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Sebasstian.

La primera vez que la vi note algo extraño en ella, la vi bailar, como sonreía sin nada que preocuparse, sus ojos se cruzaron con los míos, y ese fue un error de ella.


—No deberías tomar algo tan fuerte —le indique a su bebida.

—Me gusta lo fuerte —encoge los hombros como si la vida no le importara.

Quien te lastimo humana.

—Aun así insisto con algo más dulce para ti.

—Mira no necesito un conocedor, vine aquí a divertirme y quitarme esa espinita de enojo, sabes —palmea mi hombro con tanta confianza.

Mi lobo gruñe ella no lo puede notar el sonido de la música es tan fuerte.


«—Huele tan rico, margaritas la quiero.

—Todo a su tiempo aun no entiendo que pasa.

—Ella es mate de nosotros.

—Puedo darme cuenta de eso, es solo que.... Su olor me está metiendo en mis venas y el recuerdo de Angie se está borrando.

—Ella ya está aquí y debemos aceptarla


No entiende el porque, la vida le esta dando esta oportunidad, ella se ve de caracter y se ve que le va dar batalla.

Eso le gusta.


—Oye hay alguien en esa cabeza, eres muy extraño será mejor buscar alguien que si tenga ganas de platicar y no verme como si no fuera de este planeta.

—Espera —tomo su mano la electricidad me recorrer hasta la verga.


Recuerdos :

—Saldrás de esto —tome su mano con todas mis fuerzas.

—Sabes que no es verdad, mi enfermedad está avanzando en todo mi cuerpo, es una lástima que estas semanas me hayas hecho tan feliz, lo soy Sebasstian, hubiera deseado mas tiempo y conocerte en otra situación, pero la vida es como debe ser.

—No lo digas, déjame....

—No, para condenarte. Jamás he sido egoísta y no me iré sabiendo que estas con el mismo destino.

—Angie...

—Déjame hablar a mi lobo.

—Cómo puedes pedirme eso cuando veo a la mujer que es mi compañera siendo arrastrada  por  la  muerte, no me dejas ni marcarte.

—He vivido muchos años, mira mis manos están viejas arrugadas.

—Mujer aun así te amo.

Sentir su calor en mi mejilla, me hace llenarme de cólera saber que se ira dejándome con un vacío en mi pecho, mi lobo gruñe suplicando marcarla pero no puedo hacerlo si ella no me lo permite, el  veneno puede ser doloroso si ella lo rechaza.

La vi en ese parque con esa mirada triste sus canas notarnos con el brillo del sol,  ella era mi alma gemela y no por eso me negaría en aceptarla ella es mi destino que me puso la diosa.

Sus ojos engrisados por la vejez, los humanos se van con el tiempo de este mundo y fue que note que ella se ira dejándome con el dolor en mi corazón.

—He esperado por encontrar el amor, y lo encuentro en ti —dije  tomado lugar a su lado.

Ella me sonrió y sin decir lo que era me comprendió.

—Moriré, debes dejarme aquí no vengas cada vez que lo haces me partes el corazón.

FEROZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora