vagando en lo desconocido

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con el tiempo se volvió más fácil. Conseguí un pequeño apartamento y un trabajo como cuidador de niños. conocí a gente agradable y linda que me ayudó a cerrar la herida de la traición de Luz.

Un día, mientras estaba ocupado cuidando a los niños, Viney, una de las chicas que me ayudaba, me informó sobre un joven desesperado que necesitaba hablar con la encargada del lugar. Me acerqué después de dejar a Marcus limpio y sonriente.

"Hola, necesito hablar con la encargada del lugar", dijo el joven con seriedad.

"Soy yo, ¿en qué puedo servirte?" respondí educadamente.

"Necesito que cuiden de mis hijos, ya que no estoy en buenos términos con mi exmujer", explicó con cierta tristeza.

"Oh, bien. Solo envía la dirección y estaré allí para cuidar de tus hijos", dije con una sonrisa, sin sospechar que la casa de este hombre era la casa de mi expareja.

Al llegar, noté un detalle peculiar en la puerta: tres toques específicos. Al abrir la puerta, me encontré cara a cara con ella, la morena que alguna vez tuvo mi corazón.

"Tú..." murmuró ella.

Respiré profundamente y respondí lo más seria y formal posible, "Hola, vengo de HexTec, cuidado de niños y adolescentes."

"HexTec? Yo no contraté a nadie", respondió de manera grosera.

"Su exmarido habló conmigo, así que, ¿dónde están los niños?" ignoré su grosería.

"Mamá!!", gritó un niño moreno con ojos color rubí y pelo oscuro.

"Alec, te vas a caer", dijo una niña que tenía una sorprendente similitud con ella: ojos dorados, cabellera gris y castaña, piel morena.

"¡Dany!?" grité sin darme cuenta.

"Mamá!!" gritó ella con emoción.

La cargué y la abracé con fuerza. La había extrañado tanto después de que se fue con su madre. "¿Qué haces aquí, mi vida?" le pregunté mientras acariciaba su pelo en círculos.

"Luz me adoptó después de que no aparecías, mami", dijo en un sollozo ahogado.

"No llores, mi niña."

Después de todo, estaba con mi hija. ¿Qué más podría pasar en esta casa? Lo que sabía es que si quería irme rápido, tenía que ignorar los sentimientos que estaban queriendo salir y poder disfrutar de estar con mi pequeño saltamontes.

Aunque el reencuentro con mi hija Dany fue emocionalmente abrumador, me esforcé por mantener la compostura mientras continuaba cuidando de los niños en la casa de Luz. El tiempo parecía detenerse mientras observaba a Dany y a su hermano Alec, los hijos de Luz. La ironía de la vida se revelaba en cada detalle.

Después de la sorprendente revelación de que Luz había adoptado a Dany, la incomodidad llenó el aire. Luz, con su actitud altiva, continuaba negando haber solicitado el servicio de HexTec.

"Esto debe ser un malentendido", insistía Luz con desdén, evitando mi mirada.

Intenté dejar a un lado las emociones tumultuosas mientras continuaba con mi deber. Cuidar de los niños se volvió una tarea delicada, ya que mi pasado y mi presente chocaban en aquel lugar. Dany, sin embargo, se aferraba a mí con la inocencia de un niño que anhelaba la conexión materna.

En medio de la tensión, decidí hablar con Luz en privado. "Necesitamos resolver esto por el bien de los niños", le dije con firmeza.

Luz finalmente accedió a dialogar en privado. En una habitación apartada, enfrentamos la realidad de nuestro encuentro inesperado. Las palabras no dichas resonaban en el aire, y los recuerdos compartidos emergían como fantasmas del pasado.

"¿Por qué nunca me hablaste de Dany?" pregunté con un nudo en la garganta.

Luz, con una mezcla de arrepentimiento y orgullo, explicó cómo había decidido criar a Dany por su cuenta después de mi ausencia. La verdad era dolorosa, pero al menos Dany había encontrado amor y cuidado en su hogar.

A pesar de la confusión y la tensión, acordamos trabajar juntas por el bien de los niños. HexTec seguiría brindando el cuidado necesario, aunque la sombra de nuestro pasado complicara cada interacción.

El reencuentro no resolvía todas las preguntas ni borraba las cicatrices del pasado, pero representaba un paso necesario hacia la aceptación y la coexistencia. En aquella casa, entre las risas y travesuras de los niños, enfrenté un nuevo capítulo en mi vida, donde el pasado y el presente se entrelazaban de manera inesperada.

Tiempos RotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora