Wyatt habló con su hermana al respecto y ésta fue de mucha comprensión, a pesar del regaño y la condición que les propuso tanto a él como al no muerto, ahora se encontraba solo en su habitación, reflexionando que podría hacer.
Mientras tanto Zed, lleno de una furia incontenible esperó el momento indicado y cuando el porrista entró a los baños, el zombie también entró sigilosamente, primero se percató de que no hubiera nadie que pudiese interferir y para su suerte sólo estaba el humano gimnasta y él mismo. El Zombie cerró la puerta con cautela, colocó el seguro y se recargó en los lavabos. El joven porrista salió despreocupado de uno de los baños cuando estaba acorralado por el muchacho no vivo.
—No tienes idea de cómo me excita verte enojado, si crees que no escuché cuando revisaras si no habían más personas te equivocas, no soy tan estúpido como crees, mi lindo zombie... O debería decir, escoria mounstrosa– Bucky dió una sonrisa ligera y al decir cada palabra habló con tanto cinismo que Zed apretó los puños, pensó por unos momentos y finalmente se acercó de prisa a su némesis, lo tomo del cuello y lo recargo en la pared.
El joven humano solo jadeaba mientras se reía —Eso es, ¡TÓMAME! — El zombie apretó con más fuerza al porrista.
—Sé muy bien que matarme no está en tus planes, pero si me vas a estrangular así, que sea con él éxtasis de una parte de tu cuerpo entrando al mío — el maníaco porrista mantenía una sonrisa tenebrosa y jadeaba con más intensidad pues a pesar de que no tenía su zombie banda desactivada, el zombie tenía una gran fuerza, el porrista comenzó a deslizarse hacia abajo por la falta de aire, Zed lo miraba con enojo. En ese momento alguien decide tocar la puerta. Zed fríamente lo soltó y Bucky comenzó a tomar aire mientras jadeaba y tocaba suavemente su cuello.
—Esto no se va a quedar así – Habló el zombie sin voltear y abrió la puerta con enojo, en eso entró un joven humano que sólo se dispondría a cumplir con su necesidad, vio al porrista en el suelo.
—¿No tienes algo mejor que hacer?— hablo con superioridad el porrista.Después del receso y algunas clases, todos se dirigían a sus hogares o a algún lugar específico. Zed corrió para alcanzar a Willa y Wynter.
—¡Chicaas esperen! — gritó el zombie mientras jadeaba de cansancio pues las jóvenes licántropo se encontraban a distancia del zombie. Las muchachas lo esperaron y en el camino hablaban sobre el baile, y qué se pondrían, realmente Zed estaba muy callado al respecto, las chicas se dirigían hacia su cueva y por eso el zombie las escoltaba, ellas sabían perfectamente el por qué. Dejaron entrar al zombie a la guarida, y las jóvenes lo acompañaron a la habitación del deprimido licántropo que se encontraba sentado en su cama dibujando. El muchacho de mechón blanco levantó la cabeza para saber quién le obstruía la luz.
Para su sorpresa se encontraban su hermana, su mejor amiga y el joven de sus sueños. Los nervios invadieron a Wyatt, su corazón aumentaba de frecuencia cardíaca, sus manos comenzaron a sudar y comenzó a temblar.
—Z-Zed, qué grata sorpresa, no esperaba que vinieras — El joven licántropo se sonrojo y sus nervios aumentaban.
El zombie colocó su mano frotando su nuca, como un gesto de pena, él también se mostraba nervioso. —¿Por qué no fuiste a la escuela? ¿Te sientes enfermo? .
La preocupación de Zed hizo que Wyatt colapsara mentalmente, aunque calmó un poco sus nervios.
—Estoy bien, solo me dolía un poco la cabeza y por eso no fui, pero al menos cuento con ustedes para que me ayuden con las actividades escolares que no pude realizar el día de hoy.Las muchachas no podían irse, por el miedo de que los chicos se acercarán mucho y los demás lobos sospecharan.
—hmmm, de acuerdo... Pueden salir juntos... ¡Pero! Recuerden la condición acordada — interrumpía la muchacha morena a la incómoda charla de la pareja.
Wyatt se paró enseguida, se puso sus botas y salió con Zed. Las chicas los escoltaron hasta la salida y finalmente parecía como si todo volviera a la normalidad.
El señor Necrodopolis y su pequeña hija habían salido de Seabrook por unos días por una excursión padre-hija madre-hijo en la escuela de la infanta. Ambos volverían dos días después del baile. Tiempo suficiente para poder esconderse en casa de Zed para evitar los acechos de Bucky y a los temibles tradicionales lobos.
Los jovencitos llegaron a dicha casa y para empezar su "cita" Zed se dispuso a ver una película con su amado licántropo. La película estaba finalizando pero les parecía aburrida, ya que había una guerra de miradas a lo largo de la película, ambos estaban tan felices de volver a estar tan juntos, aunque sólo paso un día de el incidente, pareciese una eternidad para la pareja. Zed miró detenidamente a Wyatt y éste le devolvió la mirada. El zombie no pensó dos veces y se lanzó a besar a Wyatt, se besaron apasionadamente, mucho más brusco y profundo que la última vez. Se besaron hasta perder la respiración y se soltaron por unos instantes, Y el zombie se acomodo arriba del licántropo. Mientras el no muerto besaba el cuello de su amado se tomaron de las manos, y fue la sensación más linda aunque solo duró unos segundos porque el muchacho de mechón blanco abrazo al zombie y se besaron con más pasión, todo termino en una de las mejores citas de su vida, esta vez fue menos doloroso y fue con tanta ternura, la pasión de estos "amantes" era incomparable a todo el amor que podían dar todos los habitantes de Seabrook juntos, pero no duraría mucho por un porrista celoso que sabían que no podían dejarlo así.—Tenemos que hacer algo con Bucky– propuso el zombie mirando fijamente a su amado.
—No tenemos que iniciar una guerra por algo tan insignificante como ese idiota, el tiene la idea de que Willa nos separó, así que si seguimos con el cuento a los ojos de Bucky, él no se interpondrá de nuevo.Ambos jóvenes se recostaron en el sillón pensativos, sin decir alguna palabra. Mientras tanto Bucky tenía a Addison arreglando los últimos detalles en el gimnasio para el baile.
—Mañana será nuestra noche Addi– habló el porrista con una gran sonrisa de oreja a oreja.
—Ya lo creo.
—Bien, creo que eso es todo. Te llevo a tu casa, vamos Addi.Los jóvenes porristas se dirigieron a la camioneta y ya en la casa de la peliplateada, el muchacho de cabello oscuro quiso dar una vuelta por Zombie Town, pudo escuchar qué había música a alto volumen en la casa de aquel zombie que intento matarlo anteriormente, las luces por dentro de la casa estaban encendidas, y de repente vio algo que no debió, el licántropo salió sonriente de la casa del Zombie, y para despedirse se besaron como si llevar a Willa a verlos para que los separara no fuese suficiente.
Era temprano y el porrista se encontraba molesto en el gimnasio, revisando por última vez todo antes de que llegara la gente. Al ver que todo estaba en orden se marchó a su hogar para comenzarse a arreglar, tenía que verse espectacular, al mismo tiempo tenía que preparar unas cosas para llevar a cabo su siniestro plan.
Todos los jóvenes de Seabrook se arreglaban, salían de las tintorerías con sus hermosos trajes y vestidos, algunas chicas llenaron las estéticas y otros se la pasaron pensando en que atuendo llevar.
Bonzo y Eliza ya iban en camino, pues Bonzo sería el Dj para el baile, Zed aún no estaba listo pues estaba un poco indeciso debido a que su enemigo estaría ahí victorioso. Mientras tanto Willa y Wynter estaban en la estética hablando y riendo mientras que el pobre chico de mechón blanco estaba sentado en un sillón de espera leyendo revistas de belleza, aburrido pero a la vez entretenido pensando en su amado. Una vez las jovencitas listas se dirigieron a la cueva a ponerse sus vestidos al igual que el joven iba a arreglarse lo mejor posible para quedar bien con su zombie.
La música estaba fuerte y apenas llegaban los jóvenes, parecía que iba a ser una buena fiesta, el tarro de recaudación se estaba llenando rápido. Habían jóvenes humanos, zombies y licántropos bailando la pista, otros bebiendo, y otros con sus grupos de amigos; Zed llegó antes y se sentó con Addison y Eliza, las sacó a bailar, esto para despistar al porrista obsesivo que solo se la pasaba mirando. Zed terminó de bailar con Addison cuando llega un pequeño grupo de licántropos con su respectiva ropa extravagante y entre todos ellos, aquel apuesto joven de mechón blanco que le robaba el aliento. Se miraron desde la distancia nerviosos y se acercaron uno al otro lentamente.