2. Búsqueda

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Victoria tuvo desde aquella noche una nueva obsesión. Un nuevo objetivo que conseguir. Desde siempre, sus padres le habían dicho que era constante y tenaz, y que una de sus virtudes era que luchaba hasta el final por aquello que quería. Era así desde pequeña, y no parecía probable que fuera a cambiar a sus cuarenta y dos años.

Pero esto no era sacar buenas notas en la carrera, o comenzar un negocio desde cero. Podía ser exitosa en su vida, y no tener ni idea de médiums. De hecho, no tener idea de médiums suele ser lo normal en la vida de cualquiera.

—Cuando te dije que tenías que superar esto no era de esta forma, lo sabes, ¿no? —le preguntó Virginia dos tardes después, de nuevo en su salón.

—Sabía que era un error dejarte unas llaves de casa.

—No fue un error. Me estaba quedando sin tarjetas, y en cualquier momento tu vecina cotilla me habría denunciado por intento de allanamiento.

—Y yo la habría apoyado.

Victoria le contestaba sin mirarla apenas, solo pendiente de la pantalla de su ordenador, donde navegaba entre las distintas pestañas que iba guardando tras las búsquedas en la web.

—¡Vamos, Vi! No puedes seguir con esto —pidió.

Suspiró y dejó el portátil sobre la mesa, ahora sí prestándole toda la atención a su amiga.

—No lo entiendo, Virgi —le dijo cruzándose de brazos—. Querías que no me quedara tumbada en el sofá. Ahora tampoco quieres que tenga una misión en la vida.

Virginia la miró con una ceja alzada, queriendo decirle muchas cosas, pero tomándose un momento para encontrar las palabras correctas.

—Doble V te necesita, Vi. No es lo mismo sin ti.

Victoria la miró, apretando los labios en una triste sonrisa.

—Lo hemos hecho bien, Virgi. Doble V puede funcionar sin mí perfectamente. Incluso tú podrías tomarte unas vacaciones largas y seguiría en marcha.

—Vale, tienes razón —reconoció—. Yo te necesito. Quiero que mi socia y mejor amiga esté bien.

—Y yo necesito hacer esto. Tú misma me lo dijiste...

—¡Yo no dije que buscaras una médium! —la interrumpió queriendo dejarlo bien claro.

—Sí me lo dijiste, yo lo escuché claramente. —Hizo una pequeña pausa por el bufido de su amiga—. Si Carlos quiere que lo deje ir, me lo tendrá que decir.

Virginia negó con la cabeza y se rindió, sabiendo que no iba a quitarle lo que para ella era una absurda idea, se le veía en la cara que así lo pensaba.

—Está bien. Pero prométeme que no irás a ver a nadie sin mí.

Esta vez Victoria sí sonrió de forma sincera, y Virginia le respondió con el mismo gesto una vez que le asintió conforme.

Volvió a ponerse el portátil sobre las piernas, intensificando la búsqueda, tratando de recuperar los minutos perdidos. Necesitaba encontrar a alguien que le diera confianza, algo bastante raro en el mundo paranormal.

Ni todas las brujas hacen hechizos, ni todos los que dicen ser videntes ven, ni todos los que afirman ser médiums median. Ella no podía dejarse engañar por nadie, así que buscaría en todos los rincones de la red.

—¿En serio? ¿Tripadvisor? —le preguntó Virginia cuando comprobó todas las páginas web que tenía abiertas.

—No te escandalices. Ya he descartado a dos gracias a las reseñas de la gente. Uno tenía una estrella y lo titulaba: Fraude —completó haciendo un gesto grandilocuente con las manos, como si estuviera hablando del título de una película.

No es otra tonta comedia rural... o sí.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora