por mi cuenta.

—No quiero que lo hagas por tu cuenta. Quiero verle la cara cuando vea que fui yo quien dejó escapar a sus prisioneros. Quiero que me mire a los ojos cuando le dispare.

Dieron un salto y aterrizaron del otro lado del muro, fuera de la protección de Alexandría y Rick. Sasha se ajustó las correas de la mochila sobre los hombros, la gasolina pesando más de lo que pensaba.

—Podrías morir.

Rosita se encogió de hombros y comenzó a adentrarse en el bosque. —No más que todos los días.

Y lo cierto es que valía la pena, pues la vida de ambas no era la única que pendía de un hilo en las próximas horas. Con cada paso que daban a la luz débil de la luna y las estrellas, acortaban la esperanza de vida del hombre que atormentaba a la comunidad hace semanas. Negan tenía los minutos contados.


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EL SANTUARIO

Izzy se incorporó de golpe sobre su cama, tomando una bocanada de aire como si fuese la primera en años y llevándose una mano al pecho para calmar sus latidos. Sus ojos demoraron un segundo en acostumbrase a la escasez de luz, pero luego de un momento tuvo la reconfortante sensación de sus sabanas rodeándole las piernas, y la del aroma de sus plantas inundando la habitación. Ya no estaba en la gasolinera, y mucho menos en la base sureste.

Las pesadillas eran un asunto recurrente desde lo ocurrido con su hermano. Durante varias semanas seguidas, era casi un milagro no despertar por un mal sueño. Últimamente habían disminuido, pero lo de la gasolinera y Enid las había traído de vuelta con toda la fuerza posible. Ahora no solo debía revivir la imagen de su hermano desangrándose en sus brazos cada vez que cerraba los ojos; ahora evocaba la sensación de haber arrebatado una vida, y también veía una y otra vez como Enid caía al piso sin que pudiese hacer nada para detenerlo.

REQUIEM ⋆ Carl GrimesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora