Capítulo 18

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Chanyeol estaba tan furioso por el incidente como su esposo, pero no por eso iba a permitir que el lo riñese delante de sus hombres.


— Silencio —dijo –


Sehun abrió los ojos y dio un paso atrás. Perfecto, pensó Chanyeol, por fin empezaba a entender cuál era su lugar. Pero justo entonces, la mirada de el cambió y le espetó furioso.


— No pienso guardar silencio —le dijo en voz baja—. Tiene que haber un lugar seguro para que los niños puedan jugar y correr libremente. No pueden estar tan cerca del patio de armas si tus hombres tienen tan mala puntería –


Él recogió la flecha y examinó los dibujos que tenía en el astil. Después volvió a mirar a su esposo.


— Hasta que sepa quién es el responsable de esto, te abstendrás de insultarnos ni a mí ni a mis hombres diciendo que ha sido culpa nuestra ¿Cómo puedes creer que yo permitiría que sucediese algo así? Vuelve al castillo y ve a ver cómo están los niños. Cormac te escoltará hasta allí –


Sehun lo miró dolido, pero se dio media vuelta y se alejó de allí tan de prisa que su traje revoloteó a su alrededor.

Chanyeol se acercó furioso a Gannon.


— Encontrarás al hombre que ha disparado esta flecha y lo traerás ante mí. No sólo podría haber matado a un niño, podría haber matado a mi esposo –


Apretó la flecha al recordar lo cerca que ésta había pasado de Sehun y de él. Aunque no le haría demasiado daño a un hombre de su tamaño, a joven como el podía herirlo de muerte.

Bajó la vista hacia la hierba en la que había estado tumbada su esposo segundos atrás. Frunció el cejo y dobló una rodilla para agacharse. Se le hizo un nudo en la garganta y el corazón se le aceleró. Había una mancha de sangre justo al lado de una de las pisadas de Sehun. Siguió el rastro de las pisadas con los ojos y vio que iban acompañadas de más gotas de sangre.


— Dios santo —murmuró —

— ¿Qué pasa, Chanyeol? —le preguntó Jongin, alerta —

— Hay sangre.


Se puso en pie de un salto y miró a su esposo, que seguía caminando hacia el castillo.


— ¡Sehun! –


El estaba a punto de llegar a la escalera del castillo cuando el grito de él lo detuvo en seco. Hizo una mueca de dolor y se dio media vuelta. El único problema fue que el mundo no dejó de girar cuando el se detuvo.

Se tambaleó sobre los pies y parpadeó intentando mantener el equilibrio. Fue muy raro, porque las rodillas le temblaban como si fuesen de gelatina. Antes de darse cuenta, se encontró caída de rodillas en el suelo y viendo cómo su esposo corría hacia el como un ángel vengador.


— Oh, Dios —murmuró Sehun—. Esta vez sí que le he hecho enfadar –


Pero Chanyeol no parecía estar enfadado. Parecía... preocupado. Llegó hasta donde estaba y se arrodilló a su lado. Gannon, que se quedó de pie junto al laird, también parecía preocupado. Incluso Jongin había perdido aquel expresión de aburrimiento que tenía siempre. Fruncía el cejo y lo estaba mirando como si esperase que Sehun hiciese algo.

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