Capítulo 18

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Todos se quedaron en silencio, hasta que la familia real española comenzó un interrogatorio exhaustivo a Leonor para que soltara toda la información posible. Alexia seguía perpleja por la situación, más que nada, porque no entendía qué había pasado para que se formara tal revuelo ya que no llegó a escuchar la pregunta, tan sólo la respuesta de la rubia.

Los cachetes de Leonor se estaban volviendo cada vez más rojos, lo que hacía más evidente que no mentía. Sofía intentaba calmar las aguas, pero eso era imposible.

-¡Que no! Le dije que sí a Alexia, que acaba de llegar, dejad de montaros historias -espetó Leonor-. No me gusta nadie de aquí y si lo hiciera no os lo diría -nada más decir esto, colgó, dejando a sus padres con la palabra en la boca.

Cuando dejó el teléfono a su lado, se percató de que tenía la respiración agitada y que su cara estaba ardiendo de la vergüenza. Sólo esperaba que Alexia no hubiera escuchado nada e intentó calmarse y olvidarse de lo que acababa de ocurrir hace 3 minutos.

-Okay... haré como que no vi esto si eso te ayuda -dijo Alexia, dejando sus cosas encima de su escritorio y quitándose la chaqueta-. Pero ahora tienes que escucharme a mí porque te traigo un notición.

Alexia se sentó al lado de Leonor y sacó su móvil para enseñarle la grabación que había hecho recientemente, Leonor tomó el móvil con el ceño fruncido y comenzó a ver el vídeo pero el sonido se escuchaba fatal.

-¿Esto es una cámara oculta? -preguntó Leonor.

-Obviamente no. ¿No los ves? ¡Son Lucy y Michael! Les escuché hablar diciendo algo de que te tenían que sacar información tuya para filtrarla, espera que subo el volumen -Alexia hizo todo lo posible para que se escuchara la conversación, pero sin mucho éxito.

-Tapaste el micrófono al grabar el vídeo, lela. Después la joven con alma de vieja del siglo XV soy yo.

-¿Tanta confianza nos tenemos como para insultarnos? Tienes que creerme, además dijeron que... -Alexia comenzó a recordar lo que comentaron Lucy y Michael, sobre que había algo raro entre ellas dos, y comenzó a bajar el volumen de la voz, replanteándose el decir esa información de más o no.

-El qué dijeron.

-Que querían saber los trapicheos de tu yayo, para sacarlo a la luz. Al parecer la madre de Michael está en una mala situación laboral y necesita un notición para su trabajo, lo que no entiendo es qué pinta Lucy aquí.

-¿Estás segura de que estaban hablando de eso y que no es ninguna de tus paranoias?

-Segura. Estos días Michael te preguntará sobre tu familia, sino ya verás -respondió la holandesa.

-Lo tendré en cuenta, pero ahora que lo pienso... ¿Qué hacías en el bloque de Lucy? -preguntó Leonor con segundas intenciones-. Se suponía que habías quedado con Nathalie.

La rubia había pillado con las manos en la masa a Alexia, quien ahora mismo no sabía ni qué responder. La pelirroja intentaba pensar en algo rápido, pero lo único que le salían eran balbuceos.

-P-pues... Lucy me llamó, eso es. Tenía que preguntarme algo y pues yo como buena amiga dedicada a los demás, decidí acudir a su llamada de auxilio. No hay más, ¿por qué debería haber más? -Alexia miró la hora de su móvil de una forma para nada disimilada-. ¡Hala! Mira qué tarde es, me voy a poner el pijama -se levantó corriendo y cogió su pijama y se encerró en el baño, dejando atrás las carcajadas de Leonor.

Los próximos días fueron algo parecidos a lo que Alexia le había advertido a Leonor, Michael intentaba preguntar sobre su familia como si fueran a tener una charla profunda y filosófica sobre la vida, pero ella le cerraba las puertas.

Mientras prácticamente todo el mundo estaba ocupado haciendo los trabajos para principios de Noviembre, Alexia aprovechaba para ir haciendo el regalo de Leonor. Finalmente decidió aprender a tejer crochet para darle la sorpresa a la española, con ayuda de Martijn, quien poco a poco se estaba ganando la confianza de la holandesa nuevamente.

Martijn sabía tejer de antes, por lo que le ayudaba con algunos fallos o dudas que tenía Alexia. Tenía pensado regalarle dos pequeñas muñecas de lana con las formas y características de ambas, unidas a través de las manos.

Alexia tuvo que empezar de nuevo un par de veces el regalo, porque le acababa saliendo mal y no le gustaba el resultado. Entre los trabajos, los entrenamientos de Martijn y que el cumpleaños de Leonor a lo tonto era dentro de una semana y media, tenía estresada a Alexia.

La holandesa cada vez que tenía un hueco libre, avanzaba en su regalo, el cual era el más difícil que había hecho nunca hasta ahora.  A veces le decía a Leonor que se iba a la biblioteca a estudiar con el fin de seguir con el regalo porque en el dormitorio era imposible seguir.

A Leonor le resultaba extraña esta situación, ya que Alexia llegaba muy cansada al dormitorio y apenas hablaban y veía que estos días pasaba mucho más tiempo con Martijn. Ella poco a poco se iba distanciando más de Michael y Lucy continuaba comportándose de una forma extraña, como diciendo datos sobre ella, que Leonor nunca había mencionado, o desapareciendo de la nada de un momento a otro.

La rubia aún no sabía con seguridad si iba a ir a la fiesta de Halloween, pese a que sus amigos le invitaran a ir, porque no tenía disfraz, no sabía de qué se iba a disfrazar y seguramente también irían Lucy y Michael y sería bastante incómodo viendo lo visto.

Leonor se encontraba en ese instante sola en el cuarto, por lo que decidió avanzar en sus proyectos para no verse apurada después. Vio que no tenía folios y pensó en tomar algunos prestados de Alexia, así que buscó en el cajón de su escritorio y como tampoco tenía, cogió el cuaderno donde apuntaron toda la información de los alumnos de la escuela para arrancar algunas páginas.

Se percató de que había una página en específico que tenía la esquina doblada y decidió echarle un vistazo. Al abrir el cuaderno por dicha hoja, vio un montón de garabatos que eran muy difíciles de divisar qué eran exactamente.

Sólo veía dos círculos y dos triángulos y un montón de tachones encima de intentos fallidos, parecía un cuadro de Kandinsky. Se preguntaba qué podía ser eso y porqué Alexia dibujaría algo tan raro como eso.

Leonor no sabía el trasfondo de esos dibujos y tampoco sabía que esos dibujos acabarían convirtiéndose en una declaración, que ni siquiera la misma Alexia era consciente de ello.

Como bien dicen, el arte habla donde las palabras son incapaces de explicar.


A Dos Coronas de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora