⑧: Aún nos faltan trece.

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-Woah, ¿esta será nuestra casa ahora? Sunoo curioseó alrededor de la enorme sala de su nueva casa

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-Woah, ¿esta será nuestra casa ahora?

Sunoo curioseó alrededor de la enorme sala de su nueva casa. El lugar era muy amplio, no había nada más que una pequeña mesa y un sofá para dos personas en una esquina, en la pared estaba una pantalla conectada y Sunoo ya se pudo imaginar tirado en el sofá, viendo sus adoradas películas de Barbie.

-¡Quiero ver la habitación de nuestros bebés! -pidió con emoción. SungHoon rió, pero aún así tomó la mano de su novio y lo guió por el pasillo.

En los últimos días, Sunoo había desarrollado un cariño extremo por los bebés que llevaba en su pan(zota)cita, y a SungHoon no podía gustarle más Sunoo que cuando lo escuchaba mantener conversaciones con sus bebés, contándoles lo emocionados que estaban por su pronta llegada.

Sólo habían dos habitaciones en la bonita y enorme casa, la que sería para ellos, y la que ocuparían sus conejitos. La de los bebés era la más grande, puesto que habían cinco cunas y tres cajoneras ocupando casi la mitad del lugar. A ello se le aumentaba un pequeño sofá que sería donde Sunoo se sentaría cuando tuviera que alimentar a los pequeñitos, o cuando SungHoon decidiera pasar un rato con alguno de ellos. Habían una mesa acolchada que serviría para cambiar a los bebés luego de su baño, el cual estaba allí dentro también, equipado especialmente para los bebés: con champús, cremas, jabones y esponjitas especiales para ellos. Y por último, las paredes tenían pegatinas decorativas de esos muñecos que a Sunoo le gustaba ver y alguna que otra foto de su conejito durante su periodo de gestación.

SungHoon se había esforzado demasiado en la decoración de aquel cuarto, puesto que quería sorprender a Sunoo, e incluso se había negado cuando su madre y su suegra se ofrecieron para ayudarle. Sólo esperaba que a su novio le gustara.

-¿Qué te parece?

Sunoo sonrió.

-Está muy bonita, Hoonie. Me gusta -le dijo, acercándose para besarlo-. Ahora quiero ver la nuestra.

SungHoon asintió y lo dirigió hacia allá. Sonriendo cuando Sunoo corrió y se estiró entre las sábanas, desordenándolas.

-Así que aquí haremos a nuestros otros hijos -lo escuchó murmurar y su cuerpo se paralizó.

¿Qué?

Sunoo lo miró sonriente, con esos ojitos que le causaban tanto miedo porque eran esos ojitos de "lo quiero, lo tengo".

-¿D-de qué hablas, SunSun?

-Te dije que quería veintitrés conejitos para llamarlos como los enciti -comentó, como si nada-, y más vale que cumplas o te arrancaré el pene.

-No puedes estar hablando en serio.

-Aún nos faltan trece, así que debes trabajar mucho para comprar una más grande.

kimbit's aventures ♯݊ˢᵘⁿᵍˢᵘⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora