Sehun colocó las palmas en el torso de Chanyeol para mantenerse en pie o, de lo contrario, habría caído rendido ante el asalto de sus caricias. Suspiró y se dejó llevar por el beso de su esposo y ni siquiera intentó protestar cuando él deslizó la lengua por su labio inferior, para convencerle de que separase los labios.
Quizá a Chanyeol no se le diese demasiado bien hacer el amor, pero Sehun podría perderse en sus besos. Quizá incluso pudiera convencerlo de que siguiese besándole y se olvidase del resto.
— Devuélveme el beso —le pidió él, murmurando—. Abre la boca. Deja que te saboree –
Sus palabras eran como terciopelo sobre la piel. Sehun tembló y se notó los pechos más pesados. Notó una extraña sensación en su cuerpo, en partes que no podía mencionar. ¿Cómo era posible que Chanyeol le hiciese sentir esas cosas cuando solamente le estaba besando?
Él le colocó entonces las manos en la cintura y luego se las deslizó hasta los hombros y por el cuello hasta alcanzar su rostro. El calor que desprendían sus palmas lo quemó y Sehun sintió como si la hubiese marcado para siempre; podía notar aún sus dedos en las mejillas, a pesar de que había sido una caricia exquisitomente suave, como si le recorriesen la piel diminutas criaturas aladas.
Incapaz de negarse más a su insistente lengua, abrió un poco la boca y dejó que la deslizase dentro. Cálida y fuerte. E increíblemente pecaminosa. Era algo muy sensual y Sehun estaba convencido de que debería abstenerse, pero no pudo. La tentación de saborear a Chanyeol y de devolverle el beso era demasiado fuerte. Tan fuerte que le producía una intensa presión en las sienes y en la mente y también en el interior de su cuerpo. Movió tímidamente la lengua sobre los labios de él, que gimió, y el se apartó de inmediato, temeroso de haber hecho algo mal.
Chanyeol volvió a pegarle a su cuerpo de nuevo y capturó de nuevo sus labios, tan hambriento y desesperado que Sehun se quedó sin aliento.
— Hazlo otra vez —susurró él—. Averigua qué sabor tengo –
A juzgar por su tono de voz, a su esposo no le había disgustado que lo tocase con la lengua. Algo inseguro, volvió a deslizársela por los labios. Él relajó la boca al notar la de Sehun y le dio acceso a su interior.
Sintiéndose más atrevido que instantes atrás, deslizó la lengua dentro de la cálida y húmeda boca de Chanyeol. Se estremeció al comprender lo carnal que podía ser algo tan simple como un beso. Se sentía vulnerable, como si estuviese desnudo, mientras Chanyeol saciaba su lujuria una y otra vez. Sólo que en esa ocasión era el quien ardía de deseo por él. Sehun quería tenerlo encima, que la cubriese con su cuerpo. Se sentía ansioso y excitado, como si su piel no pudiese contenerle.
— Esta vez te desnudaré como es debido —susurró él, mientras lo iba llevando hacia la cama –
Sehun estaba tan aturdido que le costaba comprender sus propios pensamientos. Frunció el cejo al darse cuenta de que Chanyeol volvía a hacerlo todo mal. ¿Acaso tenía que enseñárselo todo?
— Soy yo el que debería desnudarte. Es mi deber —le dijo –
Él sonrió.
— Sólo es tu deber cuando yo lo diga. Esta noche tengo intención de desnudarte y de disfrutar de cada momento. Mereces que te seduzca, tesoro. Hoy será tu noche de bodas. Si pudiera retroceder en el tiempo lo haría. Pero no puedo, así que te daré lo mejor que tengo –
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Mi Enemigo
FanfictionCuando el matrimonio es la única salida. Chanhun Sehun bottom Adaptación sin fines de lucro. Créditos a la autora correspondiente.