27: A fuego lento.

4.2K 352 17
                                    

LANA

Todo estaba extrañamente tranquilo. Raymond no había asomado las narices por ningún lado las últimas tres semanas. Y eso le dio un poco de paz mental a Lana. Aunque se preocupaba. Raymond parecía actuar como un espectro humano: la atormentaba unos segundos y luego se iba por un tiempo indefinidamente largo. Ella pensaba que algo se traía entre manos, pero no podía deducir el que.

—¿Estas segura de que sabes lo que haces?—preguntó Jacob, mirando el surtido de tazones para hornear que había sobre la mesa. No había ninguna receta a la vista.

—Si no quieres ayudar, sal de la cocina—Lana levantó el pulgar por encima de su hombro y señaló la puerta. El se quedó donde estaba.

Después de la escuela, Lana regresó a casa con Jacob, pero como no había nada para comer, ella decidió hacer un pastel. Después de observar los videos de cocina que tanto veía Lizzie, ya había aprendido como hacer varias recetas.

—Claro que quiero, pero no se como-dijo Jacob, mientras abría la tapa del glaseado y hundía el dedo en el.

El principio de Diciembre había traído días mas ventosos, noches mas largas y, por supuesto, la primera gran nevada del año. La escuela tuvo que cerrarse por dos días la semana pasada. Sin embargo, a pesar del frío que hacia y que la casa estaba calefaccionada a tope, Jacob se había quitado la camiseta.

—¿Esta es una táctica tuya como venganza o algo así?—le reprochó Lana. Señalando su abdomen desnudo.

El sonrió ladinamente. Ahí estaba su cara de cachorro seductor.

—¿Te distraigo?

—Mas bien lo opuesto. Ahora ponte a trabajar—le lanzó un delantal y el se rehusó a usarlo. Tenia un estampado con corazones y volados.

—¿No sigues ninguna receta?—preguntó

Lana lo ignoró y midió la harina antes de arrojarla en uno de los tazones.

—Si, la que tengo en mi cabeza—le tendió el tazón—Mirar no califica como ayudar.

—Estoy supervisando—tomó el tazón y empezó a revolver.

—Claro, y como eso se te de da bien...—pinchó ella. Jacob entrecerró los ojos con una sonrisa pícara.

—Supongo que hasta aquí llegó tu cuota de amabilidad.

Lana movía con habilidad los brazos, batiendo la mezcla. Luego, lo fulminó con la mirada.

—Tal vez, si te portas bien, te de un trozo de pastel.

—Esa es la razón de mi vida.

—Creí que era volverme loca a mi—murmuró Lana y lo miró con la ceja alzada, el dejó de batir y se acercó a ella.

—¿Te vuelvo loca ahora?

Lana se puso nerviosa y abandonó el lugar contra la mesada para caminar lentamente hasta la mesa. No hacia falta ser adivino para predecir que Jacob estaría con su sonrisa arrogante. Detestaba cuando el hacia eso.

—¿Quien dijo que dejes de mezclar?.

El le hizo caso y continuo. Lana lo miró. Se lo veía tan pacífico, esa confianza que irradiaba; esa sonrisa petulante que quería borrarsela del rostro. Ella miró la mesa y acercó la bolsa de harina.

—¿Sabes que? Tenias razón. Si me vuelves loca.

Tomó un puñado de harina y se lo arrojó.

La mayor parte se desintegró en el aire antes de alcanzarlo, pero lo cubrió una fina capa de polvo blanco. Se le formó una arruga enharinada cuando frunció el ceño.

ATYPICAL ✦ JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora