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—Sé que no debía de preguntar, es solo curiosidad, sabes me gustaría saber quién fue ella, y porque tenías esa mirada triste.

—Angie era una mujer muy sabia, desde que la vi me entregue por completo, ella no sabía lo que era,  sus ojos conocían la verdad y entonces me pregunte y cuestione la vida que era injusta, porque llegue tarde para ella, tenía su familia, enviudo años atrás y tenía a sus hijos aun así, era perfecta para mí.

—Oh, ella era muy grande.

—Demasiado y aun así aceptas a tu compañera, solo que ella me dejo ir, no quiso que al arcara, alejando que había vivido mucho, después de su muerte me llene de celos de saber que ella amo alguien más aparte de mí, y tuvo hijos con esa persona. Fue entonces que mis tíos me pidieron el favor de distraerme en la reserva, mi primo se fue y ahora me hago cargo desde entonces.

—Si tu madre hizo comentarios sobre su hijo.

—Marcus rechazo a su mate, Sofía es su nombre es omega, los consideran débiles , pero su olor es tan dulce que nadie puede negarse, son pocos los que nacen siendo del rango más bajo, y para un Alfa es débil tener una compañera.

—Que tonto —comento Silvia cruzando los brazos —Como pueden hacer eso es muy cruel.

—Creo que el aprenderá su lección, ahora debemos bajar, este es tu departamento.

—Sí, es el quinto piso, debemos subir por los escalones ya que el elevador nunca lo han arreglado,. Solo está de pantalla ahí.

—Entonces debo cargarte.

—¡Estás loco! Me hace bien el ejército,. Desde que me secuestraste he subido de peso, mírame —señalo Silvia.

Sebasstian la miro, para el lobo era perfecta, sus caderas se habían anchado, no quería tenr esos pensamientos pero no podía evitar ver sus pechos más grandes, tanto que no cabían en sus amos, pero su olor  de embarazo eso lo volvía loco.

—Eh, Eh, la vista aquí —señalo sus ojos —Lobo pervertido.

—No puedo evitarlo.

—Oh claro que puedes, ahora vamos, no quiero que los vecinos se asomen son bien re chismosos aquí.

Silvia tomo sus cosas, y dejo algunas en cajas, ya que alguien le había prometido la luna y las estrellas daba por entendió que la tendría como una reina y todo lo que tenía aquí no iba a necesitarlo.

Metió en una caja las fotos de su familia, peor fue el mismo Sebasstian quien volvió a sacar y preguntar quién eran.

—Ellos son, mis padres y mi hermana, no hay mucho que contar, para ellos es como que no existo me explico la última vez los vi hace meses y parece que vieron una pared, siempre mi hermana se lleva el crédito, a veces pienso que no soy su hija, en fin no quiero hablar de ellos, ahora lobo ayúdame a llevar estas cajas.

—Entonces, no les dirás nada.

—No, y espero que respetes todo esto, ahora quiero ir por mi finiquito y dejar tranquila a mi amiga, no quiero que piense que me secuestraron los alienígenas.

—Yo no soy un alienígena.

—Claro que no lo eres, tontito —esta vez ella fue cariñosa con el lobo.

— ¿Tontito? —dijo con una amplia sonrisa.

—Sí, sabes me gustas Sebasstian y soy muy difícil en decirlo, realmente me haces decirlo con solo verte.

El lobo la cargo ante una grito que no le importó buscando su habitación, desesperado la desvistió, con ganas de hacerle el amor, Silvia lo recibió con besos y caricias, enrollo sus piernas disfrutando como el entra en ella, superó al sentirse tan amada. Preguntase que había hecho en la vida en meceré un hombre como.

Gimió ante las embestidas fuertes y profundas, inclino  su cuello, Sebasstian paso su lengua, disfrutando el sabor de su piel, dio una pequeña mordida, aun no sabía si ella estaba preparada.

—Lo soportare —dijo ella sabiendo las intenciones del lobo —Lo prometo.

Silvia soltó un orgasmo ante los colmillos perforando su piel, se aferró a su cuerpo como nunca en su vida. Los ojos de Sebasstian se volvieron dorados, su miembro se endureció soltando su esencia en su interior.

Se derrumbó en su pecho, agotada por el amor del lobo, jugo con su pecho y con aquellos vellos, enredo entre sus dedos.

—¿Te duele?, siempre quise hacer esto —jalo con fuerza.

—Mujer agresiva.

—Si soy muy agresiva —respondió entre risas.

—Que estoy pagando en esta vida —victimizo el lobo.

—No lo sé señor Leah, tal vez algo muy grave.

—Disfrutare mi castigo la eternidad.

—Sobre eso, aun no entiendo bien, nunca voy a envejecer y mucho menos ya sabes decirle a mi amiga lo que somos.

—Siento arrastrarte en este mundo Silvia, pero no puedes decirlo a nadie.

—Comprendo, bueno eso significa que me tendrás que tolerar mis días malos y bipolares.


—No me importaría porque ahora eres mi mujer Silvia la mujer que amare toda la eternidad.

FEROZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora