Leonor dejó escapar un corto suspiro mientras se daba la vuelta para volver a mirar al campo de fútbol. Los demás hicieron lo mismo no sin chismorrear sobre el momento de película romántica basada en una novela de Nicholas Sparks que acababan de vivir. Alexia seguía mirando a la espalda de la española, fijándose que esta estaba sentada al lado del susodicho.
-Creo que hay cosas que no nos has contado Alexia -dijo Chesa-. ¿Tienes algo con ese chico? La verdad no te culparía, es bastante guapo.
-Todo lo que tiene de guapo, lo tiene de insoportable -respondió Alexia-. Preferiría tomarme tres chupitos de lejía antes de tener algo con ese.
-¿Entonces por qué te va a dedicar la victoria? ¿Te imaginas que pierden? Estaría muy gracioso -intervino Thomas para hacer la gracia del día.
-Para llamar la atención, qué más si no, y no me importaría que perdieran, así se le bajarían esos aires de grandeza que tiene.
Los demás se rieron e intentaron averiguar qué había entre Alexia y Martijn, pero la princesa no estaba por la labor de ayudar. Veía desde su sitio que Michael no paraba de cuchichear cosas al oído a Leonor y rodó los ojos, se preguntaba porqué el nombre de todos los pesados empezaba por M.
El partido iba a empezar, localizó a Martijn en la banda derecha como extremo, llevando el dorsal 11. No se le veía nada nervioso como de costumbre, y no pudo evitar recordar esos tiempos en los que ella se escaqueaba de la residencia real para ir a ver sus partidos como infiltrada. Tanto sacrificio para nada.
La realidad es que Alexia aún no había perdonado a Martijn por lo que le hizo, ya que nunca recibió ninguna explicación de él y sus perdones no iban cargados de sinceridad.
La pelirroja salió de sus pensamientos cuando escuchó el pitido del árbitro que indicaba el inicio del encuentro. Sin quererlo, seguía los movimientos de su ex, tuviera o no el balón y por un momento llegó a pensar que estaba confundiendo lo que sentía por él.
Sin embargo, al volver a mirar la espalda de Leonor no tuvo duda de que algún día tendría que hablar con Martijn para zanjar las cosas y poder seguir adelante.
Alexia sabía lo que era estar enamorada, sabía cómo se sentía cuando no podías dejar de pensar en alguien, cuando siempre intentabas buscar una mirada cómplice, o cuando te inventabas cualquier excusa para comenzar una conversación. Esos patrones los estaba viendo con Leonor y no podía asimilar en qué maldito momento había pasado todo esto.
El partido transcurría, sus amigos lo comentaban animadamente mientras ella seguía viendo el evento en silencio, echándole una visual de vez en cuando a Leonor y Michael. Por ahora no había goles y quedaba poco para que el árbitro pitara el descanso, las animadoras se estaban preparando para salir en el entretiempo y algunas personas fueron aprovechando para ir a comprarse bebidas y comida en los puestos que estaban dentro del estadio en la pista de atletismo.
-Chicos, ¿vamos yendo al puesto de comida antes de que se llene? -preguntó Natalie.
-Yo no tengo hambre, si queréis me quedo aquí guardando el sitio -respondió Alexia.
Todos asintieron y se quedó sola, aprovechó para responder algunos mensajes que tenía pendiente y volvió a guardar el móvil.
-¿Cómo ves el partido?
Alexia se sobresaltó por la pregunta tan imprevista que le había hecho Leonor, quien en un abrir y cerrar de ojos se plantó al lado de ella mirando al campo de fútbol.
-Joder qué manía de aparecer sin avisar. ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está tu sirviente? ¿O es tu guardaespaldas? Ah, ya sé, tu dama de compañía.
-Deja el sarcasmo por un rato, ¿quieres? También podría preguntarte si tu protegido al acabar el partido tiene pensando besarte a lo "Una Cenicienta moderna" porque tiene todo a favor menos el resultado y la meteorología -arremetió la española.
-¡Anda, pero si hasta ha visto películas de Disney Channel! Y yo que pensaba que habías estado viviendo debajo de una piedra todos estos años... ¿Tus padres lo saben? ¿No te ponían control parental en la TV? -dijo Alexia para dar la estocada final.
-Vete a la mierda un rato -espetó Leonor y se fue de allí para volver a su sitio.
Alexia se quedó boquiabierta, no por el hecho de que la había mandado a la mierda, sino por el hecho de que Leonor había mandado a la mierda a alguien de por sí. Era un acontecimiento histórico, algo nunca antes visto, algo inimaginable, inaudito.
Sus amigos volvieron con comida y bebida y Alexia seguía en el shock. Realmente sacaba lo peor de Leonor, pero para ella era divertido ver esta nueva faceta de la española, en la que se parecía ligeramente a su abuelo paterno.
Pasaron unos 15 minutos desde que empezó el descanso, los jugadores volvieron al césped para empezar la segunda mitad del encuentro y todos ya estaban de vuelta en sus sitios.
Todo transcurría con normalidad, hasta que por el minuto 75 pitaron una falta en contra que acabó en gol. La grada seguía animando a los muchachos pese a que tenían casi todas las papeletas de perder. Sin embargo, Alexia ya había presenciado partidos como este y sabía que por ser el héroe del partido, Martijn podría convertirse en la reencarnación de Maradona y más o menos es lo que pasó en los minutos finales.
Martijn se echó el equipo a la espalda y marcó dos goles, el último en el descuento para ganar el partido. La grada estalló en vítores y corearon el nombre del holandés, todos los jugadores se retiraron a los vestuarios y a los minutos recibió un mensaje.
"Te espero en la entrada del estadio en unos 15 minutos. Quiero hablar contigo 😉."
Alexia resopló, pero le respondió que allí estaría. Le pediría explicaciones por lo ocurrido meses atrás y le volvería a dejar claro que él ya era pasado.
Le puso una excusa bastante barata que ninguno de sus amigos se tragó para quedarse en la entrada sola esperando a Martijn, prácticamente todo el mundo se había ido y tan sólo quedaba el servicio de limpieza.
-¡Hola! Perdón por la tardanza, es que-
-Ve al grano Martijn, qué quieres -dijo cortante Alexia. Ambos cambiaron el idioma al holandés para poder comunicarse mejor, eso significaba que venía bronca.
-¿Qué te han parecido los goles? Tenía pensando ponerte algún mensaje en la camiseta interior, pero nadie tenía un rotulador -el chico veía que a Alexia le interesaba entre poco y nada lo que le estaba contando, por lo que decidió ser directo-. Quería pedirte perdón de verdad por lo que te hice.
-Ya era hora. Mejor tarde que nunca -la pelirroja cruzó los brazos-. ¿Algo más?
-Alexia, realmente he cambiado. Cometí una estupidez, lo reconozco. Dame una segunda oportunidad -Martijn acarició la mejilla izquierda de Alexia, un acto que la desconcertó por completo-. Podemos volver a intentarlo.
Mientras todo esto sucedía, Leonor y Lucy volvían de los baños. Minutos antes de que Alexia recibiera el mensaje, Lucy le pidió a Leonor si la acompañaba al baño cuando la gente se fuera yendo.
Había una gran cola y cuando terminaron, se dirigieron a la entrada del estadio y se encontraron con Alexia y Martijn teniendo una charla. Tenían pensado saludarles, pero en ese instante Martijn puso su mano sobre la mejilla de la princesa y Leonor al ver esto sintió una leve presión en el pecho.
Lucy y Leonor se escondieron como pudieron detrás de un carrito de la limpieza, mientras observaban cómo transcurría el momento. La española se dio un pequeño mordisco en el interior de la mejilla como signo de nerviosismo, sólo podía esperar que la holandesa le rechazase porque no sabía cómo se sentiría si algo más llegase a pasar entre ellos dos.
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A Dos Coronas de Ti
Teen FictionLeonor es la princesa heredera de España. Es una chica muy responsable, trabajadora, rubia y de ojos azules, que se está preparando para estar a la altura de las expectativas de sus padres y de un país entero. Quiere mejorar la imagen de su familia...