Capítulo 5

6 8 0
                                    




Lorena se despertó la primera, y maldijo cuando vio que tan solo eran las 9:30 de la mañana. El trabajo y sus horarios habían sido los causantes de que se despertara a aquellas horas. Se incorporó y miro a las otras camas, Lola y Nerea estaban en el quinto sueño. Y una parte de ella la decía que tanto Ali como Mireia estarían en la misma situación. Se lamentó de que Juanma no estuviera allí, un polvo de buena mañana animaba a cualquiera.

Vacaciones sin sexo no eran vacaciones, o no eran igual de placenteras.

Viendo que el sueño no volvía, soltó un taco y se levantó, cogió la ropa de verano que había dejado preparada el día anterior, se alistó y bajó a desayunar. Un buen café y quizás un paseo por la playa la cambiaría el humor.

Bajo al bufe con las gafas de sol puestas, no quería que sus ojos somnolientos espantaran a alguien. Necesitaba un buen café cargado. Desayunaría en la piscina. Tomaría el sol. Miraría el panorama. Estaba feliz de estar allí con las chicas, pero le gustaría algún día volver con Jorge, le iba a encantar.

Después de dos años juntos, y uno de ellos compartiendo piso en el extranjero, necesitaba una semana para ella. Tocarse la nariz. Tomar el sol. Beber. Reírse de cosas de chicas. Ese tipo de cosas que con él no podía hacer.

Cuando llego al bufe libre, cogió un plato y se sirvió unos croissants y un café bien cargado con azúcar y salió fuera. Lorena localizo una mesa algo más apartada de la piscina junto a un jardín. Cuando se sentó en la mesa miro el reloj de su móvil, Lorena calculo que en una hora como mucho Mireia estaría arriba así que la mando un mensaje diciendo que la llamara cuando se despertara. A  las demás las tendría que dar más margen.

Los croissants estaban de muerte, posiblemente, decidió Lorena mientras se relamía los labios, caerían uno o dos más. Un gusto se merecía en las vacaciones, ya tendría tiempo de bajar el peso que cogiera cuando el estrés viniera a ella.

La gente ya estaba tomando el sol en la piscina, o simplemente desayunando mientras vigilaban a los niños jugar en el césped. Se respiraba calma y tranquilidad. Lola se merecía un buen regarlo por haber encontrado ese pequeño paraíso lleno de guiris, algunos chavales de fin de curso como ellas, y unas pocas familias.

Lorena miró a través de los oscuros cristales de sus gafas a un chaval con el pelo rojo de punta, que la observaba a unas mesas de distancia. Era guiri seguro, pensó mientras le recorría con la mirada. Su cara redondeada, piel blanca, y sandalias algo horteras para su gusto, eran los ingredientes que componían al típico guiri. Lorena empezó a mover el café haciendo que miraba hacia otro sitio, pero en verdad no quito los ojos del chico, que no se molestaba en disimular que la estaba mirando.

La música del móvil empezó a sonar y aparto la vista del chaval para descolgar de modo automático el móvil.

-          Tía – la voz de camionero de Mireia hizo que sonriera-, ¿me has escrito?

-          Si, perdona, era para saber si estabas despierta o algo, para esperarte para tomar el desayuno. Pero ya he desayunado.

Se oyó un gruñido al otro lado de la línea, y las sabanas moverse.

-          Aún estoy en la cama, ya bajare, que sigo cansada.

Antes de que pudiera decir nada más, Mireia había colgado. Borde. Pero al menos se había dignado a llamarla y preguntar. Lorena se fijó que tenía un mensaje de Juanma:

"Hola cariño, espero que estés descansando y te lo estés pasando bien con las chicas. Te echo de menos"

Un "Hello" algo rasposo la saco del ensimismamiento que le había causado ese mensaje mañanero, y miro al chico, borrando la sonrisa. El chico pelirrojo se había sentado frente a ella, con toda la confianza del mundo. Aquel gesto le choco, mira que a veces los guiris podían ser secos, pero él parecía a primera de lo más amigable, o eso le indicaba su soltura al invadir su espacio personal. Le contesto secamente y dejo el móvil en la mesa, sin apartar sus ojos de él.

Incondicional (Luke Hemmings)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora