CAPITULO 25. Tom

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Ese rocé, su calor, sus ojos, su olor, Harry.

Ahora ¿qué pasaba?, el odio no puede desaparecer. Imaginaba toda la belleza de Harry en un pequeño bebé, seguro el niño sería hermoso, mientras no se pareciera a Malfoy. Por las noches solía soñar, era raro, pues ya había pasado mucho desde que no soñaba, le gustaba volver a hacerlo, era como un escape a toda esa oscuridad que lo atrapaba, aquella en la que el mismo se ahogó, se daba cuenta de que ahora que tenía el poder que tanto deseaba, ya no estaba complacido, algo le faltaba, cada vez que pensaba a Harry sonriendo, un pedazo de su alma se volvía a encender. El sueño que le rondaba en las noches, era Harry, el niño y... él. Recordaba cada detalle del sueño, casi se sentía real, Harry lo miraba a lo lejos, él le enseñaba al niño, de aproximadamente unos 8 años, a conducir una bicicleta color roja, corría tras él, para asegurarse de que no cayera y se lastimara, Harry aplaudía y animaba al pequeño, Tom sonreía y no había nada triste en él, nada incompleto; en un momento del sueño él se acercaba a Harry y lo besaba, el niño llegaba y los abrazaba a ambos, pero la felicidad se esfumaba cuando se daba cuenta de que se estaba abrazando a él mismo, no había Harry, ni un niño, solo él.

Cuando despertaba intentaba olvidar lo ocurrido, pero llegaba a su mente la imagen de Harry abrazado a Draco. Sabía que no cambiaría eso, pero ese niño, el de Harry, ese que resumía su belleza, lo quería, sentía algo dentro que le pedía cuidar de él, y era eso lo que más deseaba. Había olvidado la búsqueda del poder, ya no lo quería, pero ¿cómo iba a verse así? Débil, ante Harry Potter, ¿qué dirían sus fieles seguidores?, no podía mandar todo al carajo porque si, pero ya no quería seguir. La medalla que le había regalado al hijo de Harry era bastante especial para él.

Cuando Tom estaba en su quinto año en la escuela, él había puesto en la medalla esa imagen de Hogwarts, para así recordarlo cuando volviera al orfanato en las vacaciones, le daba calma, era su <casa>, y sabía que el hijo de Harry crecería lejos de ese mundo, era por eso que se la daba, para que aún en la distancia pudiera sentir la magia, sabía que el motivo que alejaba al niño de Hogwarts era él, pero ahora se consideraba otra persona, en su interior sabía la diferencia entre Voldemort y Tom, y ahora Harry también podía diferenciarlos. Pero no había manera de cambiar todo el daño que había hecho, además como iba a decirle al niño "¡Hey! Yo asesiné a tus abuelos" (Lily, James y Lucius), entendía el miedo que había creado hacia él, y entendía a Harry, pues solo quería proteger a su pequeño, ahora Tom se iba a encargar de proteger a Harry y al niño, aunque lo tuviera que hacer a escondidas y a la distancia, pero lo iba a hacer.

Por la noche, se dirigía a la casa de Harry, y lo miraba dormir en silencio. Tom creía que el guardia John era todo un idiota, jamás lo vio entrar y salir, después pasaba al cuarto del bebé, ya podía imaginarse al pequeño dormido en su cuna. Amaba ver a Harry hundido en un sueño profundo, escuchaba su respiración relajada y serena, Draco dormía abrazado de Harry, Tom entornaba los ojos cuando lo veía poner su mano sobre el ojiverde, pero para desgracia de Tom no podía hacer nada. Cuando Harry despertaba en la mañana sobre su tocador, había una rosa con un moño negro, cada mañana, no faltaba ni una vez, comprendió que no eran de Draco, el rubio dormía muy profundamente cuando Harry despertaba, Harry creía que Tom era muy atrevido al ir a su casa y dejarle rosas, literalmente frente a su esposo, y no sabía si sentir miedo por saber que podía entrar a su casa, o sentir tranquilidad por saber que hasta el momento no buscaba hacerle daño. A veces Harry no se sacaba de la cabeza a Tom, y era mutuo. Draco era tan distraído que no notaba que cada mañana en el florero de mesa había una nueva rosa, suponía que Mary la jardinera, las llevaba para decorar. Harry amaba a Draco, pero ahora no sabía como responder a la nueva actitud de Tom, le gustaba que Tom ahora era diferente, pero no sabía como reaccionar, en la noche soñaba con él, en el sueño solo le sonreía, y el le devolvía la misma sonrisa cálida, a veces pensaba en él durante el día, y Draco hacia desaparecer esos pensamientos con tan solo tocarlo. Por lo menos ahora Harry sentía mas confianza en que su hijo crecería seguro y protegido.

Mi Todo: un sueño. (pt. 2) terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora