Nueve
Naruto terminó de secarse y ponerse ropa seca mientras hacia el pedido por el celular para unas pizzas. Él al principio se había negado.
¡¿Que pasaba si volvía a meterse un orégano entre sus dientes?!
Pero Hinata insistió, ella no quería que él le cocinará y él no haría que ella lo hiciera. Caminó por su pequeño departamento, era simple y no tenía muchas habitaciones. Apenas entrabas, estaba la pequeña sala y cocina, dividida sólo por una barra desayunadora. Pero si seguías caminando entrabas a un pequeño pasillo donde al final de este estaba el baño y al otro lado de la sala estaba la habitación. Lo que tenía de bueno, era que su habitación era tan grande como la sala y la cocina juntas.
Hinata en ese momento se encontraba en el baño, ya que una ves que bajaron del Uber, caminaron rápido para entrar al edificio. Pero algo paso con Hinata, él no llegó a saber qué, y ella se cayó al suelo. Naruto suponía que era por los tacones que estaba usando. Nunca la había visto usarlos y ahora sabía el porqué. La quiso alzar en sus brazos, pero Hinata se sacó los tacones y entro al edificio como si fuera la dueña y no tuviera todo su vestido color vino manchado de agua y barro. Él le preparó el baño y ella se estaba bañando mientras él esperaba la comida, aunque todavía no era su horario de comida.
Naruto se dejó caer en el sofá individual de su sala, y sacó su celular del bolsillo de su chandal cuando vibró. Las pizzas tardarían casi dos horas por el mal clima y él maldijo entre dientes. Se levantó y caminó hacia el pasillo, hasta llegar a la puerta del baño.
—¿Hinata?— llamó suavemente la puerta.
Él esperaba que ella le respondiera, pero sus ojos se abrieron de par en par cuando ella abrió la puerta sólo con un camisón sexy que dejaba muy poco a la imaginación. Sus ojos bajaron para ver sus enormes pechos apenas contenidos por dos triángulos de encaje color negro. Su respiración se contuvo cuando pudo distinguir dos pequeños y duros pezones. Su mirada siguió bajando, sin poderse detener, pero cerró los ojos con fuerza cuando notó un pequeño triángulo negro entre sus piernas, por abajo de la tela indeleble del camisón.
—¡Lo siento!— graznó mientras se volteaba—. No tendrías que haber abierto la puerta, Hinata— regañó mientras también se llevaba la mano para taparse los ojos cerrados, por si surgía la tentación.
—Quiero que me mires—, dijo Hinata.
Naruto saltó cuando la mano de ella se cerró en su trasero.
—¡Hinata!— jadeó alejándose de sus manos peligrosas.
Ella rió un poco, mientras Naruto alargaba la mano libre y daba pasos ciegos por su pasillo. Él gruñó cuando golpeó su canilla con una pequeña mesita que tenía unos muñecos de su infancia.
—¡Jesús!— se quejó mientras saltaba en una pierna y sacaba la mano de sus ojos y los abría para ver cómo sus personajes de ficción se caían al suelo.
—¿Estás bien?— preguntó Hinata preocupada mientras daba unos pasos a él.
Naruto mantuvo la mirada en sus pequeños pies mientras levantaba los muñecos.
—Si, si. Ve a terminar de vestirte—, le pidió mientras se consentraba en su tarea auto impuesta.
Hinata, contrario a lo que pidió, se agachó y lo ayudo con dos guardias de la guerra de las galaxias. Él se concentró en su rostro cuando ella se los extendió. Hinata le sonrió de esa manera amable que él amaba, allí estaba la mujer que deseaba, atrás de esa hembra fatal que era hoy.
—Ya terminé de vestirme—, murmuró ella.
Naruto no pudo evitar que su mirada bajará a sus piernas regordetas y tan blancas a comparación de su pequeño camisón. Él dejó a ciegas los muñecos sobre la mesa, sus ojos clavados en sus piernas.
ESTÁS LEYENDO
Deseo Cumplido (Naruhina 💓)
HumorHinata es una mujer muy tímida, muy reservada. Ama a Naruto con locura, su compañero de trabajo en la librería. ¿Qué hará Hinata cuando su deseo de ser segura por un día se cumpla? Historia Original y corta. #2- estrella 19/02/22 #281- Naruhina 21/0...