El hombre del garfio (1ra parte)

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Altaira estaba hecha un bollo en la cama que se apropió, del motel en turno en el que se encontraban los Winchester, se negaba a levantarse pese a que sus hermanos ya estaban listos para irse e insistiéndole que tenían que irse. Si bien a la adolecente le agradaba el Pastor Jim y disfrutaba pasar el tiempo con él, aunque sea ayudándolo a limpiar la iglesia y ordenar las biblias, no tenía la menor intención de moverse ahora por una sola razón, la misma que tiene cualquier adolecente y esa era los exámenes.

– Vamos Ali – insistió el más alto – te gusta ir con el Pastor Jim

– Sí, pero no los exámenes – respondió mientras se hacía un bollito todavía más pequeño

– Entonces no lo hagas – respondió resolutorio el mayor de los tres

– Dean – le reprocho Sam mientras intentaba quitarle las sabanas a la menor

– Ya hice los exámenes – se quejó mientras se aferraba a las sabanas como si le fuese la vida en ello – ¡no, no, no!

– Esos fueron los exámenes del año pasado, ahora te toca los de este año – respondió con dificultad por la fuerza que hacía para intentar sacar las sabanas, sorprendiéndose en el proceso de lo duraderas que eran

– Nooo – reprocho – no, estoy. Enferme... estoy morida

– Eso está mal conjugado

– Bien, ya es suficiente – El mayor de los tres se cansó de esperar, aparto a Sam y con sabanas incluidas alzó a Altaira – vámonos




Los hermanos se encontraban en una cafetería al aire libre a cinco ciudades de distancia del motel donde amanecieron. Mientras el mayor utilizaba la computadora de su hermano, el dueño de dicho aparato se encontraba utilizando un teléfono público, la menor de los tres se encontraba de muy mal humor pidiendo los café de todos.

– No puedo creer que nos terminamos llevando las sábanas – comento aún malhumorada mientras se dejaba caer sin gracia alguna en la silla – no estarás viendo porno ¿no? Sam se enoja mucho cuando le congelas la computadora por usar varias páginas

– Eso es algo que deben preocuparse los Jones – le respondió desinteresado después de mirarla con reproche por lo último dicho por ella.

– Tu medio café – comenzó a decir la menor mientras extendía el café a su segundo hermano mayor cuando se acercó lo suficiente – de doble vainilla se está enfriando aquí, Francis

– Púdrete – Sam se sentó mientras tomaba el café

– ¿Y bien? – le pregunto el mayor sin despegar la vista de la computadora

– Lo chequeé en base de datos de personas desaparecidas del FBI. Ningún "desconocido" que encaje con la descripción, y verifique la patente para ver si tenía violación de tráfico

– Te lo dije, no creo que papá quiera que sea encontrado.

– Y yo intentaré no sentirme ofendida porque crees que mi investigación previa sobre papá no es suficiente, y de que creyeras que permitiría que deje que exista algún registro de nuestras múltiples violaciones de tránsito, de nuestras múltiples patentes – dijo Altaira con su voz desbordando de sarcasmo antes de tomar su café, a lo que Sam solo le pudo responder con una sonrisa nerviosa a modo de disculpa.

– Mira esto – Dean le paso la computadora a Sam – una noticia del Plain Courier de Ankeny, Iowa como a 100 millas de aquí.

– El cuerpo mutilado fue encontrado cerca del auto de la víctima estacionado en la ruta 9 – leyó en alto el artículo

La tercera WinchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora