⑬: Mi bonita y extraña familia.

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La forma en la que Sunoo había escogido el nombre de los conejitos, había sido completamente ridícula pero SungHoon, un año después, lo seguía pensando, pero estaba asombrado de ver como cada descripción encajaba perfectamente con cada uno de sus ...

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La forma en la que Sunoo había escogido el nombre de los conejitos, había sido completamente ridícula pero SungHoon, un año después, lo seguía pensando, pero estaba asombrado de ver como cada descripción encajaba perfectamente con cada uno de sus hijos.

Seungjin era... extremadamente torpe. Siempre terminaba llorando entre los brazos de Sunoo luego de algún accidente causado por Yongbok o por sí mismo. Aunque a veces pensaba que el chiquito sólo quería tener la atención de Sunoo puesto que, cuando quedaba a su cuidado, el conejito prefería quedarse viendo la televisión en el sofá, o incluso tomando su biberón recostado en la alfombra, así hasta que se dormía.

Y bueno, el chico siempre conseguía que Sunoo lo mantuviera en sus brazos besándolo y haciendo mimos hasta dormirlo. Un total consentido.

Luego estaban Minjeong y Jeongmin, las manipuladoras de SungHoon número dos porque el primero en la lista era Sunoo. Las chicas eran tal cual Sunoo las había descrito, sólo tenían que darle una mirada para que SungHoon le cumpliera los caprichos. Mientras que Minjeong le pedía ropa nueva para sus muñecos, Jeongmin le pedía legos para su colección. Eran tan distintas, pero SungHoon estaba enamorado de ellas.

Seobin y Jisu eran los más distintos a los demás, y ninguno tenía preferencia por alguno de sus padres. Su amor era igual para ambos, en cambio, parecían tener un enorme afecto por Changbin. No había día en el que ellos no preguntaran por el tío Bin, y cuando el hombre no les daba su visita diaria, no había quien lidiara con ese par.

Yongbok era Yongbok. Bromista, travieso y... cruel. Cuando sus dientes comenzaron a salir, Sunoo tuvo que dejar de amantarlo puesto que el conejito disfrutaba de morderlo hasta hacerlo sangrar. Y varios de sus hermanos sufrieron este tipo de ataque durante ese tiempo. No había forma de dejar que hiciera sus travesuras... hasta que Hanji aparecía frente a él. El conejito parecía tener una debilidad (como todos) por el bonito Hanji, y cuando éste estaba junto a él, lograba tranquilizarse.

Y luego venían Dongmin y Dongin, y sí, ellos era exactamente como Sunoo había dicho. Uno era el bueno y el otro era el malo, y juntos se complementaban perfectamente. Porque mientras Dongin estaba por realizar una maldad, Dongmin trataba de evitar que lo hiciera, así hasta que el menor de ambos lograba convencerlo de ser su cómplice.

Ashley, bueno, ella y Seungjin se complementaban. Allí competían por ver quien era más torpe y consentido, pero mientras Seungjin buscaba la atención de Sunoo, Ashley lo hacía con SungHoon. Y SungHoon también era débil por ella, y no había forma de que la viera llorando y no corriera a tomarla en sus brazos.

Y por último, pero no menos importante, estaba Hanji. Él era... la debilidad de todos. Hanji derretía (de amor) a cualquiera que lo conociera. Incluso al ser más cruel podía volverlo masita con una de sus sonrisitas. Pero, aunque Hanji causaba derrames de amor, a él no toda la gente le agradaba. Es tímido, e introvertido y sólo Sunoo y SungHoon podían sacarlo de su zona de confort. Sólo había una persona, después de ellos, que podía lograr lo mismo. Sí, tal como predijo Sunoo, Hanji tenía una preferencia con Bangchan.

A SungHoon se le hacía increíble como sus nombres encajaban con ellos de forma... perfecta. Pero a él no podía importarle menos, sus conejitos eran perfectos.

—¡Hora de la siesta!

El grito de Sunoo en el pasillo lo alertó y pronto, el sonido de pasitos le hizo sonreír como un idiota. Se asomó por la puerta de la habitación, y se encontró con un desfile de conejitos enmamelucados corriendo hacia donde su padre los esperaba con los brazos abiertos para llevarlos a dormir con él.

El primero en saltar a sus brazos, por supuesto, fue Seungjin, a quien Sunoo comenzó a llenar de besos mientras los demás conejitos corrían hasta el centro de la sala, donde habían colchas, almohadas y peluches regados para la siesta de la tarde que todos los conejitos tomaban.

SungHoon salió de su habitación y se quedó escondido tras la pared del pasillo, mirando a Sunoo entregarle un biberón de leche a cada uno de los conejitos, a excepción de Seungjin, quien lloriqueó para que Sunoo lo amantara. Algo a lo que Sunoo no pudo negarse.

Sus hijos buscaron un lugar cómodo y comenzaron a tomar su leche y pronto, sus ojitos ya estaban adormilados, escapándose de a poco al mundo de los sueños de a poco. Sunoo estaba sentado como indio mientras Seungjin, en su regazo, disfrutaba de la leche materna de Sunoo, riendo cuando su padre le hacía unas cuantas cosquillas en su pancita.

Unos minutos más tarde, Sunoo acomodaba a Seungjin junto a sus hermanos, tomando una almohada para recostarse junto a ellos y tomar una siesta. Dándole a SungHoon una nueva imagen de su bonita (y extraña) familia para guardar en su mente.



Ya faltan solo dos capítulos,

los subiré más tarde cuando los tenga listos,

muchas gracias por la paciencia, ily<3

kimbit's aventures ♯݊ˢᵘⁿᵍˢᵘⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora