Capítulo 3: Buscando tu historia

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El destello de tu nombre me hizo comprender que eres la dueña de este herido corazón, el saber esas dos palabras me fueron suficientes para sanar todos los desgarros de mi alma, porque eres el baluarte de la vida y el sentido de la existencia, lo eres todo, pero a la vez yo solo soy la nada que navega por los vientos que arroja la marea y seduce aquel viejo arte que dejaron los pensamientos del amor, ahora quiero encontrarte, no en la vida, sino en la historia, en aquellos escritos antiguos que comprenden toda tu existencia, quiero saber de ti; aunque duela, quiero entenderte; aunque no comprenda, quiero amarte; aunque la herida se haga más grande, porque tú eres aquella prosa maldita que dejó hechizado este inútil corazón.

¿Dónde te busco? ¿En el lugar donde todos fingen la vida perfecta de celebridad? No creo que eso sea para ti, el reflejo de tu ser me dice que no eres lo mismo, el sonido del viento me susurra al oído diciendo que eres aquel silencio que quedó guardado en las cuevas perfectas de aquel momento angustiado que intentaste olvidar, pero él te persigue, entonces, te buscaré en los instantes, porque es ahí donde podré encontrarte.

Para sumergirme en lo más profundo de tu vida tengo que aparentar no ser yo, no ser este estúpido ser que puede arruinarlo todo en el segundo más inútil de la historia, tengo que convertirme en lo que eres, una espléndida mujer, teniendo un perfil bajo para no dejar abiertas esas sospechas que pueden opacarnos para siempre.

Debo de pensar como tú, siendo una inteligente pieza de arte para entenderte lo más que pueda, debo de buscar la foto perfecta para cautivarte y ser amiga tuya, el nombre perfecto debe de ser una pieza fundamental para el inicio de algo grande, y ese es, Nahomy Gutenberg, elegante y cautivante.

Analizando tu vida me pude dar cuenta que no tienes Instagram, mucho menos subes videos a TikTok, y es por eso que me sumerjo a las profundidades de una red social histórica en la vida humana, Facebook, y al ingresar tu hermoso y bello nombre me encuentro con un dilema, tienes dos cuentas y ninguna de ellas es privada, al menos no tendré que enviarte solicitud de amistad con este perfil falso que he creado, es momento de descubrir tu vida y apartarle un lugar en mi vida al eco de esa historia.

Tu belleza cautivante me enamora al entenderte, y al sumergirme entre las nubes de tu ser encuentro la valiosa obra de arte que eres, puedo ver en el perfil que apareces como Pussett Chelsea que no tienes demasiada información, con lo único que cuentas es con una foto vieja de perfil, creo que con ese perfil espías a tus víctimas, y espero ser parte de esas víctimas, para estar aunque sea por pequeños instantes en los aires de tu mente y habitar en la escena perfecta que esconde una silueta al reflejar tus emociones, con esos sentimientos a futuro que demuestran el incansable deseo que ambos tenemos, el uno para el otro.

En cambio, en el perfil donde apareces como Chelsea Pussett, pude encontrar la mina que tanto desee para poder obtener esas piedras preciosas que destellan tu belleza, hallé tu historia escondida en las profundidades del misterio y en el anhelo de una dulce canción, tu aroma puedo sentir al ver todas tus delicadas y bellas fotografías, en donde puedo comprobar que llevas año y medio sin el amor y la compañía de nadie.

El momento perfecto ha llegado hermosa, de encontrarnos y amarnos por la eternidad, aún después de la muerte, pero encuentro algo que ocurrió hace año y medio, un hombre en tu vida marcó algo que aún no has podido borrar, porque ¿Quién borra esa historia escrita por el primer amor?

Mathew Collins, empresario exitoso con una larga trayectoria, trayectoria creada por sus padres por supuesto, hombre que marcó tu vida por siempre, pero me pregunto ¿Cómo te pudiste enamorar de él? Aparte de ser un hombre rubio de ojos verdes y con una situación económica estable no encuentro el por qué, pero el sonido del viento me dice con su suave voz que hay algo más profundo que esto, tengo que entenderte por completo para poder comprender el dilema exacto de esta ruptura de un pseudo amor de tres años y medio.

Me encuentro en tus 15 años, una chica ilusa de la vida con una mente frágil en donde piensa que un hombre de 25 años la quiere para algo serio, perfecto, un maldito imbécil de 25 años anda con una de 15, típico.

Lo extraño se ha vuelto normal, y lo normal simplemente se encuentra perdido en los valles de las sombras, porque no puedo entender cómo puede una niña de 15 años andar con un hombre inepto diez años más grande que ella, creo que ya lo entiendo, viste la silueta de tu padre reflejada en él, porque el maldito que te engendró fue un imbécil más que te dejó abandonada a la deriva de la vida, tengo una carta pendiente con tu padre y se la daré de frente.

Toda tu vida es una poesía, pero los poetas simplemente son los demonios guiando el destino imperfecto de tu vida perfecta, porque a tus 19 años he llegado y una historia cruel y perversa me he encontrado, porque tú amabas; pero él solo deseaba, ya que solo quería utilizar tu cuerpo para satisfacer los deseos putrefactos que todo pedófilo llega a tener.

Tus llantos son la brisa del tiempo en pausa, tus pupilas dilatadas al verlo son las cenizas eternas de la muerte en el momento exacto de realizar su trabajo, creo que te entiendo, los problemas vividos de hace tiempo son el reflejo de tu inocencia, porque abusaron de ella, una vida entera pensabas pasar con él, mientras él, solo pensaba ser tu experiencia mal contada, y es por eso que lloras por las noches de dolor y quebranto, mientras él goza de las virtudes eternas que le dejaste a largo plazo, porque el recuerdo de su ausencia queda marcado en ti, mientras que los detalles perversos quedan plasmados en su recuerdo.

Porque mientras tú vivías una historia de cuento iluso, él vivía una vida espuria con su verdadera amante, es decir, desde el primer momento te engañó, con regalos e ilusiones te llamó, y la trampa él tendió, y tú como una gata con tristeza caíste en ella, pensando ser la ganadora del cuento solo fuiste el tiempo pasado de un momento, de aquellos momentos perfectos que le dejaste en aquella pequeña cama, donde tú pensabas en el amor, y él solo en aquel deseo con el que te vio desde el primer intento.

Emily Battle, la mujer verdadera de sus sueños, con la que te engaño desde los 15, mientras tú le dabas tu cuerpo ella le entregaba el alma, porque en ti solo buscaba el deseo mientras en ella buscaba el amor, tú solo eras el resorte de sus problemas, ella, el reflejo de tu inocencia, a ella le daba un anillo de perlas, y a ti solo besos ilusos, te llenaba de regalos vacíos y sin sentido, y a ella le preparaba el futuro perfecto para la ocasión de ensueño, te diste cuenta muy tarde mi pequeña florecita, lo entendiste muy tarde, lo viste hasta que Emily Battle iba a cambiar su apellido por el Collins, ahí comprendiste que solo te llenó de falsas ilusiones mientras que a ella la dotó de eternas canciones.

Porque a veces el primer amor, solo es aquella lección de lo que no es amor, y creo que aprendiste la tuya, porque eternas soledades pasaste por el mendigo recuerdo de un hombre que solo te utilizó para su goce, y en plena boda fría te cortaste tus venas, porque en el momento que él le daba el beso eterno a ella, tú llorabas en esa vacía cama llena de ilusiones y sueños que quedaron únicamente en el recuerdo del viento.

Ahora te comprendo, pero no entiendo el cómo es posible que un hombre de ahora 30 años pueda vivir libre con una familia, mientras que él destruyó la inocencia, las ilusiones y los sueños de una pequeña y frágil niña, maldito el día en que te parió tu madre, pero bendito sea el día en que se te haga pagar por esos llantos, por esas noches de insomnio de luna, por esa sangre derramada en las sábanas, por esos recuerdos rotos y por la inocencia de aquella flor que cortaste aquel día.

La justicia tiene una venda en sus ojos no por imparcial, sino por estúpida, que prefiere dejar libre al victimario por influencias, y destruida a la víctima por simplemente ser la víctima del amigo del juez.

Pero yo no soy la justicia, yo soy el recuerdo de tu dolor, la impaciencia de tu miedo y la tristeza de tu más grande anhelo, porque prefiero estar mil años en la cárcel por impartir a cada quien su pago, que vivir libre viendo el dolor y la angustia de una inocencia destrozada.

Te buscaré por los rincones del Congo y te hallaré en los montes perdidos de aquella vergüenza que estará descubierta, porque los imbéciles huyen de la cobardía implacable de su mendiga vida, pero los incansables encuentran hasta la más mínima piedra escondida, y aunque estés rodeado de militares armados, prefiero morir en pedazos viendo tu cara agonizante que vivir en los Alpes sabiendo que aún estás vivo, y así, vengaré aquella sonrisa, aquellos sueños rotos y aquella inocencia perdida por lo más preciado tu vida, el fruto de tu amor profano.

Un secuestro perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora