FEROZ

10

La vida de Silvia cambio en un dos por tres ahora se centraba deslizando sus manos por aquel vestido blanco,  tendría la boda de sus sueños, como simpe soñó aunque hubo momentos que ella pensó que ese día no llegaría cuando tenía al supuesto novio.

Recordó la forma en como Sebasstian le partió toda la cara, al pisar el trabajo y como arremetió contra la empresa que los llevar a la ruina, no sería mala idea, pero ella no es rencorosa solo deja fluis las cosas y ya el destino dirá, pero el lobo no perdona en asegurar que aceptaron un proyecto robado, que curiosamente tenía lazos con su empresa.

Tal vez el mundo era tan redondo que se encontraría de una manera a otra. Pero a la humana eso ya no le importaba ahora tenía una vida con su lobo, una vida que ella ahora camino sobre nubes.

Sabe que habrá momentos que no todo será amor, pero confía en el amor de Sebasstian.

Ahora debía salir y ver al hombre de su vida, el señor Marco tomo su mano al ofrecerse en llevarla, le agrado tanto la idea, sobre su familia era mejor fingir su muerte jamás creyeron en ella y jamás mostraron afecto, es cruel pero ella vivir mejor sin ellos.

Ahora tendría su propia familia solo para ella sola.

—Te vez hermosa Silvia realmente hermosa.

—Me vez con ojos de amor.

—Siempre te veré con ojos de amor.

Tomo la mano del lobo y dejo que las mariposas flotaran por su estómago, aunque realmente su frijol es quien nadaba en su interior, solo espera los meses en tenerlo en sus brazos, sus piernas temblaron ante los votos del lobo que era tan irreal sus palabras el desborda tanto amor, sus ojos brilla y esa sonrisa, ton que se le cae la baba.

—Acepto, acepto Sebasstian —dijo con tanto animo que algunos lobos sonrieron.

El lobo acerco sus labios y sello con un beso de amor real.

—Ahora te hare el amor como mi esposa.

—Que lobo tan desesperado.

Ahora tenía todo, ahora realmente sería feliz, el día llegó y con ello el nacimiento de su hijo, un pequeño cachorro de nombre Efran. Silvia admiro como su ahora esposo cargaba y arruchaba a su hijo cantándole una canción, quería devorarse ambos.

—Me encanta verte de esa manera.

—A mi también, tengo un hijo Silvia un hijo.

—Que lobo con suerte.

—Tu eres mi suerte —se inclinó besando la frente de su mujer.

—Estoy pensando si crees que podamos tener otro —dijo ella dejando con cara de asombro al lobo.

—Lo dices enserio.

—Muy enserio porque esperar si tendremos toda la eternidad para ser felices.

—Te amo Silvia Leah te amo.

—Yo también te amo lobo. —dijo ella recibiendo un beso de su ahora lobo.