Just Like Fire [Leo Valdez y tú] TERMINADA✓

20- Descubro un nuevo poder alucinante

P.O.V. (T/N)_________

Camino con la espalda bien derecha tratando de aparentar seguridad, cuando realmente estaría huyendo de aquí si no fuera porque Leo podría correr peligro. Hay mucha gente aquí que da repelús, así que trato de guiarme por mi instinto hacia donde pueda estar Leo (y mi instinto me dice que evite a la mayor cantidad de gente posible).

La música retumba en mis oídos, y de vez en cuando veo a algún chico mirarme más tiempo de lo normal y andar hacia mí, caso en el cual me escabullo disimuladamente del lugar deteniéndome lo menor posible hasta que le doy esquinazo. Avanzo según van disminuyendo los grupos de gente hasta llegar a un pasillo desierto que tiene una puerta al fondo.

Camino hacia ella y estoy a punto de abrirla cuando aparece un guardia que me detiene el paso.

- Acceso reservado

- Verá, caballero... -intento explicarme

- Semidiosa -me interrumpe olfateando el aire, y crece hasta convertirse en un cíclope de dos metros y algo.

Casi nada.

Suspiro -Ya me he cargado a uno de los tuyos, no me hagas...

- ¡RARGGGG! -grita corriendo hacia mí

- Tú lo has querido -cuando está a punto de alcanzarme, la hoja de mi espada (camuflada por Afrodita como un pintalabios) rasga el aire y el monstruo cae muerto. Limpio la hoja con la camiseta del cadáver, porque la limpiaría en mi propia ropa pero me da demasiado miedo la reacción de Afrodita.

Sin más, abro la puerta con cuidado de no hacer ruido y me meto en la habitación.

Me doy de bruces con un seto nada más poner un pie en la habitación.

-¡Au! -susurro- ¿Quién pone un set-?

"Espera, (T/N)_________, eres hija de Deméter, puedes controlarlo". Ordeno a la planta que me esconda y avanzo con la espada en la mano. Pronto me doy cuenta de que es un laberinto, y normalmente me perdería a los dos pasos pero como está hecho de plantas es pan comido. Antes de llegar al final, escucho unas voces y me detengo.

- ¡Vamos, chicas, otra ronda! -y una música country suena.

- Arriba -susurro, y la hierba del suelo me alza lo suficiente para que pueda ver por encima del seto sin ser vista.

Veo a un grupo como de siete chicas algo mayores que yo, todas con hojas enredadas en el pelo y vestidas con túnicas holgadas moradas salvo por una, que lleva un vestido rojo y por cómo habla a las otras debe de ser la líder. Al fondo de todo de la habitación, atado de pies y manos a un poste, está Leo, que más que asustado parece algo aburrido y no me ve.

La música acaba y las chicas comienzan a aplaudir. La del vestido rojo se gira y mira a Leo con una sonrisa malvada.

- ¿Qué le parece nuestro baile, falso lord Dioniso? ¿Recuerda nuestro último encuentro?

Leo sonríe antes de contestar, pero parece nervioso.

- Es complicado de olvidar cuando unas hermosas chicas casi me matan... Babette.

Babette le devuelve la sonrisa y se vuelve hacia sus amigas.

- ¿Qué decís, chicas? ¿Lo hacemos picadillo ahora o esperamos un poco?

Las demás gritan como locas y alzan los puños al aire. La sonrisa de Leo se desvanece.

- ¿No queréis un rato más al gran Leo Valdez? ¡No sirvo de mucho si estoy cortado en pedacitos!

Una de las chicas se gira a verlo como si hubiera insultado a su madre.

- ¡No te queremos a ti! ¡Queremos al verdadero lord Dioniso!