EXTRA 3: Caminos pecaminosos.

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JACOB

Mientras caminaba por la playa nocturna, Jacob se perdió en sus pensamientos. Extrañaba un poco a sus hermanas; Rachel y Rebecca. Pero sobretodo a Rebeca que vivía ahora en Hawaii junto a su esposo. 

Al pensar en ella sonrió. Rebecca vivía fiel a sus principios. Había vuelto loco a su padre durante los últimos seis años con su actitud, por supuesto, ya que se había cargado sin remordimiento alguno a casi todos los chicos de la localidad. Pero Jacob tenía que admitir que Rebecca no se había equivocado; finalmente había conseguido encontrar a un chico en  que era perfecto para ella en Hawaii. 

En cierta manera, Rebecca le recordaba a Lana. Ella también era una chica con una fuerte personalidad y con las ideas claras, y también empecinadamente independiente. Era sagaz, atrevida y tierna que cualquier otra chica que Jacob había conocido. 

—¿En qué piensas? —le preguntó Lana a su lado. Una ligera brisa parecía enredarse en su pelo, y ella intentó en vano apresar los mechones rebeldes en una holgada coleta—.Estás más callado que de costumbre. 

—Estaba pensando en lo bien que lo he pasado esta noche en tu casa. 

—¿En mi casa? Me parece que Lizzie te dio algo en esa copa de vino. 

Jacob rió y tomó su mano mientras caminaban por la arena. 

—Solo fue una copa y estoy de maravilla. Ademas, tu familia es genial—insistió—Pero estoy un poco resentido de que tu hermanita me haya ganado tres veces en el gim rummy. 

—Siempre gana, no me preguntes cómo lo hace. Quiero decir que gana desde que era muy pequeña. Creo que hace trampas, pero no he descubierto cómo.

—Quizás es solo suerte. 

—Suerte es que no hayamos jugado por dinero. De ser así, ya seria todo de ella ahora. Y lo gastaría en dulces. 

Black volvió a reír y la acercó a el para besarla en la frente. 

—Volvamos, antes de que piensen mal de mi. 

Lana le dio un golpecito en el pecho

—De la que van a pensar mal es de mi, no de ti. 

En la oscuridad, el la acompaño hasta la casa y se despidió de la familia Caldwell. Lana subió las escaleras hasta su habitación y Jacob ya estaba allí acostado en la cama. Era una costumbre pasar las noches con el; o al menos, un rato a solas riendo o hablando. Como si el mundo perteneciera solamente a ellos dos. 

—¿Que es esto?—preguntó Jacob al ver el montón de papeles desperdigados sobre la cama al lado de el junto con notas. 

Lana se quitó el abrigo de piel que tenia y lo colgó en la silla antes de contestar y juntar los papeles. 

—Es para el examen de ingreso a la universidad de Forks. 

Jacob arrugó el ceño y la miró con curiosidad. 

—Nunca dijiste nada. 

—Lo hago ahora. —dijo, sentándose a su lado. 

—¿Y que planeas estudiar?—Jacob tragó saliva, resistiendo la tentación de besarla. 

Lana estuvo a punto de reír pero no lo hizo, luego habló:

—Enfermería. 

Quien si rió fue Jacob. Pero fue una risa suave y gentil. Aun así ella le dio un golpecito en el pecho, acercándose mas a el. 

—¡Shhh! ¿Quieres que mi madre te escuche?

—Lo lamento, es que... me da gusto que lo hagas. ¿Así que ahora puedo llamarte enfermera Caldwell?

Lana se coloco a horcajadas sobre el. Jacob suspiró. 

—Depende. ¿Necesitas una enfermera, Black?

—Ahora mismo, si. 

Entonces el la atrajo hacia si y empezó a besarla. Primero en los labios, luego en la mejilla, y por último en el cuello. Cuando volvió a besarla en los labios, notó que ella arqueaba la espalda para pegarse más a su cuerpo. Jacob hundió los dedos en su melena y continuó besándola apasionadamente, pasando los dedos por debajo de su blusa hasta quitársela. Ella hizo lo mismo con la camiseta de el. 

Jacob la quería, la deseaba. Mientras seguían besándose, podía notar los brazos de ella recorriéndole la espalda y los hombros. Aquel tacto era una descarga eléctrica en su piel,aquel aliento cálido contra el suyo...

Jacob empezó a acariciarle la espalda y el vientre hasta que al final notó que Lana ponía las manos en su pecho para apartarlo.

—Por favor —suspiró ella—. Será mejor que no sigamos. 

—¿Por qué? 

—Porque no quiero que nos descubra mi madre. 

 —Sólo nos estamos besando.

—Ya. Y es evidente que eso conducía hacia un camino... pecaminoso—rió ella. 

Una lánguida sonrisa se perfiló en los labios de Black.

—¿Cómo? ¿No nos estábamos besando únicamente? 

—Sólo digo que parecía que... lo que hacíamos conducía inevitablemente hacia algo más —explicó ella, aun con su brasier a la vista que Jacob no lograba dejar de apreciar. 

—¿Y dónde está el problema?

Con su expresión, Lana le estaba implorando que se dejara de juegos. Sabía que ella se estaba mostrando sensata, a pesar deque el resultado no fuera el que él deseaba. 

—Tienes razón —resopló, deslizando la mano hasta colocarla sobre el hueco de la cintura de Lana—. Intentaré controlarme.

Ella lo besó en la mejilla y se colocó la blusa. 

—Confío plenamente en ti. 

—¡Vaya! Gracias —le replicó, con un tono disconforme.

Lana sonrió. 

—No te pongas mal. Tal vez, cuando mi madre no esté en la casa, podremos hacer mas cosas de las que te imaginas—Le guiñó un ojo y abrió la puerta de su cuarto—Iré a ver que Gracie se haya dormido. Mientras tanto, te dejo para que lo pienses. 

Jacob inhaló y exhaló varias veces seguidas para bajar su lívido. Definitivamente Lana lo volvía loco en todos los sentidos. 



ATYPICAL ✦ JACOB BLACKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora