Stefan salvatore

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Aisha: Elijah, déjame pararte el corazón

Sus ojos se agrandan considerablemente, abre y cierra la boca repetidas veces. Puedo notar lo nervioso que se ha puesto. Para tranquilizarlo le sonrío de la forma más sincera posible.

Aisha: No te dejaré morir, solo es un momento para que la orden que le diste a Katherine desaparezca

Elijah: ¿No es más sencillo si simplemente voy? Puedo ayudarte si me dices lo que planeas

Aisha: Ella fue la responsable del suceso de la daga, así que pienso hacerla llorar. Para eso tiene que estar completamente a mi merced

Elijah: Quieres traerla a tu territorio... Pero ella es demasiado astuta

Aisha: ¿No lo sabías mi noble original? El amor nos vuelve tontos (inclino mi cabeza hacia un lado sonriendo con malicia)

Elijah: Tengo curiosidad del porqué eres tan confiada. Adelante (extiende sus brazos dándome toda su confianza y en este caso, también su vida)

Pongo mi otra mano encima de la que ya tengo en su pecho y ordeno a su corazón parar. Su cuerpo enseguida se pone rígido. Cuando veo que su cuello se oscurece rápidamente obligo a su corazón latir de nuevo.

Su respiración vuelve a la normalidad poco a poco. Una vez me aseguro que esta bien me levanto en dirección a la pared. Al tocarla pongo un hechizo que hace que Katherina Petrova pudiera entrar sin problemas pero no salir.

Aisha: Gracias, y... de verdad siento la situación de antes

Elijah: No ha sido culpa tuya. Estate tranquila, te aseguro que ellos no volverán a intentar nada. Lo he podido notar en sus miradas

Al llegar a mi lado acaricia lentamente mis mejillas transmitiéndome que puedo contar con él para lo que sea. Mis ojos se cierran y noto cómo posa sus labios en mi frente.

Elijah: Descansa, elskan

Me voy a la cama, ¡estoy deseando que sea mañana! Si cree que el único peligro para ella es Klaus lo lleva claro. Una vez que me cabrean puedo ser el mismísimo diablo.

Me despierto a media noche o eso suponía yo ya que estaba todo bastante oscuro. Noto mi garganta seca así que decido bajar a por agua. Una vez en la cocina oigo un ruido en el comedor y cómo cualquier persona estúpida me dirijo en esa dirección.

Bueno, de todas formas yo tengo poderes. No me volverá a pasar nada similar cómo lo de Jules. ¡Pienso pisotear a todo aquel que se acerque sin mi consentimiento!

Un escalofrío recorre mi columna vertebral y podríais decir ¡sal de ahí ya mismo! Pero lo asombroso es que no es uno de miedo, sino uno de excitación. ¡Definitivamente se me han fundido todos las neuronas que me quedaban!

Unos brazos me rodean por detrás, me atrapan, son demasiado fuertes, a penas puedo moverme. Noto su cara enterrarse en mi cuello. ¿Será alguno de mis vampiritos? Despacio me voy dando la vuelta y me encuentro con una sonrisa torcida.

Mentiría si dijera que no me parecía caliente, pero... ¿por qué no puedo ver su cara? Por un momento la luz de la luna le alumbra dejándome ver unos ojos completamente negros con el iris brillando de un color ámbar, casi parecían oro.

Me levanto sobresaltada, al mirar a mi alrededor me doy cuenta que estoy en mi habitación. Una mano se posa en mi hombro lo que me sobresalta provocando que me la quite de un movimiento brusco.

Unos ojos verdes me miran preocupados. Mi corazón continúa latiendo a un ritmo para nada normal. ¿Eso era un sueño? Parecía demasiado real.

Stefan: Tranquila, sólo era una pesadilla

Estos vampiritos son míos (TVD y TO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora