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-¿Y este kanji?

-Otoño

-¿Este?

-Amor

-¿Y este otro?

-¡Qué fastidio!-Se quejó echándose el cabello para atrás.-¿Para qué diablos quieres saber lo que dicen esos kanjis? No lo recordarás para mañana.

-¡Claro que lo haré!

-Tienes 3 años, es una fortuna que recuerdes el camino al baño, aún no logras ir sola.- Respondió de malas la mayor mientras intentaba regresar a su tarea previa, acomodar un arreglo floral.

-Akame nee-chan si me enseñaría kanjis.- Rezongo haciendo enojar a la pelirroja.

-¡Entonces ve a buscar a Akame y déjame en paz Nami!

-¡Tekyoo, Nami! ¿Qué es este escándalo en la sala? Este lugar merece respeto y silencio.-Regaño Mifune entrando abruptamente al salón asustando a ambas.

-M-Mifune-Sama… Nami entró mientras hacía arreglos florales.- Con esa confesión Mifune miró severamente a la niña de 3 años que se encogió en su lugar y sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.

-¿Por qué estás sin supervisión Nami?

-Mamá y papá fueron a una aldea cercana a comprar cosas y Akame Nee-chan está haciendo un encargo de Daimyo-Sama.

-¿Que encargo?-Preguntó dirigiéndose a Tekyoo que lo miró sorprendido.

-Solo dijo que el Daimyo-Sama la había solicitado ¿No estaba enterado Mifune-Sama?

Mifune no dijo nada y simplemente se retiró no sin antes darle una mirada a Nami que le daba a entender que no le pasaría otra travesura.

Las cosas habían cambiado demasiado en poco tiempo, con la llegada de Akame al país de hierro también llegó Nami, la pequeña hija de los tíos de Akame, prácticamente una hermana menor para ella, junto a eso Tekyoo, la heredera de la rama secundaria de los Tsubaki, había finalizado su entrenamiento físico para ser samurai y comenzaba con su entrenamiento en artes, Mifune sabía que pronto tanto Akame como Tekyoo se convertirían en grandes samurai al servicio del Daimyo, sin embargo antes de lo esperado, el Daimyo del país del fuego había comenzado a solicitar la presencia de Akame, le había dado el título de samurai aunque su entrenamiento en artes aún no estaba completo.

Eso no le daba buena espina a Mifune, la única razón por la que el señor feudal parecía pedir tanto a Akame era porque ella fue parte de Konoha por un tiempo y tenía algo de información, lo que quería decir que tarde o temprano el Daimyo le pediría a Akame que retomara sus servicios ninjas.

Posiblemente Mifune no lo demostraba, pero se preocupaba por las mujeres de su clan, el camino samurai para una mujer no era sencillo, pero Akame había vivido en carne propia las dificultades del mundo ninja, ponerla en medio solo la lastimaría más e irremediablemente en algún momento fallará para alguno de los dos mundos.

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-Movimos el dinero con éxito, ahora está en manos de los ninjas de Konoha.- Reporto Akame de rodillas enfrente de la cortina del señor feudal, su equipo se encontraba a sus espaldas aún con sus armaduras.

-Eso es bueno, después de la destrucción de Konoha en manos del Kyubi y la muerte del cuarto Hokage se necesitó mucho dinero para poder arreglar la situación, ahora después de tres años las cosas parecen empezar a tranquilizarse.

Akame bajo la mirada y suspiró internamente, le habría gustado acudir al funeral del cuarto Hokage y ayudar a la reconstrucción de Konoha, pero no podía regresar hasta completar su entrenamiento, además de que para cualquier samurai era un honor recibir encargos de el Daimyo, no podía simplemente negarse e irse de vacaciones.

Kogarashi~ Itachi UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora