⚔️II: Dejar un mal atrás⚔️

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Ajustó su capa, que a pesar de estar en muy mal estado le daba un poco de seguridad para calmar los nervios.

Estaba esperando junto a las tres mosqueteras a que llegara el carruaje donde serían llevadas a su nuevo hogar después de ser puestas en donación.

— Maya, cálmate mujer. Estás al borde de los nervios y me pones más nerviosa a mi.—se quejó una de las mosqueteras, quien solo tenia una pluma en el cabello a otra que no tenía ninguna clase de protección (casco, hombreras y el cuero que tiene frente a la falda).

— Lo siento Maena, pero solo pensar que sean igual o peor que aquí me pone en mis últimas.—se disculpó, con la voz baja para intentar mantener la calma.

La tercera mosquetera, que era la única que aún tenía casco (raspado al igual que parte de su cara) se acercó con un pequeño bolso en la mano.

— Logré conseguir la foto que buscaba—sonrió con tristeza al mostrar la foto, era en el último mazo en el que habían participado, siendo hace un par de años.

— Oh Merry—murmuró Maena, sabiendo que Merry era la más encariñada con los de ese mazo.

— Layken, ¿tú estás lista?—preguntó Maya hacia la bandida, más por educación, ya que la albina parecía distraída.

Asintió—, s-si.—se frotó los brazos, este mes era muy frío y estaba empezando a nevar.— Está haciendo frío, ¿la siguiente batalla será en el pico helado?

Maya se encogió de hombros, igual de pérdida que ella.

Dejaron la conversación ahí cuando vieron al carruaje llegar, tenia unos bonitos detalles de oro, combinando de alguna forma con el azul y el tono de la madera del vehículo; tenía dos ponis al frente, siendo conducido por un Recluta real, mientras por detrás estaba sentado un caballero.

— Un placer señoritas, soy Hernando—se bajó este último y las saludó con una sonrisa ligera, haciendo lo posible para parecer amigable y no incomodar a las cuatro presentes.

Las mosqueteras le devolvieron el saludo, un poco apenas de que un caballero (y más este que parecía tener un "rango alto") las viera en este estado.

La bandida solo saludó con la mano ligeramente.

— Mi rey me a pedido que las lleve, para que puedan ser recibidas y atendidas como merecen—abrió la puerta del carruaje para que ellas subieran mientras se acercaba para ayudarlas con las maletas.

Maya y Merry le agradecieron, la otra mosquetera y la bandida subieron sus cosas ellas mismas.

Cuando se acomodaron en el carruaje, en la parte de atrás, por una ventanilla Hernando les preguntó:

— ¿están cómodas? Debajo del asiento hay unas mantas, somos conscientes del frío.

— Si, ¡muchas gracias!—sonrió Merry.

Y empezó su camino

El viaje era largo, pero dado al conocimiento de que el lugar sería mejor, impidió que se volviera tedioso

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El viaje era largo, pero dado al conocimiento de que el lugar sería mejor, impidió que se volviera tedioso.

Maya estaba envuelta en una manta medio dormida, solo mostrando su mano, la cual sujetaba parte de la tela.

La bandida solo miraba a la ventana, dejando que su pelo desarreglado y carente de cuidado se moviera con la brisa fría del camino.

— Espero los príncipes estén bien.—pensó en voz alta Maena, llamando la atención de la bandida y Merry, quien habló.

— ¿A que te refieres?

La mirada de la mosquetera se oscureció—, en este clan está prohibido donar príncipes más allá de mejoras. Por eso están desaparecidos, menos el Príncipe (oscuro) Key.

Layken frunció el ceño al escuchar eso, si estaba triste por ellos o no, dependía de quien la viera.

— Debí despedirme bien de Mabel—habló dormida Maya, interrumpiendo la conversación de las otras dos peli moradas.

...

— Señoritas, ya llegamos a nuestro destino—les abrió Hernando, mientras otros dos reclutas reales las esperaban en la parada del carruaje.

— Yo las dejo aquí, los reclutas las ayudaran con sus cosas—se iba a dar la vuelta, pero recordó algo—, por cierto, una PEKKA y un cazador las escoltarán de aquí hasta donde el rey... por seguridad.

— Gracias—sonrió Merry, él solo asintió.

Cuando el carruaje se fue, los dos reclutas tomaron sus cosas y las cargaron. Esperaron a que su escolta llegara.

— ¿Una Pekka?—susurró la desarmada de Maya, triste al recordar lo que le pasó a la que estaba en su mazo.

Layken tuvo un escalofrío cuando escuchó unos pasos pesados.

Butterfly—se apareció la anti-tanque, con el señor bigotón detrás.

— Buenas noches señoritas—asintió a modo de saludo—. Mi nombre es José, y a ella la pueden llamar Kira si desean; mi compañera y yo las guiaremos esta noche al castillo para que sean atendidas y registradas como las nuevas tropas.

Llevaban mucho tiempo sin ver a esas dos tropas; el cazador de su reino fue retirado por heridas graves y no volvió a pelear y la Pekka de su equipo había sido prácticamente desmantelada. Estos dos se veían bien cuidados, la armadura de la antitanque estaba bien pulida y los pinchos rosas tenían un leve brillo contra la noche. Mientras la otra carta épica portaba su arma de buen aspecto y su ropa sin indicios de malgaste.

Las mosqueteras se sintieron como un saco de papas a su lado, pero intentaron disimularlo.

Layken solo se cubrió más con su capucha, el frío nunca le cayó bien, esperaba que a donde fueran estuviera más caliente.

«No toda la realeza es mala» [Clash Royale]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora